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Paul Harris: la biblioteca pública que no se rinde ante Wikipedia

Fundada en febrero de 1969 en Villa Alemana, es la segunda más antigua de la V Región después de la Santiago Severín de Valparaíso. Su encargado dice que ya no van estudiantes a hacer tareas, pero que el club de lectura que permite llevar los libros a casa y los adultos mayores que aprenden computación la mantienen vigente.
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Cinthia Matus O.

Cuando no existía Wikipedia y los trabajos debían escribirse a mano -con excelente caligrafía- la única forma que había para hacer las tareas era acudir a las bibliotecas. Así, los escolares pasaban tardes enteras solicitando libros, los cuales les brindaban la información que requerían.

René Mancilla Villalobos, encargado de la biblioteca pública "Paul Harris" de Villa Alemana, recuerda que hasta unos 200 niños llegaban a invadir las salas todos los días.

"Antes esto era un hervidero de mesas y sillas con cientos de niños en las cuatro salas. Era un burbujeo de escolares pidiendo libros para hacer tareas porque la estantería en ese entonces no era abierta. El escolar pedía el libro al encargado y luego se sentaban a leer y a hacer sus tareas. Era muy bonito y alentador, pero ahora eso ya no pasa ni acá ni en ninguna biblioteca", comenta con un dejo de tristeza.

En efecto, desde noviembre de 2002 que los alumnos ya no asisten a hacer tareas. O más bien, a pedir libros para hacerlas. ¿La razón? llegaron los computadores.

"Cuando en las bibliotecas públicas se implementó el sistema de internet y computación en el 2002, los niños seguían viniendo, pero sólo para usar los pc. Venían y decían 'no, señor, yo no quiero un libro, quiero el computador' y eso era un poco lastimoso. Fue el costo que se tuvo que pagar por el adelanto", expresa Mancilla.

La llegada de los computadores viene de la mano del programa "BiblioRedes", que pertenece a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam). Su objetivo, tal como indica su página web, es "transformar a las personas en agentes de desarrollo cultural y social desde las Bibliotecas Públicas y el ciberespacio, y así, superar el aislamiento gracias a Internet y las nuevas tecnologías digitales".

De esta manera, las 425 Bibliotecas Públicas (45 cimentadas en la V Región) y los 18 Laboratorios Regionales que subsisten a lo largo del país, han tenido que adaptarse al programa.

"Ahora las cosas han cambiado un poco porque el internet y el mundo digital ha modificado el sistema, pero hay otros elementos que han venido a resarcir un poco esta situación. En esta biblioteca, por ejemplo, hemos implementado el club de lectura a domicilio. Como antes todos leían acá, ahora el público puede llevarse los libros a la casa y después devolverlos. Para esto deben inscribirse y ya contamos con más de mil socios", detalla el encargado.

Si bien el origen de las bibliotecas públicas datan del siglo XVIII y la más antigua en Chile es la Santiago Severin de Valparaíso (fundada en 1873), la Paul Harris se ha ganado el cariño de la gente por su indiscutible perseverancia en el tiempo y porque es la segunda biblioteca más antigua de la región, seguida por la fundada en la casa de Manuel Montt, en Petorca, el 1 de mayo de 1969.

"La biblioteca pública N°89 Paul Harris fue fundada el 29 de febrero de 1969, por el Rotary Club de Villa Alemana. Su nombre se debe justamente al fundador del Rotary internacional. Sin embargo, la biblioteca es rotaria municipal porque después, cuando había ciertas limitaciones de presupuesto y de material bibliográfico, se hizo el convenio con la Dibam y después, en 1996, con el municipio. Así que hay tres entidades involucradas: el Rotary, que donó este edificio en 1970; la Dibam, que que sostiene el material bibliográfico y la municipalidad que es el sostenedor", explica el encargado.

René, que lleva 32 años velando por el perfecto funcionamiento de esta biblioteca, afirma que con el paso de los años también se han dejado de lado otras actividades por el surgimiento del Centro Cultural Gabriela Mistral, ubicado en calle Santiago. "Ahora ya no se hacen lanzamientos de libros ni nada de esas actividades porque desde que hay Casa de la Cultura en Villa Alemana, se hacen allá y durante años yo estuve haciendo estas cosas acá. La Casa sólo tiene cuatro años de vida, pero todos los eventos culturales se hacen ahí porque el espacio de la biblioteca es pequeño y ya con 30 personas se hace chico. La comunidad ganó en cultura, eso es lo importante", manifiesta.

