Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso

Las pin-ups fueron un emblema de sus tiempos: mujeres de cinturas microscópicas, muslos anchos, piernas infinitas hasta el tacón de aguja, pechos generosos, sonrisa eterna y labios rojos… como botón de rosa.

Eran las chicas calendario ("pinned-up" que significa colgada en la pared), aunque, para los golosos, también se las llamó "cheesecake" (tarta de queso). Las mismas que a través de imágenes fotográficas -y carteles publicitarios- le hacían la vida más feliz a aquellos militares, y los que no, en sequía durante la II Guerra Mundial. Las mismas que después imitaran algunas audaces actrices en la época dorada de Hollywood.

Ellas, las pin-ups, no respondían al canon de belleza que hoy en día se estila. Tampoco eran señoritas hiper-estilizadas de esas que ahora abundan en las revistas couché o páginas de internet.

Al contrario, eran mujeres más bien comunes, y ahí radicaba su seductor secreto: personificaban esa naturalidad de la fémina normal. Tal vez asequible, pero con aquella sexy picardía capaz de disparar la libido a un funado club de Toby de la tercera edad.

Piruetas al caño

No, no es una rutina del Cirque du Soleil (pero podría serlo). Abajo, las venas del puño sobresalen en una joven de contextura menuda. Eso mientras se da maña para sujetar -a toda fuerza- un tubo de metal. Arriba, desde las piernas perfectamente estiradas, emergen dos esferas de músculos simétricamente focalizadas sobre la fibrosa piel. Son sus pantorillas hinchadas al imposible movimiento acrobático que brota de aquella tonificada anatomía.

Más arriba, otra chica de extremidades más largas, también se afirma a la potencia de sus bíceps... como si la vida dependiera de ello, al mismo caño con el equilibrio propio de una artista circense. Gira, tal contorsionista, a su vez que su abultada panza, producto de una avanzada gravidez -ya en su sexto mes-, acompaña aquel desplazamiento sutil. La elegancia felina hace garra.

Allí, en una sala de 37m2, aferradas en cuerpo y pasión a la fría barra vertical portátil confeccionada en Santiago, de casi tres metros de alto, y que llaman caño, Susana Barrientos, profesora de Pilates y "pole dancing" de tomo y lomo, y Gabriela Godoy, actriz y directora de esta sala, siguen danzando al vuelo como dos mariposas sincronizadas en el aire.

Y aquí, en su epicentro laboral llamado La Pecera, ubicado en calle Condell, ellas dan muestras de su incombustible talento gimnástico que pondrán a prueba frente a un reducido, pero selecto auditorio.

La cita será este sábado 4 de febrero, a las 19:30 horas, aquí en La Pecera, un centro de danza y acondicionamiento. Eso cuando salgan a escena estas divas -en el buen sentido- que se desenvuelven como pez en el agua en las performance. Y para ello se están preparando: dejar en claro que son más que las chicas del caño; son las "pole dancing pin-ups".

Inédito desfile

Ser caballero podría ser más que ceder un paraguas o ayudar a subir una maleta en el metro. Por eso, la mirada esquiva frente a las siluetas que cambian de atuendo.

Y allí está la maquilladora oficial del evento, Giannina Valdés, porteña. Mientras sus ojos brillan como dos lentejuelas, asegura que deslumbrará a sus retocadas musas. Para ello, aplicará arte en peinados; también sombras y brillo en tez. Por algo es asesora de imagen.

La idea pasa por evocar, de algún modo -para eso está Giannina, artista al make up-, a la mítica Bettie Page (esa curvilínea bomba inmortal), clásicas como Kim Novak (fetiche del cineasta Hitchcock) y Marilyn Monroe o las actuales Cristina Aguilera y Dita Von Teese (ex cónyuge de Marilyn Manson).

"Ese día del espectáculo haremos un desfile de ropa interior pin-ups. Un desfile que estamos seguras que nunca se ha hecho en Chile", lanza convencida como sus rítmicos pasos, Barrientos, quien agrega que además lo harán en pole dance.

Serán seis las esculpidas "modelos pole-dancer" que desfilarán con prendas y lencería vintage de "Ando con Gracia", una marca pionera en estilo en la V Región. Ellas, las modelos como se denominan, demostrarán al público que, "todas podemos bailar y sentirnos bellas".

