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Porteño relata cómo se libró de morir a martillazos

El hombre que le había arrendado una pieza en la calle Carmona fue asesinado de esta forma horas antes.
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Cinthia Matus O.

Durante 46 años, Nasme Salazar convivió con una porteña que tenía hijos uniformados. De acuerdo a sus propias palabras, "era una relación muy unida", hasta que tuvo diferencias con uno de sus hijastros marinos y se tuvo que ir de la casa.

Sin tener donde ir, Nasme llegó hasta la Plaza O'Higgins, en donde solía jugar brisca con sus compadres. Así se encontró con Raúl Díaz Vega, un porteño que tenía habitaciones en la calle Carmona y que le ofreció una pieza por 10 mil pesos mensuales. "No tenía todas las comodidades, pero como era barato y no tenía dónde quedarme, acepté", dice.

Sin embargo, al tercer día de haberse instalado en este cuarto, se dio cuenta que la habitación de Raúl permanecía cerrada con candado. Preocupado, pensó que le pudo pasar algo y fue hasta el hospital Carlos Van Buren para preguntar por él. "No tenían registro de él, así que volví a la pieza a eso de las cinco de la tarde. En eso me encuentro con un individuo que me dice que se iba a quedar en la pieza de al lado. Conversamos un rato, hasta que yo le dije que iba a ver qué pasaba con un cable que estaba en una escala y que se veía peligroso", recuerda Nasme.

Golpeado

Repentinamente, cuando el porteño había bajado algunos peldaños, el desconocido, que vestía camisa blanca y pantalón azul oscuro, se le abalanzó golpeándolo con un martillo. "Me decía 'entrégame la plata y me voy tranquilo y no te molesto más', pero yo apenas tenía 3 mil pesos en el bolsillo. Se los pasé y me intentaba defender hasta que se le rompió el martillo y pude zafarme de él", señala Nasme.

Acto seguido, el individuo lo encierra en otra pieza. "Estuve ahí hasta las 11 de la noche, hasta que llega el hijo de Raúl y le grito por la ventana. Él rompe el candado y le cuento lo que pasó. Nos damos unas vueltas buscando al tipo, con un diablito en las manos, pero no lo encontramos. Luego, como no encontró a su padre, me pide mil pesos que no tengo para irse a su casa y se va", detalla el afectado.

Para entonces, Nasme tenía toda la cara ensangrentada y sólo veía por el ojo izquierdo. Por la adrenalina del momento, no se había dado cuenta de su apariencia, hasta que una pareja de jóvenes que lo ayudó en la avenida Alemania le hicieron una foto. "Ellos me llevaron de buena voluntad hasta la Octava Comisaría Florida y me sacaron una foto con el celular. Ahí recién vi cómo estaba", afirma.

Encuentran cadáver

Luego de constatar lesiones y entregar su testimonio a Carabineros, Nasme se enteró que Raúl, su compañero, estaba muerto. "La policía fue al lugar, abrió la pieza de él y se encontró con su cadáver. Lo mataron a martillazos y según me contaron, tenía toda la cara desfigurada. Yo también podría haber sido él, por eso espero que encuentren pronto al tipo que hizo esto para que no le pase a nadie más. Ahora mi hijo bombero me está acomodando un espacio para estar por mientras en el cuartel de Placeres", manifestó.

En efecto, Raúl Díaz Vega, de 79 años, fue hallado muerto tal como lo indica la edición de La Estrella el pasado viernes 23 de diciembre de 2016.