Cinthia Matus O.
El emblemático Muelle Vergara, que en noviembre del año pasado fue reinaugurado tras permanecer cerrado desde 2007, ha atraído la atención de diversos turistas y veraneantes. Pero específicamente al sector de la grúa, en donde se encuentran dos estructuras de fierro con una ranura al medio, que simulan ser una alcancía.
¿La razón? El espacio se ha convertido en una réplica del juego "achuntarle a la rana o el sapo", en donde las personas suman puntos al arrojar sus tejos. Un guardia de la empresa privada Arpren, comentó a La Estrella que la actividad se ha hecho cada vez más frecuente, aún cuando una parte está cerrada por el aviso vigente de marejadas.
"En el muelle hay dos secciones por así decirlo. La del lado derecho (mirando hacia el mar) en donde la gente lanza sus monedas de $10 y $100 a una plataforma para la suerte y la del lazo izquierdo, donde está la grúa, para achuntarle a la ranura del fierro como si le achuntaran al sapo", dijo sin dar su nombre.
"Pacto de amor"
A eso de las 12.00 horas, algunas parejas de pololos y grupos de amigos visitaban el muelle con el objetivo de fotografiarse. La mayoría de ellos caminaban hasta el final, pero luego, cuando se devolvían, se quedaban en la mitad observando las monedas. "Antes esto estaba lleno de monedas, pero las olas de las marejadas se han encargado de botarlas al mar", añadió el guardia.
Gabriel y Claudia, una pareja santiaguina, no sabía lo de las monedas, pero al verlas también quisieron participar. Es así como entre los dos "jugaron" a achuntarle a la ranura, logrando acertar en dos oportunidades. "En otras partes también se da esto y acá, como está el mar, seguramente la gente quiso probar su suerte o simplemente jugar. Igual son puras monedas chicas, no más de $100 porque no va a faltar el que las quiera sacar después... nosotros las tiramos un rato por lesear, para entretenernos un rato y bueno, también para que el amor dure", declararon entre risas.
En este sentido, el guardia aseguró que son los jóvenes los que mayormente hacen esto, aunque también hay familias que se divierten un momento.
"Vienen de toda edad, pero no he visto señoras haciéndolo, los pololos sí, que dicen 'hagamos un pacto de amor' o para ver quién es más capo y empiezan a tirar las monedas ahí. Son lolos principalmente, pero también he visto a papás con sus hijos jugando a achuntarle a la ranura", afirma.
Riesgoso
En este momento sólo se puede "jugar" con una de las estructuras de fierro, puesto que la otra está más cerca de la grúa y el paso está cerrado por las marejadas. Ambas están llenas de monedas y los vigilantes temen que alguien se atreva a sacarlas arriesgando su vida. "Es una tentación ver las monedas ahí pero es peligroso al mismo tiempo porque este fierro tiene humedad y la moneda produce un jaboncillo. Así que si nos subimos para sacarlo, la gente se puede resbalar con la sal que deja el mar y caer directamente al oleaje. Es un factor de riesgo, declaró el guardia del muelle.