Ese día también entregarán servicios de manicura y masajes express con el spa "En buenas manos". Además, por seis lucas, en la velada habrá cóctel, y su sorpresa: un bailarín varón, que no es stripper, recién llegado de España donde, dicen acá, la rompe. "Es un acróbata de circo que hace pole dance en un mástil. Y desde hace mucho tiempo".

MUjeres elásticas

Pero, ¿cómo nace toda esta movida? Susana, quien además también es madre, aclara: "De un proyecto creativo que se llama 'Polart'. Tenemos una mirada distinta. Queremos plasmar obras visuales".

De ahí la idea para este 4 de febrero de recrear toda una estética y estilo de la mujer basada en la coqueta publicidad conceptual de los años 50.

El viaje en este mundo del arte, la danza y el deporte partió, con estas chicas, en 2009, año de egreso de ellas de la Escuela Duoc, en Viña del Mar. La afinidad era tal, que empezaron a trabajar juntas. Primero en el desarrollo personal de talleres, para luego abocarse a montajes teatrales, obras itinerantes e incluso infantiles.

Así, sin más vueltas, toda esa experiencia la volcaron en un objetivo: potenciar a la mujer en belleza, actitud y desarrollo personal. Y con ello, el nacimiento de La Pecera. Gaby, como llaman a Gabriela, se toca la güatita, pone en postura zen y reflexiona: "Abrimos este espacio. Entró Susana. Con Giannina ya nos conocíamos. Entonces unimos fuerzas, junto con Andrea que está con el spa y sala de masajes".

En profundidad, aquí imparten distintos tipos de clases: ballet, jazz dance, pilates, pole dance, danza celta y Bollywood. Estas dos últimas disciplinas únicas en Valpo, acotan, con el ánimo a tope.

Aclaran que los grupos de clases no son masivos. Máximo, ocho alumnas por clase. La idea: un trato más íntimo y cálido... como los amenos tecitos que sirven entre anécdotas.

Con respecto al pole dance, comentan a coro, "resulta exigente". Ser hijo del rigor al entrenamiento... es pilar. "Ver peso, si hay lesiones; entender que se requiere respeto: se trabaja con la gravedad y con tu propio peso".

Al ser una disciplina acrobática mezclada con danza, el adiestramiento resulta completo. La clase dura hora y cuarto. Y sí, hay un trabajo previo y post de elongación de 15 minutos. Además incorporan todo lo referente a expresión corporal, actitud e intención. "Jugamos con las diferentes músicas. Así entramos a la interpretación, y los matices del movimiento", sostienen las partner, Susana y Gabriela.

Un alcance que comparten las expertas: hay dos procesos en esto del pole dance. Uno en donde se puede llegar y hacer la figura. Es decir, subirse al "pol", y hacer, de acuerdo al movimiento acrobático, una figura " x". El otro es llegar, enlazar y bailar. "No es lo mismo hacer una figura que requiere 30 segundos, a bailar una canción o a mostrar figuras en tres minutos". Y enfatizan: "Para muchas mujeres esto es un reto".

El pole dance se concibió como deporte -incluso aspira a ser Olímpico- en Europa (Holanda). Y allí nació en 2003 la primera federación en el mundo, la llamada "World Pole Dance Federation (WPDF)".

En nuestro país, desde 2012, se realiza el Pole Dance Championship Chile, evento que reúne a especialistas de esta actividad. Sin ir más lejos, Felipe Mendoza, exponente, ha sido número uno del mundo en la disciplina "pole sport" en masculino.

Hoy actrices como Natalie Portman, Demi Moore, Emma Watson o modelos de la talla de Kate Moss (cortesía White Stripes), son cultoras de la disciplina. En nuestro patio, la animadora Carola de Moras, Cote López e incluso Claudia Coserva también.

Susana Barrientos y Gaby Godoy respiran profundo. Su peso corporal rompe otra vez la inercia. El tubo las llama. Hay que preparar rutina. Una perfecta. Son las 'pin up girls'. El espejo no miente, lo saben: su show debe continuar.