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"Valparaíso está en deuda con la escultura"

El escultor porteño, Andrés Figueroa Flores, cuenta su hazaña al lograr contrastar en el mundo del arte clásico con su gran obra "Valparaíso de-lata".
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Nicole Valverde S.

Andrés Figueroa Flores, de 38 años, cuenta que cuando decidió estudiar arte siempre tuvo el interés de ser escultor. Fue así que llegó a la Escuela de Bellas Artes de Valparaíso donde se descubrió como artista.

Es sincero al confesar que antes de eso nunca tuvo tendencias artísticas. "Cuando niño -en cerro Esperanza- lo más que hacía era desarmar mis juguetes y volver a armar otras cosas con ellos. Supe que quería dedicarme al arte de grande, como a los 21 años. Piensa que estudié en la Escuela Industrial, y mis primeros trabajos fueron en talleres de soldadura".

La iluminación

Mientras se debatía sobre qué hacer de su vida, de la mano del oficio de la maestranza y la soldadura, en su interior se desataba una especie de crisis existencial. Hasta que se le ocurrió hacer candeladros. "Ahí tuve dos momentos: un amigo me pidió que le hiciera un candeladro con forma de llave de sol, y mientras le daba forma a los fierros me descubrí".

El negocio de los candeladros -a gran tamaño- fue próspero para el escultor que se estaba formando silenciosamente dentro de sí. Ahí de prendió la segunda vela, se inscribió en la Escuela de Bellas Artes de Valparaíso donde descubrió que habían muchos escultores chilenos importantes, entre ellos Samuel Román, Sergio Castillo, Osvaldo Peña, entre otros.

Esculpiendo valpo

"Puede que suene raro pero... es súper difícil ser escultor. De hecho, si decides ser artista ya es como demente para la sociedad, más aún si decides ser escultor. A eso se suma que generalmente nosotros hacemos nuestras esculturas, y no es objeto de primera necesidad, entonces yo creo que todos los escultores tenemos una bodega con esculturas".

Precisamente, eso fue lo que no ocurrió con su obra "Valparaíso de-lata", que actualmente se exhibe en el museo de Bellas Artes del Palacio Baburizza de cerro Alegre.

Antes de eso, Figueroa regresó el 2013 a la ciudad Puerto tras una travesía de años por la isla de Chiloé, donde pasó de los fierros a la madera. Allá comenzó a participar en simposios de escultores, donde pudo retroalimentarse con los conocimientos de sus pares.

"Creo que Valparaíso está en deuda con la escultura. Nunca hemos tenido un simposio como tal, sólo un par de encuentros de escultores y exposiciones colectivas. Y ahí se reúnen distintos escultores trabajando y el público asistente puede apreciar el proceso de la escultura. Entonces es algo súper importante", recalca.

Es así que su escultura "Valparaíso de-lata" rompe todos los esquemas, al ser la primera y única escultura modera -que se aleja de las colecciones clásicas- que aloja el Baburizza. Todo, en respuesta a una inquietud que nació desde el director del museo de Bellas Artes, Rafael Torres.

"La escultura dialoga con la arquitectura del museo, que también es uno de los principios bajo los cuales yo creo mis esculturas, el constante diálogo de la escultura con la arquitectura. Y para nadie que sea porteño es un misterio que Valparaíso tiene una arquitectura única. En este caso, lo interesante es que el arte moderno o contemporáneo comienza a entrar a un museo de Bellas Artes, a la vez que deja la puerta abierta para muchos otros escultores".

Pantalla grande

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"Cincuenta sombras más oscuras"

Siempre ha habido una disociación entre el cine de autor y el cine comercial. Y una de las principales razones es que el cine comercial utiliza fórmulas más o menos probadas, para lograr éxito de taquilla, que es el fin último de este tipo de cine.

"Cincuenta Sombras Más Oscuras" (2017), cinta dirigida por el cineasta estadounidense James Foley y basada en la novela de E.L.James, es un buen ejemplo de esta premisa, que la aleja de las preferidas de los críticos, pero por otro lado goza del favor del espectador que no pide demasiado al momento de ir al cine y que ven a éste como un mecanismo para pasar un rato de mera distracción.

Foley, de 63 años, a pesar de tener una larga carrera como director, no registra ninguna cinta digna de recordar por algún motivo; salvo "Miedo" (1996), en que logra plasmar de buena forma la obsesión enfermiza en una relación sentimental de dominación. En "Cincuenta Sombras Más Oscuras", secuela de la cinta "Cincuenta Sombras de Grey" (2015), que dirigió Sam Taylor-Wood, se hace un cóctel más completo y refinado de los elementos que definen a una cinta comercial del género erótico.

Por ejemplo, el evidente atractivo físico de la pareja protagónica: la periodista Anastasia Steele (Dakota Johnson) y el multimillonario Christian Grey (Jamie Dorman); los que por supuesto realizan escenas eróticas bastante directas y simples para perturbar al espectador.

Luego, aparece una antigua "sumisa" de Grey, Leila (Bella Heathcote), que quiere matar a Ana por celos; y el nuevo jefe de Ana, el editor Jack Hyde (Eric Johnson), que sin decir agua va la intenta forzar en su oficina y que su venganza será el gancho para la segunda secuela, que queda anunciada en la escena final.

Por otro lado, se incorpora un elemento romántico entre ambos, ya que lo erótico solo no era capaz de sustentar esta relación en más de una cinta. Esto obliga a que aparezca la familia adoptiva de Grey: su madre Grace (Marcia Gay Harden), sus hermanos, su padre; y una despechada ex amante mayor de Grey, Elena Lincoln (Kim Basinger), en un intento vano por humanizar al frío y poco creíble millonario.

Nombre: 'Cincuenta sombras más oscuras'.

dirección: James Foley.