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En moto llevó a escolar a motel: cayó por violación

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En un lío judicial se metió un joven repartidor de comida rápida, que enamoró y tuvo sexo con una colegiala. Fue arrestado por la PDI por el delito de violación.

El comisario Daniel Sáez, de la Brigada de Delitos Sexuales y Menores (Brisexme) de Valparaíso, relató que el caso se remonta a mediados de abril de este año, cuando un joven identificado como I.G.A., 18 años, repartidor de pizza y sushi, contactó a través de Facebook a una menor de 13 años, compañera de curso de su hermana menor.

Primero entablaron una amistad y luego las conversaciones fueron subiendo de tono, hasta que el joven la convenció de que sostuvieran un encuentro sexual. Fue así que en su motocicleta de reparto de comida rápida, el sujeto la trasladó hasta un motel de la Ciudad Jardín. Ese día la escolar faltó a clases, ausencia que la inspectora informó a la madre de la estudiante. Cuando retornó a la casa y tras ser interrogada, finalmente reveló lo sucedido a su progenitora, que estampó la denuncia ante la PDI.

La Brisexme recabó evidencias, como exámenes médicos que acreditan el acceso carnal, la cámara de seguridad del motel donde se les ve llegando juntos, y parte del testimonio de la afectada. El imputado fue citado para ser formalizado en el tribunal de garantía, pero -según la policía civil- estos meses evadió la acción de la justicia hasta que finalmente pudo ser arrestado. El joven fue formalizado ayer por el delito de violación de menor de 14 años, y quedó libre con las medidas cautelares de firma mensual en la Fiscalía, y prohibición de acercarse a la víctima durante los 90 días de la investigación del Ministerio Público.

Familia salvó de milagro de morir en un incendio

Matrimonio y dos de sus hijos sufrieron quemaduras, en el siniestro que destruyó casa okupa en Porvenir Bajo. "Esto se veía venir", dicen en el barrio.
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Fabián San Martín D.

Era una tragedia predecible en el barrio, la que afortunadamente sólo dejó con lesiones menores a una familia playanchina.

La emergencia se registró en la casa 82 del pasaje 25 de Porvenir Bajo. Según los vecinos, el inmueble de material ligero fue embargado por un banco hace algunos años, y quedó abandonado a merced de una pareja de hermanas y otros seis individuos que lo ocuparon ilegalmente. Eternos carretes en días hábiles y fines de semana, con abundante ingesta de alcohol y drogas, tenían aburridos a los residentes que temían una emergencia de proporciones. Y así ocurrió ayer pasada la medianoche, cuando se sintió un nuevo escándalo y aparecieron las llamas en la vivienda repleta de basura.

El panadero José Alfonso reside en el N° 76, justo al lado de la construcción afectada. "Estábamos acostados ya próximos a dormirnos cuando sentimos bulla. Me levanté y el living estaba iluminado. Abrí la puerta y las llamas estaban encima de mi casa".

Las lenguas de fuego los rodeaban, así que en una rápida decisión José arropó a su hijo Benjamín de 3 años y junto a su esposa, una bebé de dos semanas, y el hijo mayor escaparon antes que el calor los consumiera. No había posibilidad de escape por el patio trasero, así que la única opción era salir a la calle. Junto a una mascota atravesaron todos un túnel incandescente y pudieron salvarse.

Quemaduras

El jefe de hogar sufrió quemaduras de primer grado en su cara, oreja y pierna derecha; su esposa María José, de 32, tuvo quemaduras leves en la zona dorsal y Benjamín quemaduras leves en el dorso de su mano derecha. La bebé salió ilesa. El más perjudicado fue Misael, de 13 años, porque el fuego le afectó la oreja y mano derecha, heridas de carácter menos grave. Fueron atendidos en el hospital Van Buren y luego dados de alta. "Nos salvamos jabonados, la sacamos barata... podría haber sido mucho peor y haber muerto todos. De milagro la casa no se prendió", admite José en su hogar que no se quemó gracias a la intervención de bomberos de cinco compañías. En el proceso de remoción de escombros, el voluntario Maximiliano Alfaro Carrillo, de 38 años, resultó lesionado con un corte en su mano derecha, cuando removía parte de la techumbre. Tuvo una fractura en el dedo medio de la mano derecha de carácter grave. Fue derivado al IST y se recupera en su domicilio.

En el barrio están molestos con los ocupantes del sitio destruido, los que se hicieron humo tras el desastre. Todo apunta a un hecho intencional luego de una nueva juerga. Si bien no hubo desgracias humanas, pereció calcinada una camada de cachorros. Habían denuncias a la junta de vecinos por el mal vivir de estas personas. "Esta casa okupa era un peligro público y foco infeccioso. A diario tomaban alcohol, habían peleas y existían denuncias a la junta de vecinos pero nunca se hizo algo. Quedamos con miedo y la verdad nos queremos ir de acá por nuestros niños pequeños", señala José, que por ahora está impedido de trabajar en la panadería para no exponerse al calor.