Los perritos más regalones de los universitarios
Jack, le roba los sandwich a los vendedores que se instalan en el Duoc de Valparaíso. Mientras afuera de la PUCV, Cabezón, Rucio, Jenny, Flaca y Bam Bam entregan amor.
La hermosa historia de Rex, el Pastor Alemán más querido por las y los estudiantes del Campus Reñaca de la Universidad de Valparaíso nos emocionó a todos.
El lunes a través de Facebook nos enteramos de su partida al cielo de los perritos, después de dos años llenando de amor los corazones de la comunidad estudiantil.
Todo esto, tras el enorme esfuerzo de los jóvenes por salvar su vida. Con pena, debieron dejarlo partir y descansar. Y en su honor, lo sepultaron en el mismo Campus Universitario, donde el recuerdo eterno de Rex perdurará por siempre y para siempre.
Fieles compañeros
Así como el valiente Rex, hay otros perritos que conviven con las y los universitarios.
Son quienes los reciben contentos con un efusivo movimiento de cola. O los que se acercan para pedir un poco de comida, con esa mirada tierna a la que nadie puede negarse.
En los alrededores del Duoc de Valparaíso, siempre anda rondando Jack. Es un morocho joven, pero que se cree el rey de la cuadra y no le gusta nada que otros canes se acerquen a sus amigos estudiantes. Y pobre del que lo intente, porque Jack ataca sin piedad a los perros que sólo atinan a salir arrancando.
Eso sí, la historia de Jack es muy distinta a la de Rex. Jack vive con Andrés Arancibia, trabajador encargado de la limpieza de Av. Brasil (entre Las Heras y Av. Francia). Llegan juntos todos los días, y mientras Andrés trabaja Jack hace de las suyas con los estudiantes que se reúnen bajo las palmeras a comer y echar la talla.
"Siempre está acá. Es parte del día a día. Igual sería triste si un día desapareciera porque es parte de la cotidianeidad, y yo amo los perros", cuenta Macarena que estudia Enfermería.
Los amorosos pucv
En la misma Av. Brasil, pero afuera de la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, viven Cabezón, Jenny, Flaca y Rucio, y a veces uno que otro invitado de cuatro patas.
Los estudiantes los saludan cuando cruzan para ingresar a clases. El Cabezón es el más famoso. Debe ser que llama la atención porque es muy gordito, negro y peludo. A parte ya tiene sus años y su caminar se hace cada vez más lento y dificultoso.
De pronto aparece Valentina, estudiante de Ingeniería Bioquímica que trabaja de empaque, y así logra juntar lucas para ella, pero siempre deja un porcentaje para alimentar a sus regalones.
Los perritos se le acercan, porque ya la conocen. Y mientras Valentina les reparte comida y agua, nos cuenta que ya tiene dos perritos en su casa, y que lo único que quiere es ser profesional para tener dinero y ayudar mejor a los canes que viven en la calle.
"Nadie saca plata se su sueldo para ayudar a los animales. Y esto es un problema que nosotros los humanos generamos, entonces lo mínimo es hacernos cargo. La gente todavía piensa que los animales son plantas, que no sienten", apunta.