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El "Vasconcelos": protagonista del pasaje Pirámide

Ubicada entre calle Condell y la Plazuela Ecuador, Pirámide cuenta con una amplia variedad de locales. Un sinfín de historias se esconden.
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Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

Para el común de las familias chilenas, esas que trabajan incluso más de 8 horas diarias, la visita al mercado o a la feria, forma parte de sus actividades más comunes. En el caso de los porteños, estos cuentan con uno de los centros comerciales, y populares, más frecuentados por aquellos que gustan de comprar productos frescos para llevar a la mesa. Pescados y mariscos recién llegados desde la caleta, coloridas verduras y jugosas frutas, entre otras cosas, se pueden encontrar en el mercado al aire libre que queda en el pasaje Pirámide, ubicado entre calle Condell y la plazuela Ecuador.

La vorágine de la cotidianidad impide conocer, en detalle, todas las historias que abundan tras los mostradores de los locales que hay allí. Años de trabajo y esfuerzo puestos en sacar adelante pequeños emprendimientos, de la mano de trabajadores que han dado el alma por el bienestar de sus familias y del comercio local.

Entre las personas que llena de vida el pasaje Pirámide se encuentra Luis Vargas, pensionado de 66 años, oriundo de Valdivia, que desde hace ya dos décadas trabaja en la Marisquería y Pescadería San Pedro. Toda su vida se ha dedicado al mismo rubro, como cuando inició su recorrido en el Mercado Puerto y sus más cercanos le decían el "Vasconcelos". Y ¿cómo no? si su parecido con el ex mediocampista de Colo-Colo, Severino Vasconcelos, es evidente, salvo que Luis Vargas conserva una cabellera gris, envuelta por completo en canas.

Su jornada empieza, llueva o truene, a eso de las 7.00 am. De ahí en adelante debe limpiar los pescados, filetearlos y ayudar en el local hasta que éste cierra, a eso de las 21.30 horas. Cada jornada de trabajo en Pirámide, se ve reflejada en un pago diario correspondiente a ocho mil pesos. Esa plata, más la que recibe de la pensión de gracia que entrega el gobierno, le alcanza para pagar una pieza en el Barrio Puerto y pasar los días con su pareja, treinta años menor.

Nunca impuso. No le interesaba. Lo poco que recibía lo gastó en el ahora, sin pensar en ese futuro estresante e incierto, del que todos andan preocupados. Sobre el tema de las pensiones su opinión es clara. "Si nunca impuse fue porque la plata que se gana es tan poca, que no tenía sentido ahorrar. Por eso es que apoyo a estas marchas de No + AFPs. Si quieren hacerle un bien a uno, bienvenidas sean, recalcó.

Buen patrón

Así como muchos en nuestro país, el "Vasconcelos" llama patrón al propietario de la marisquería en que trabaja, Pedro Miranda, quien también es dueño de una verdulería en el mismo sector. "Ha estado conmigo en las buenas y en las malas", me dice, cuando le pregunto si es que su patrón se ha portado bien. Si hasta una vez Miranda lo mandó a buscar, luego de que el "Vasconcelos" faltara durante un mes al trabajo.

"Mi vida es una odisea y una de las últimas que me mandé, fue en diciembre, cuando me estuve copeteando por casi un mes con mis compadres en las picás que hay en el Barrio Puerto. Con suerte comía", contó . Aún así volvió a trabajar, con la esperanza de que "la industria pesquera no haga desaparecer la merluza y nos deje sin trabajo".