El enfermo está de cuidado, casi sin respuestas a estímulos físicos, la vista perdida, fija en el calendario del 2018, los brazos caídos, sus fuerzas están en huelga, la presión interna en constante subida 77/23, los niveles de descontento no ceden ante los pequeños trasplantes que se le ejecutan, el último examen general que se le efectuó el domingo pasado, sólo confirmó la poca participación de los anticuerpos, talvez ya agotados de intentarlo, el diagnóstico transversal fue de estado de sopor extremo, a lo anterior para colmo se suman los problemas de audición de su médico de cabecera, pérdida total del oído derecho y parte del izquierdo, definitivamente no oye nada, ante esto, la junta médica de expertos recomienda una cirugía general "al corazón político" y no pequeñas curaciones intrascendentales, que sólo agravan el estado febril general, el rumor de pasillo es que el enfermo sería alérgico a la anestesia general, por eso sólo hasta el momento se ha usado del tipo local, pero igual todo indicaría que la solución pasa por una "cirugía mayor", junto a un cambio de antibióticos, los que toma hoy son improductivos, los virus internos mutaron y se tornaron indemnes, además un órgano vital recién trasplantado, encargado de fiscalizar y juzgar, comenzó a sufrir rechazos, al parecer por conflictos de intereses que traía de su vida anterior. Cabe hacer notar que en las puertas de la clínica, ubicada en calle Moneda, se comienzan a juntar médicos interesados en postular para operar al enfermo, algunos nuevos y sin experiencia en estas lides y otros "experimentados en mesas de operaciones varias", los primeros con soluciones populistas y los segundos con la clara intención de no tropezar con las mismas piedras, en cirugías como el Transantiago y el Censo por citar algunas. Próximo parte médico, en cualquier momento.

Luis Enrique Soler Milla.