Lancheros creen que documento aprobado por el Papa los perjudicará
La Iglesia informó que estaría prohibido esparcir las cenizas, pero desde el Muelle Prat dicen que "si la gente paga lo haremos igual".
D e acuerdo a un documento aprobado por el Papa Francisco, "no se podrán dividir, procesar o conservar en las viviendas los restos de los cuerpos cremados". De esta manera, la Iglesia Católica informa que no tiene problemas con que los difuntos sean cremados, pero sí que las cenizas sean esparcidas o conservadas en una casa o residencia. ¿La razón? porque la comunidad cristiana sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos antes que otro tipo de prácticas.
"Para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos", expresa el escrito. Además, advierte que "en el caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le han de negar las exequias".
Por lo anterior, los más desanimados con la noticia son los lancheros que, además de los típicos paseos por la bahía, ofrecen el servicio de acompañar a las familias a despedir a sus seres queridos en el mar.
"Nos perjudica"
Alexis, uno de los lancheros del Muelle Prat, comenta que no tenía idea de la prohibición. "Ahora estoy trabajando como para referirme pero sí puedo decir que nos va a perjudicar", declara. Luego le pregunta a unos turistas: "¿Un paseito en lancha, dama, caballero?, ¿un paseito por la bahía?".
David Orellana, otro lanchero, indica que se había enterado hace poco. "Es frecuente que la gente venga a eso, a tirar cenizas de sus seres queridos y esto del Papa a nosotros nos va a afectar por los creyentes. Muchos son marinos mercantes o de guerra que tienen la costumbre de venir a despedir así a los suyos", señala.
A su lado, Claudio Arredondo, agrega: "Esto nos perjudica mucho porque acá son harto católicos. Además de arrojar las cenizas están los recordatorios porque constantemente las personas vienen a visitar el lugar en donde tiraron las cenizas. Esa es una entrada que nosotros tenemos, estamos hablando de 30, 40 mil pesos por servicio, porque depende si es funeral o recordatorio".
Alexis -que prefiere omitir su apellido- regresa de invitar clientes a las lanchas y ahora sí tiene ánimo de conversar. "El sábado yo llevé un funeral poh, salimos afuera de la poza porque esto se conoce como la poza ¿ve? (indica el mar que se ve frente al muelle) y llegamos a la altura de la iglesia de Barón, la San Francisco, y ahí se tiraron las cenizas. Se da una vuelta, la despedida y todo como tiene que ser. También se tiran flores y después cuando pasa el tiempo, la misma gente viene a darse una vuelta para visitar a sus seres queridos. Esto es casi todos los fines de semana. Ahora si el Papa lo prohíbe y la gente paga, nosotros lo vamos a hacer igual no más porque nos conviene, así es el negocio", afirma.
Si bien durante la mañana nadie se acercó a pedir este servicio en específico, los lancheros estaban seguros que pronto alguien vendría. "La gente ya lo adoptó como tradición porque el mar tira, amarra y qué más bonito que recordar a la gente que uno quiere viniendo para acá en vez del patio de los callaos", manifestaron.