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El arduo proceso a fuego lento

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El camión trae tierra -parte de la ladera- para mezclarla con arcilla. Eso es introducido en una "pocita" con agua. A su vez, utilizan un caballo que con sus patas ablanda la mezcla. Esto da paso a un barro más condensado. Así obtienen el material para que no se "reviente" el ya adobe. Es como la arena al cemento. Luego viene el proceso de la corta o "hechura". Tras ello, proceden a la "limpiada" de piezas. Ya con los adobes hechos, los paran para que así se sequen. El secado a todo sol puede tomar cuatro días. Si está nublado, hasta dos semanas. Una vez carezcan de humedad, sólo entonces, se tiran al horno por espacio de dos días. Así salen los ladrillos artesanales.