Se ha levantado la polémica por legislar respecto a los inmigrantes, que en los últimos años han aumentado su ingreso y permanencia en el país. En primer lugar, cabe recordar que nuestro país se formó gracias a inmigrantes, destacando que en este proceso el Estado chileno creó el perfil y requerimiento de los inmigrantes que iba a invitar a convertirse en chilenos, o sea, se creó en el siglo XIX la figura de la "inmigración controlada", inmigrantes que debían cumplir un determinado perfil y requisitos para poder establecerse en el país. Trajeron desarrollo agrícola e industrial, además de enriquecimiento cultural. No obstante, una vez en Chile, nuestro Estado no cumplió a cabalidad con las promesas por las cuales fueron invitados, quedando reflejado en muchos testimonios como por ejemplo, una vez establecidos en el país, no se les entregaban las herramientas mucho menos los recursos para subsistir, pero lo lograron igual. Pasaron los años y ya en 1938 explota un peculiar caso de corrupción en cancillería, en donde funcionarios tramitaban por cierta suma de dinero, el ingreso al país, que era sin costo y con entrega de tierras, de quienes no cumplían con los requisitos, grupo de personas que huían del cambiante escenario político en el centro de Europa. Como es costumbre en nuestro país, hubo una comisión investigadora en el congreso, que quedó en nada. La semana pasada se dió a conocer otro caso de corrupción al interior de cancillería, ojalá esta vez sean sancionados los responsables. Hoy se discute el planteamiento de la necesidad de actualizar la normativa de inmigración, ante las denuncias de hechos delictuales que estarían realizando inmigrantes, de baja tasa estadística respecto a connacionales pero de alto impacto mediático.
Hans Fiebig M.