Carla Olivares Rojas
Definitivamente, el alcohol no es un buen aliado del Reloj de Flores, uno de los símbolos de Viña del Mar. La razón, cada vez que una persona en estado de intemperancia anda cerca, intenta cambiar la hora generando fallas en el mecanismo.
La noche de ayer fue la última vez. A eso de las 4.20 de la madrugada, un ciudadano español en estado de ebriedad ingresó al florido aparato para cambiar la hora y así lucirse con la mujer con la que andaba y aunque logró acceder, no pasó desapercibido porque el sujeto fue detenido de inmediato.
Según señaló el director de Operaciones y Servicios del municipio de Viña del Mar, Patricio Moya, fue gracias a los sistemas de seguridad que el sujeto fue detenido a los pocos minutos.
"A raíz de los otros actos vandálicos se implementó un sistema de seguridad que dio resultados. Tenemos cámaras de la empresa que hace mantención y de seguridad ciudadana, tenemos vigilante día y noche y se tomaron acciones inmediatamente. A los 3 minutos había llegado carabineros", sostuvo el director.
Moya señaló que hasta el año pasado había entre 4 y 5 atentados los días viernes o sábado en la noche, pero este año no se habían dado.
Cabe recordar que los casos de mayor connotación se produjeron cuando un grupo de 8 personas ingresó al lugar y generó un desperfecto que obligó a cambiar varias piezas, días después hicieron lo mismo un grupo de cadetes de la Escuela Naval.
Engranaje caro
El reloj de flores es complejo pues tiene dos sistemas de engranaje y cada uno tiene una cantidad de engranes que cualquier movimiento que se hace se corre el riesgo de daño, lo que puede significar una reparación que toma días y hasta semanas de trabajo.
"Cuando son complicaciones mayores es necesario trasladar a Viña del Mar a los especialistas mexicanos que son los fabricantes y eso significa cambios de piezas muy específicas que no se fabrican en Chile y varias semanas con el reloj detenido, esta vez no ocurrió eso", dijo Patricio Moya.