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Apedrean en la cara a lolo para robarle su celular en estación

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Faltaban sólo 4 minutos para que pasara por la estación El Belloto el Metro con destino a Valparaíso y H.V.M., de 17 años esperaba a un amigo sentado en una de las bancas con su celular entre las manos.

El estudiante, de cuarto año medio del colegio Adventista de Quilpué, había subido en la estación Sargento Aldea y se bajó en El Belloto para juntarse con su amigo y seguir juntos hacia Viña del Mar. Eran las 12.50 horas de la tarde.

En ese instante y sin mediar palabra alguna fue sorprendido por un sujeto que tomó un trozo de cemento y golpeó fuertemente su cara, todo para quitarle su teléfono celular.

Saltó las rejas

Así de rápido como fue el ataque, el sujeto saltó la reja y huyó con dirección desconocida dejando al muchacho que está a días de graduarse de cuarto año medio, con heridas en su cara.

Una joven lo ayudó y lo calmó mientras llegaba la ayuda, el muchacho se encontraba en estado de shock y muy aturdido por el fuerte golpe que recibió.

"Esto fue bien traumático para mi hijo, fue llevado al hospital por carabineros y el guardia prestó primeros auxilios, pero después se desligaron. El tipo lo atacó sin mediar palabras, una bestia que no dio tiempo a reacción, se sintió intimidado y él ahora está mal enojado y con rabia con un sentido de injusticia", relató su mamá.

El sujeto era un hombre de contextura gruesa de unos 20 años, trigueño que usaban un polerón rojo.

Mujer con hijo que sufre grave mal será desalojada

Simón, de ocho años, padece de una hidrocefalia severa. Su madre gasta más de 200 mil pesos en los tratamientos para el menor y no le alcanza.
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Sebastián Paredes C.

Con algunas de sus pocas pertenencias envueltas en cajas de cartón, Katherine Chaparro Silva espera la fatal llegada del próximo 11 de noviembre. En esa fecha deberá hacer desalojo, junto a toda su familia, del departamento que se tomó hace algún tiempo en Playa Ancha.

Katherine, de 34 años, reconoce al diario La Estrella de Valparaíso que tomarse un departamento no está bien, pero también argumenta que lo hizo para tratar de salvar a su hijo Simón, de ocho años, quién sufre de hidrocefalia congénita severa gigante, epilepsia y deglución selectiva, lo que hace que no pueda tener el mismo desarrollo sicomotor de los niños de su edad.

"Yo estaba haciendo algunos trámites en el Serviu, pero parece que todo quedó en nada. Mensualmente gasto más de 200 mil pesos en el cuidado de mi hijo, ya que toma una leche especial y el tarro cuesta 20 mil pesos. No controla esfínter y también gastamos mucho en pañales; la verdad es que no nos alcanza", señala la madre, mientras abraza a sus dos hijos.

Katherine argumenta que cuando llegó al departamento que se tomó estaba en pésimas condiciones por lo que lo pintó, lo desinfectó y lo ocupó de hogar junto a Simón y a su otro hijo, Nicolás, de 11 años.

"Sé que no está bien, pero estoy entre la espada y la pared. No tengo dinero para arrendar algo y tengo que tener un hogar para mis hijos, lo hago por ellos", señala Katherine.

Serviu

La Estrella de Valparaíso tomó contacto con el Serviu para conocer detalles de la situación de la familia.

Según se informó, la mujer estaría en lista de espera para habitar una de las 23 viviendas que el organismo está recuperando luego que éstas fueran ocupadas en forma ilegal.

También instaron a la mujer a tomar la opción de postular a cualquiera de los programas habitacionales que ofrece el Minvu con el objetivo de optar por una solución definitiva, para lo cual personal de Serviu ya se reunió con ella para detallar estas opciones.

Pese a la buena disposición del Serviu para coordinar las acciones a seguir por parte de Katherine, en ambas opciones, ya sea la de ocupar una vivienda en comodato mientras se busca una solución definitiva o la de postular a uno de los beneficios del organismo del estado, el tiempo de espera es extenso.

"Lamentablemente no tengo tiempo. Tampoco puedo estar en la calle con mi hijo enfermo, he buscado opciones, pero no se me ha dado nada; estoy nerviosa, estoy mal", declara Katherine.

-¿Y qué va a pasar cuando llegue la fecha del desalojo?

-No sé, la verdad no sé. Será fuerte tener que salir con carabineros, con mis hijos... Lo más probable es que me tome otra casa, en otro lugar, y así pasaré el tiempo, porque no tengo y no veo otra solución.