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Mascotas pop: del perro que come botellas al gato bohemio

Llegaron por distintas razones donde sus actuales amos y hoy son casi personajes de Valparaíso. Las historias de estos pequeños amigos que se ganaron el cariño de los porteños y en especial de los turistas.
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Adriano Gonzalez Hidalgo. - La Estrella de Valparaíso

El sector entre Cumming y Esmeralda reúne bares, restaurantes y comercios de todo tipo. Las personas que transitan regularmente por ahí entre la tarde y la noche son turistas, jóvenes buscando el carrete o los que regresan a sus casas. Pero los reyes indiscutidos son los gatos y los perros.

Sus pelajes, caras y patitas son algo muy adorable de apreciar. Muchos turistas extraen sus cámaras para fotografiar a estos animales quienes posan entre los muros patrimoniales como musas de un pintor.

Pero algunos de los animales más afortunados son los que gozan de una familia que los adopte. Éstas son historias de gatos y perros que por distintas razones llegaron a vivir en los locales más característicos de Cumming y sus alrededores.

El COME BOTELLAS

Nicolás Zapata es músico y transita regularmente por ese sector. Dice que ha visto a un perro masticando vidrios cerca del bar El Viaje. Cuenta que una vez supo de un extranjero que, sorprendido por tal "gracia", se hizo una selfie con el animal, poniendo el celular en sus patas. Agrega, entre risas, que este perro es muy especial, pero que también hay que tener cuidado con él, ya que lo había visto en una "mocha" con unos gatos. Es un perro que no teme demostrar su rudeza.

Katherine trabaja de garzona en el bar donde se ha visto al animal. "El 'perro come botella', es casi un personaje de acá. Todos los que vienen al bar lo conocen porque el perro siempre está afuera, cachai, cuando hay música en vivo... ahí la idea es que jueguen con él", comenta. Quienes lo han visto me afirman que extrañamente nunca le han notado sangrar o afectado por las botellas.

Katherine nos cuenta de otro personaje de cuatro patas: el gato de los bares… "Ah, es el gato de El Gato en la Ventana (bar) y se pasea por acá, es bien bonito. Creo que no es un gato quiltro", comenta.

Gatos bohemios

Mientras converso con Katherine, aparece el gato. Es un gato muy peludo, de ojos azules, el cual surge de improviso y desaparece rápidamente hacia otro lugar, pienso que al siguiente bar. Decido dirigirme a Gato en la Ventana, para saber más sobre este felino. Me recibe Mario desde la barra y cuenta del primer gato que tuvo el local y por el cual le pusieron ese nombre. Agrega que el minino siempre estaba mirando por la ventana. Se llamaba Juanito y llegó ahí como regalo.

Cuando Juanito falleció de viejo hace más de doce años, llegaron dos nuevos. Me cuenta que "el de ahora es uno blanco que se llama Amaretto y la otra se llama Granadina", ambos felinos con nombres de licores, muy ad hoc para gatos bohemios. Además agrega que son enamorados de las mujeres y que se suben a sus faldas, luego bromea y dice que "de repente, cuando andan con la luna se suben a la falda de los hombres también".

Mario insiste que estas mascotas son muy queridas por las personas que gustan de los animales. Incluso han aumentado los turistas por lo mismo, "cualquier cantidad, las francesas están como dos días con los gatos para puro hacerles cariño. También vienen alemanas, norteamericanas, chinas, porque acá llegan hartos turistas", afirma. Salgo del bar y paso por fuera de una verdulería. Dos mininos me llaman la atención.

Mascotas de negocios

La señora Adelina está a cargo de la verdulería Pelo Duro, donde se encuentran dos pequeños gatos de pocos meses de vida.

Al preguntar por sus nombres me cuenta que se llaman Pepita 1 y Pepita 2. Estos tienen dos meses de vida y fueron un regalo. La ternura de sus rostros le da un toque muy especial a la verdulería. Salgo y veo a lo lejos un perro grande que está descansando a la salida de un minimarket.

Don Alejandro y la señora Teresa se encuentran atendiendo el minimarket Los Patricios. Son los dueños del longevo perro Negro. Es ella quién me cuenta, de partida, que aquel canino es "lo más lindo y regalón que hay".

Dice que a muchos clientes les gusta acariciarlo. Algunos lo llaman Gordo u Oso, pero su nombre es Negro. Hace doce años que llegó de la calle y se quedó en el negocio. Afirma Alejandro que "sale caro cuidarlo", por su edad. Pero que no tienen problemas en hacerlo. Es tanto, el cariño que afirman que "todos los días lo cepillan".

Gato intelectual

En mi recorrido por las calles buscando en cada vestíbulo de los locales algún animal que llame mi atención, paso por fuera de la librería Mar de Libros. Entro, miro a mi alrededor. Entre los variados autores se encuentra un felino que deambula tranquilamente entre los clientes. Patricio está a cargo de la tienda y me cuenta que se llama Zuto. Hace cinco años se lo regaló un cliente y llenó el vacío que existía desde que "se robaron al que tenían antes". Cuenta que es un "gatito excepcional" y que si le hacen cariño se sube a los hombros de esa persona como si fuera un loro.

Cada testimonio me hizo confirmar que en Valparaíso se quiere y se respeta a las mascotas, que son casi parte del patrimonio porteño y que su rol de compañía va más allá de lo que pensaba. Son los encargados de darle identidad propia a cada uno de los locales que recorrí y que su deambular por ahí, llena los lugares de una energía especial.

Si quieren recibir el cariño de estos animales, pueden visitar los lugares mencionados y acariciarlos o tomar una fotografía de ellos. Pero si desean la compañía de uno, pueden encontrar a su mascota perfecta desde las redes sociales. En Facebook existen muchos grupos donde aparecen anuncios de mascotas en adopción. Uno de ellos es "Adopción Mascotas Viña Del Mar Valparaiso", donde cada día aparecen gatos y perros buscando hogar.