Eloy emprendió su viaje tras pelear con el cáncer
El pequeño gigante, Eloy Tapia, de cuatro años, ayer subió a la locomotora de sus sueños. Ya no hay dolor, ni quimioterapias. Eloy subió al tren -esta vez como maquinista- para emprender a un viaje eterno. Como eterna será su sonrisa en los corazones de las personas que tuvieron la dicha de conocerlo, amarlo y admirarlo.
Sus padres, Allison y Aldo, hicieron lo humanamente posible para salvar su vida. Conocimos su historia a través de La Estrella, que dio a conocer la incesante lucha que encabezaron para que el niño fuera trasplantado de hígado, ya que en ese entonces era su única esperanza.
Para Aldo Tapia -quien, a pesar del dolor, tuvo la hidalguía de conversar con nosotros-, la responsabilidad es de la junta médica que estuvo a cargo del caso de su hijo, "por no hacer lo correcto desde un principio". "Pospusieron la opción del trasplante a más no poder. Y cuando la salud de mi hijo empeoró, asumieron que se equivocaron, pero experimentaron con una quimioterapia para adultos que terminó por destrozarlo. Esto no puede volver a ocurrir", lamenta el padre.
Hoy, Eloy será despedido por sus seres amados en el Parque del Mar.