Robos hormiga

No obstante, el encargado de Paul Harris confiesa que le tiene tanto cariño al recinto, que ha postulado proyectos al Fondo del Libro para seguir en vigencia. "Así se va renovando el material y se le entrega lo mejor a la comunidad. Además, en estos últimos ocho años, tres veces ha sido restaurada la infraestructura, lo cual se valora mucho porque con los terremotos y sismos estaba bastante afectada. Ahora está hecha un lujo,muy acogedora, así que sin duda es una bendición", expresa.

Lo que sí lamenta el bibliotecario, es que durante el último tiempo, ciertas personas han comenzado a robarse los libros. Tanto así, que se ha visto en la necesidad de pegar avisos en las paredes con el siguiente mensaje: "Hurto de libros. Se ha detectado un hurto sistemático de libros en esta biblioteca. Se estima entre 200 y 300 libros, tal vez más. Se ha puesto denuncia ante Fiscalía y Carabineros, a la espera de investigación. Se informó igualmente a municipalidad y Dirección de Bibliotecas".

Resignado, René declara: "Esto suele pasar en las bibliotecas públicas. A diferencia de la Severin, que tiene guardias y hasta cámaras de seguridad, aquí estoy yo solamente y no puedo estar en todas las salas. Es muy lamentable, pero no todas las personas tienen buenos valores y por eso se roban los libros. Al final el daño es para la comunidad", sentencia.

Para mitigar esta problemática, René Mancilla está constantemente haciendo inventarios para registrar en un sistema computacional cuáles son los libros que están desapareciendo. De esta forma, le comunica a Dibam, quien le vuelve a enviar material.

"Ahí es otro trabajo pesado porque tengo que registrar cada libro nuevo y también revisar las donaciones que nos hacen llegar personas como instituciones. En las donaciones llega de todo y tengo que seleccionar lo que no tenemos... el problema es que también se hacen chicos los estantes", declara.

Adultos Mayores

En este sentido, los que más cuidan y respetan la biblioteca son los adultos mayores. Ellos, además de leer y llevarse libros para la casa, aprovechan los cursos de computación que Cecilia Carreño imparte todos los días de 11.00 a 14.30 horas.

"Dictamos cursos básicos que duran dos semanas . Son seis computadores para seis alumnos porque no se pueden hacer clases en un computador para dos personas. Acá las personas llegan en cero, pero después se van muy contentos porque algo han aprendido. Salen de su ignorancia que hay en cuanto a computación. Y lo más impresionante, es que son muchos adultos mayores que vienen, aprenden y se esfuerzan. En dos semanas hay muchas adultos mayores que se interesan por los cursos, eso es asombroso. Viene y aprende y se esfuerzan. Aprenden a escribir en Word, trabajar con imágenes prediseñadas, buscar información, enviar correos electrónicos y visitar medios de internet", asegura.

Irma Olguín, que tiene un papel en escritorio para memorizar lo que le enseñan, señala que tomó las clases porque nadie le ha querido enseñar. "Es primera vez que tomo un computador. Me parece muy bien porque mi nieto nunca me ha querido enseñar porque no tienen paciencia con los mayores. Quiero aprender a manejarla y entretenerme con los juegos. También comunicarme con gente del extranjero", comentó.

Su compañera Marisol Lisboa, agregó: "Yo vine porque a uno le da como miedo llegar y tomar los computadores de los hijos porque le puede borrar algún archivo. Así que quise empezar de cero para actualizar conocimientos y no perder la práctica y quizás más adelante conseguir trabajo".

Otra de las favorecidas es Ana María Peñaloza, quien por su artritis reumatoide debe movilizarse en silla de ruedas. "Se hizo una feria del libro en la Casa de la Cultura y dieron a conocer este curso y me inscribí. Empecé hace un día y no sé nada de computación, pero estoy contenta porque quiero aprender a usar las redes sociales y yo no entiendo nada de eso. Además porque ahora hay acceso para discapacitados y eso me permite llegar sola y sin ayuda", expresó.