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Flores, remolinos y recuerdos brillaron en Valparaíso y Viña

Cementerios locales recibieron a cientos de porteños y viñamarinos que fueron a visitar a sus seres queridos, aunque la convocatoria fue menor a años anteriores.
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Matías Valenzuela

Flores, remolinos, peluches, banderines, fotografías y uno que otro juguete, se vieron descansando junto a las lápidas de los cementerios n°3 de Playa Ancha y Santa Inés, de Valparaíso y Viña del Mar respectivamente. Como sucede cada año, las puertas se abrieron desde muy temprano para recibir a gran cantidad de personas en lo que es el día más agitado de año en las necrópolis.

En el caso del cementerio playanchino, se notaba a primera vista que, aunque eran varias las personas que visitaban el cementerio n°3, era notoriamente menos que lo que hubo el año pasado, ya que como este año el calendario nos favoreció con cuatro días libres, hubo porteños que prefirieron acudir días anteriores.

Así, con un sobre adornado parque sepulcral, niños, jóvenes y viejos recorrían los rincones del cementerio para rendir tributo a aquellos que ya no están. Una de las sorpresas que se llevaron los asistentes fue entregada por un grupo de niñas que estaban regalando "abrazos gratis".

Cerca de la entrada, se podía ver a unas jovencitas que ofrecían un abrazo a quienes se acercaban y luego les regalaban un corazón de papel con una frase motivacional. Fernanda Villanueva fue una de las voluntarias y cuenta que la actividad es organizada por el eje "Criluz" del liceo Eduardo de la Barra y busca que la gente se sienta mejor con un reconfortante abrazo. "Un ser querido muere sólo cuando se olvida, con estos abrazos queremos que la gente se sienta mejor. Nos ha ido bien, aunque hay algunos que nos ignoran, pero la mayoría acepta con mucho cariño los abrazos", cuenta la muchacha sonriente.

Menos gente

Pese a ser un día movido, no hubo tanta gente como otros años, lo que fue agradecido por los asistentes, pues no hubo grandes problemas para acceder.

Lissette López fue a visitar a su padre Luis López, quien falleció hace nueve años, y dice que quiere mantener esta tradición. "Es bonito, precioso, pero hay veces que no se acuerdan de sus seres queridos y vienen sólo para las fechas importantes, y eso no debería ser así", comenta la playanchina, quien observa una baja del público. "El año pasado había mucha más gente, yo veo menos ahora porque antes se llenaba, como es fin de semana largo la gente vino antes, yo vine anteayer y estaba igual que ahora", menciona.

Muchos de los asistentes replicaron el rito que repiten todos los años para estas fechas, pero también habían porteños que comenzaron con esta tradición, como fue el caso de Rosa Barrera, porteña que fue a visitar a su nieta, quien falleció hace sólo unos meses, de modo que este es el primer Día de Todos los Santos que le toca vivir alejada de ella. "Me gusta a mí esta fecha, es muy bonito que la gente se acuerde de su gente, y que se mantenga la tradición. Yo por lo menos no voy a dejar de venir para acá", señala Rosa, mientras su otra nieta, Antonella, juguetea entre los verdes pastos del camposanto porteño.

El último de castro

Alguien quien vivió la jornada desde un particular punto de vista fue Jorge Castro, el alcalde de Valparaíso estuvo presente en la misa oficial del Día de Todos Los Santos por última vez como edil de la ciudad puerto.

"Como ha sido tradicional, hemos participado en la misa oificiada por el obispo diocesano en que tenemos la posibilidad de asistir con toda la comunidad de Valparaíso, ha sido la verdad particular hemos tenido un bonito oficio religioso y además es el último que a mi me toca estar, desde luego poniendo todo lo que son los deseos de familiares que vienen a este campo santo y vienen a ver a sus deudos. Estamos ya terminando y cerrando una cantidad importante de trabajos", indicó el líder comunal, quien durante la ceremonia recibió saludos de varios porteños que se despidieron de él en una de sus últimas ceremonias oficiales como alcalde de Valparaíso. "La jornada fue muy emotiva, hay una cantidad importante de personas que participan todos los años en la misa, es parte de las tradiciones. Esta es unasuerte de despedida de decir 'bueno la mision está cumplida' y ellos la verdad me vinieron a dar todas las buenas vibras", explicó Castro.

La ciudad jardín

En Viña del Mar, la tónica fue la misma, y los visitantes lograron que la "Ciudad Jardín" hiciera gala de su apodo con la gran cantidad de rosas, girasoles y crisantemos que fueron depositados en lápidas y nichos.

Hasta el cementerio Santa Inés, concurrieron cientos de personas que recorrían en grupos los pasillos y subían las extensas y empinadas escaleras buscando el lugar donde descansan sus seres queridos, algunos con más dificultades que otros.

Los hermanos Altamirano; Ana, Mónica y Nelson, descansan sentados mientras conversan, recuerda y ríen, al frente suyo están los lugares donde solían descansar su madre, hermanos, una cuñada y una sobrina antes de que los trasladaran para hacer la reducción, pero la costumbre de conversar "frente a ellos", es más fuerte así que cada vez que vienen los tres se sientan en el mismo lugar a charlar. "Venimos todos los años, y cualquier día, cuando necesitamos venir, venimos, así de simple. Eso sí, siempre tratamos de venir juntos, se reúne la familia, llegamos hace un buen rato y estamos conversando en familia, más rato nos paramos arreglamos un poco y después vamos a mirar a otros lados donde también tenemos gente", explica Ana Altamirano.

Un caso parecido es el de la familia Flores, donde vinieron "aclanados" con un grupo de quince personas entre primos, hermanos, sobrinos y cuñados, así que aprovecharon la fecha para, de un viaje, visitar a padres, cuñados, suegros y esposos fallecidos hace ya varios años.

Norma Flores dice que hace ya tres años que adoptaron la tradición venir en familia al cementerio para aprovechar de fortalecer lazos y pasar un momento de tranquilidad junto a su gente en esta fecha tan especial.

"Después almorzamos todos juntos, es una fecha especial, aunque en realidad estamos acostumbrados a estar siempre juntos, no necesitamos una excusa para venir como familia y estar reunidos", comenta Norma con gracia.