Damnificados del incendio se tomaron el Camino La Pólvora
Vecinos de Puertas Negras y Villa Esperanza hicieron barricadas para que el Gobierno declare el sector como zona de catástrofe. Intendente lo calificó como una medida "incomprensible" dado que ya había enviado el oficio.
Son las 11.15 de la mañana y la fila de camiones que se dirige por el Camino La Pólvora hacia el puerto de Valparaíso, es abruptamente interceptada por un grupo de pobladores de Puertas Negras. Los conductores, sorprendidos por la acción, se detienen y aguardan a ver qué pasa.
"¡Queremos respuestas! ¡vamos a cortar el paso porque se nos quemaron las casas y todavía estamos durmiendo en la calle!", les grita un playanchino que acarrea palos hacia la autopista. Lo mismo hacen otros cien damnificados que pretenden participar de la barricada. "Ustedes están ahí, tranquilitos, ¿pero y nosotros? somos los olvidados de Valpo", les vuelve a decir el playanchino que viste un jeans con el torso desnudo.
Para el costado de La Pólvora, es decir, para la quebrada, hay mujeres observando. "Esto lo decidimos ahora porque queremos que nos vean, que se visibilice nuestra situación. Nosotras también estábamos arriba apoyando, dando cara, pero nos mandaron pa'cá, pa' cuidar a los cabros chicos. Somos unidos, acá no nos vienen con huev...", expresa una joven que se identifica como Sole.
Piden la "Catástrofe"
Aunque se trata de una medida que, en apariencia es improvisada, en la carretera ya se encuentran efectivos de Fuerzas Especiales para resguardar la seguridad de los camioneros. Esto molesta a algunos pobladores, especialmente a los que se percatan de los denominados zorrillos. "¡Pa' esto sí que son rápidos!", reclama el mismo del torso desnudo.
De pronto, como si alguien hubiera dado la orden, los pobladores comienzan a arrojar piedras a la policía. "¡Váyanse conche...! ¡si estamos haciendo esto por nuestras familias! ¡no vamos a dejar pasar a nadie!", se escucha entre la multitud.
Esto provoca que los efectivos comiencen a movilizarse y en cuestión de minutos intenten dispersarlos con gas picante y bombas lacrimógenas. "¡Ahhh pero pa' qué poh, me pican los ojos conche...!", se queja un flaco que se restriega la cara con su polera.
La cuestión, según explican a coro los manifestantes, es que su situación sea cambiada de "emergencia" a "catástrofe", para que el Estado pueda enviar los recursos a la municipalidad. En este sentido, el intendente Gabriel Aldoney, confirmó que ya envió el oficio al ministerio del Interior, pero que hay varios pasos jurídicos para que esto se de. Por lo tanto, califica la medida adoptada por los vecinos como "incomprensible". Distinta posición tiene el alcalde de la ciudad Jorge Sharp, quien sostiene que entiende la molestia de ellos.
Luis Contreras, uno de los voceros de los vecinos, comenta: "Nosotros lo que estamos pidiendo así como Puertas Negras y Villa Esperanza, es que se declare como catástrofe porque está como emergencia y si se fijan está todo mal acá. Esto salió todo improvisado porque estamos aburridos ya, llevamos muchos días ahí y se dio que se juntó la población y quedó en esto. Paramos el tránsito para que vengan a ver las autoridades, para que se hagan cargo".
Mientras tanto, Fuerzas Especiales continúa su trabajo de intentar dispersar el movimiento, pero los playanchinos tratan de mantenerse firmes. "¡Vayan a buscar los miguelitos oh, estamos puro huea...! les ponimos' unos miguelitos y listo, si ni el auto quemado los paró", vocifera un hombre que está encapuchado con una polera.
Romina Pérez, una joven que vive en el sexto sector de Playa Ancha y que afortunadamente no sufrió la desgracia del incendio, le conversa a Luis Contreras que hagan una reunión. "Nosotros ya tenemos un abogado que va a ver el tema. Lo que tenemos que hacer ahora es fijar una reunión con todos los vecinos que podría ser hoy (ayer) a las seis y ahí organizar todo. Ustedes corran la voz", le pide con tono solidario.
SeXto sector
Romina cuenta que vive en los blocks y que sólo tuvo que sacar algunas cosas por seguridad. Sin embargo, desde el momento de la tragedia que está apoyando a sus vecinos. "El objetivo fundamental de este corte ha sido visibilizar que éste no es un problema que vengan y nos coloquen unas viviendas de emergencia porque aquí se pueden poner viviendas pero ¿y qué pasa con la situación de riesgo de la quebrada o la basura? si bien ha llegado ayuda del municipio y se ha coordinado la información, igual falta por parte del Gobierno mayor incidencia", declara.
Alrededor de las 12.30 horas, la Pólvora continúa cerrada. No obstante, los manifestantes comienzan a bajar de la quebrada para irse hacia el sexto sector. "Ya logramos lo que queríamos de cortar la pasá' y todavía están parados, pero no nos vamos a quedar tranquilos hasta que nos escuchen", afirma Luis Contreras.
Al llegar al lugar, el grupo se encuentra con varias mujeres que acarrean electrodomésticos viejos para armar la barricada. Una, que viste una polera y una calza de color neón, grita: "¡Yapoh cul... vengan a cooperar, consíganse bencina!".
Las mujeres la apoyan trayendo más objetos y unos jóvenes comienzan a trasladar un vehículo azul abandonado. En eso, un muchacho que está encapuchado, sin polera, cargando un palo en el hombro derecho, pide hablar con la prensa para decir lo siguiente: "Somos siete hermanos y tengo dos que están mal. Uno se volvió loco de aquí (señala la sien) y el otro está preso cumpliendo una condena de 25 años. Yo por mi parte quise reinsentarme en la sociedad pero no se me ha dado la oportunidad".
Los manifestantes siguen buscando combustible, hasta que una micro trata de avanzar. De frentón, las mujeres le gritan que se de la vuelta "porque no hay mano pa' pasar". El chofer espera un momento a ver si cambian de parecer pero como las ve furiosas, retrocede y se va. Posteriormente, un grupo de adolescentes empieza a gritar hacia los blocks que salga el dueño del colectivo que está estacionado porque no lo quieren dañar. "¡Que salga el dueño, sino le sacamos la bencina !", exclaman dándole algunos golpes al capó.
El dueño nunca sale y los conductores que están en la garita de la línea 1 tampoco se hacen cargo. Los jóvenes se aburren de gritar por el dueño y empiezan a pedir limones. "¡Tía, sáquese los limones pa' la lacrimógena! ¡estamos graves!", le gritan a un departamento. Una señora les hace una bolsita y se los arroja por la ventana. Para rematar, como nunca consiguen bencina, los manifestantes comienzan a caminar hacia la calle de arriba. Allí se encuentran de nuevo con Fuerzas Especiales y su inconfundible guanaco. Indignados con su presencia, les bloquean el paso con baños químicos y les comienzan a arrojar piedras a los efectivos. "¡Ahora nos tiran agua los chuchetu... después que nos estábamos quemando y no teníamos con qué apagar el fuego!", les gritan sin parar.