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Abuelita de Playa Ancha vive calvario en su casa

Además de subsistir en precarias condiciones, doña Marte convive con la grave enfermedad de su hija.
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Constanza R. Álvarez - La Estrella de Valparaíso

Marta Vargas tiene 83 años y todos los días sube por una improvisada escalera de tierra para ir a trabajar.

"Yo vendo cositas, a veces artículos de casa o ropita. Cositas que se puedan vender en Bellavista", comenta.

El dinero es un problema para ella, pero en su casa, ubicada en una quebrada en el sexto sector de Playa Ancha, mantiene un problema mayor.

Hace tres años a su hija, Karina Covarrubias Vargas, le diagnosticaron una depresión progresiva, enfermedad que hoy la tiene postrada, debido a que no está recibiendo un tratamiento médico.

"Ha estado tres veces en el Hospital Salvador", dice la mujer. Agrega que actualmente el hospital le ha puesto muchas trabas para internar nuevamente a su hija.

"Ella está bien flaquita, yo creo que se la está comiendo la enfermedad", se lamenta Marta Vargas.

La enfermedad que padece Karina Covarrubias, de 45 años, no la torna en una persona agresiva. Pero sí es inquieta para dormir, lo que pone nerviosa a su mamá. "En la noche habla, dice cosas. Por eso yo tengo unas tabletas que le pongo en el tecito, las disuelvo y se lo doy. Ahí se queda dormida", explica.

De primera necesidad

"Necesito urgentemente una mediagua", cuenta esta abuelita.

Es que la casa donde viven ya es antigua y además se encuentra ubicada en una quebrada de difícil acceso, donde no hay una escalera para poder acceder a ella.

"Había una escalera, pero una vecina que llegó, la rompió. Yo no sé por qué hizo eso", cuenta.

Arreglar la escalera o la casa es casi imposible para Marta Vargas y su hija, ya que ambas son pensionadas.

Ella recibe una pensión que bordea los 180 mil pesos. Mientras que su hija recibe una pensión por invalidez, cercana a los 90 mil pesos.

Otro problema es que Karina Covarrubias no ha ido a cobrar el dinero que le corresponde desde septiembre de este año, hecho que no sólo ha afectado el presupuesto familiar, sino que también ha generado inquietud en su octogenaria madre.

"Ella recibía una pensión, pero no la ha ido a cobrar. Yo tengo miedo de que la pueda perder", explica. Agrega que desde esa misma fecha, su hija no sale de la casa. "No quiere salir de la casa, por lo menos no a la calle", comenta.

Desde el hospital siquiátrico El Salvador informaron que no tienen conocimiento de que la familia, en este caso la madre de Karina Covarrubias, se haya acercado a la institución a pedir ayuda. Y que de hacerlo, el hospital puede entregar la orientación y asistencia necesarias para el caso.

Marta Vargas reconoce que debido a su situación económica, sumada a la condición de su hija, no ha ido al hospital.

"Yo soy sola con ella y me cuesta movilizarme", finaliza.

Foto: alvaro camacho
Foto: alvaro camacho
Marta Vargas tiene 83 años.
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