El día a día de los habitantes del campamento Felipe Camiroaga
Viven sin luz ni alcantarillado y con muy poca agua. Están lejos de la locomoción colectiva. Además, a las ambulancias, carrobombas y vehículos de carabineros les es difícil llegar ante una emergencia. Por eso piden y esperan soluciones.
Gian Perfetti Cornejo - La Estrella de Valparaíso
Más de cuatro mil personas viven en el Campamento Felipe Camiroaga. Aquel que este sábado se manifestó en las afueras del Hotel O'Higgins, y que motivó la suspensión del tradicional piscina de la reina del Festival de Viña del Mar. Aquel que durante toda la semana protestó en diferentes puntos de la Ciudad Jardín, y que por años se movilizó esperado respuestas concretas por parte del municipio viñamarino.
Hoy, el campamento se encuentra bajo la lupa de muchos chilenos. Sus casas no cuentan con electricidad. Algunos vecinos tienen generadores que les permite mantener hasta dos viviendas con energía. Sin embargo, el alto costo de la bencina hace que este beneficio se limite a pocas horas por día.
No obstante, la falta de iluminación no es el único problema en el sector. Cada día, los habitantes del campamento se enfrentan a la falta de alcantarillado, la ausencia de locomoción, y la posibilidad de incendios forestales al lado de sus casas.
900 familias
El Campamento Felipe Camiroaga se encuentra en la parte alta de Forestal, en Viña del Mar, y es considerado uno de los campamentos más grande del país.
Alrededor de 900 familias construyeron sus casas en el lugar. Actualmente, el campamento se divide en diez comités de vivienda, de los cuales tres se encuentran en terrenos municipales, mientras que los siete restantes se ubican en paños privados.
Al menos el 15% de los habitantes son niños, y el 5% discapacitados. La mayoría de los trabajadores se dedica a la construcción. Sin embargo, en la zona también residen enfermeros, paramédicos, comerciantes, empleados, choferes de micros, choferes de camiones y trabajadores independientes, entre otras actividades.
Los inicios
A mediados de 2011, miles de personas llegaron hasta Forestal Alto para construir sus viviendas, momento en que se originó el campamento.
"Todos los que estamos acá llegamos como pobladores que vinimos a tomar un terreno por diversas necesidades. Estamos hablando de gente que no está en situación de calle, sino que gente trabajadora que estuvo postulando por años al subsidio, y que nunca salió", cuenta Miguel Torres, dirigente del campamento Felipe Camiroaga.
Torres relata que los primeros dirigentes que llegaron al lugar se aprovecharon de la situación para lucrar con los terrenos. "Vendían terrenos a gente de Santiago, que los compraban como parcelas de veraneo y venían los fines de semana. Toda esa gente se sacó de acá", señala.
No obstante, esa situación cambió con la llegada de un nuevo grupo de dirigentes, quienes empezaron a ordenar el campamento, logrando su consolidación en el 2013.
"En este momento podemos decir que tenemos prácticamente saneado el tema de la gente que realmente tiene una necesidad de vivienda", asegura Miguel Torres.
Desarrollo
Desde que se fundó el campamento, los vecinos realizaron grandes esfuerzos para reunirse y lograr objetivos en común. Así, se logró la construcción de plazas, juegos infantiles y una cancha.
Pese a lo anterior, Miguel Torres considera que el apoyo entregado por algunas instituciones también ha sido fundamental para el desarrollo del barrio.
"Se trabaja mucho con la fundación Techo, quienes trabajan en el desarrollo de los niños con programas especiales como Nuestra Sala, donde les hacen clases y reforzamientos. También hay talleres de aprendizaje popular, que se realizan con las comunidades, y los bancos de proyectos, que nos ha permitido desarrollar varias sedes, y también las veredas peatonales", declara Torres.
Problemas
Hace unos meses, los residentes del campamento lograron reunir 21 millones de pesos para instalar postes y medidores de luz, cumpliendo con lo exigido por la Conafe para contar con energía eléctrica. Pese a lo anterior, hoy en día las instalaciones siguen sin uso, y las casas sin electricidad.
Jessica Ortega, presidenta del Comité Nueva Esperanza de Forestal, afirma que los vecinos de la zona corren un gran peligro al no tener conexiones regulares para conectarse al sistema eléctrico.
"Hay muchos que se han electrocutado al hacer la mala conexión, y también han habido incendios por culpa de las velas, porque no falta el niño que pasa y la bota, o la familia que se queda dormida con la vela prendida", indica la dirigente.
A pesar de que las recientes protestas se han centrado en el problema de la luz, sus habitantes reconocen que también carecen de un sistema de alcantarillado.
"Sí contamos con agua potable, pero con conexión irregular. Cuando ocurren incendios, el agua baja. Incluso, hay días que estamos sin agua", destaca Ortega.
Sin embargo, el principal problema que destacan los vecinos es falta de accesibilidad que hay para llegar a la zona, en especial cuando se produce una emergencia.
César Becerra, presidente del Comité Esperanza Las Palmas 4, cuenta que la vía más cercana que tienen los residentes para tomar locomoción es la Variante Agua Santa, la cual se encuentra a 20 minutos atravesando un empinado sendero peatonal, el cual no tiene iluminación.
"Es un problema bastante grande la locomoción acá en el campamento, porque hay mucha gente que transita muy temprano en la mañana y muy tarde en la noche, y lo tiene que hacer a pie", relata Becerra
A esta situación, se suma el cierre de caminos alternativos por parte del dueño del fundo anexo al campamento. Jasmine Fuentes, secretaria del mismo comité, destaca que antiguamente el barrio contaba con una salida vehicular a Agua Santa, el cual actualmente se encuentra bloqueado con piedras de gran tamaño.
El problema es aún más grave considerando que los servicios de emergencia utilizaban esta vía para llegar de forma rápida al campamento. "Acá arriba se quemó una casa producto de una vela. Cuando llegó Carabineros ya estaba todo quemado, todo", declara Fuentes.
Además de los siniestros al interior del campamento, el barrio se expone a los incendios forestales en las quebradas de la zona. El cierre del acceso dificulta aun más el control de estas amenazas.
"Hace un tiempo atrás estaban haciendo incendios al frente, y los tipos arrancaron hacia arriba. Carabineros quiso pasar hacia allá, y no pudieron por las piedras", agrega la dirigenta del campamento.