El "Transvalparaíso" está de aniversario: ¿hay algo que celebrar?
Ha pasado el tiempo y los reclamos en contra del transporte público local se han vuelto masivos. Choferes piden mejores condiciones. Pasajeros y estudiantes, un mejor servicio. Pero ¿cuáles son los problemas que se viven diariamente?
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
"Los sindicatos de micreros no son como los de antes, cuando los choferes se colgaban de las micros defendiendo a los trabajadores. Hoy día, joven, todos están vendidos, se arreglan los bigotes ellos mismos y no representan nuestros intereses", sostiene C.V., chofer de la 602.
A pesar de las advertencias realizadas por el sindicato que agrupa a los choferes de la línea 602, que recorre las calles desde Playa Ancha a Concón, el paro no se hizo. A las 10 de la mañana, y como siempre, las micros salían una tras otra, siguiendo la frecuencia establecida por la empresa Buses Del Gran Valparaíso. Y pese a la noticia que publicó nuestro medio, los choferes aseguraban no tener idea sobre el paro, aún cuando las condiciones laborales, dicen, son pésimas.
Un trabajo bien pagado, a costa de una jornada laboral que se extiende por más de catorce horas diarias, tomando en cuenta que el promedio en Chile bordea las 11,5 horas por día, según cifras oficiales de la Organización Internacional del Trabajo.
Las carreras entre choferes son pan de cada día, a diferencia de lo que se prometió hace diez años, cuando se dio inicio al Plan de Transportes Metropolitano de Valparaíso (MTV).
"Cuando se aplicó el Transvalparaíso, nos ofrecieron un salario fijo y jornadas más cortas. Ha pasado el tiempo y el transporte en nuestra región continúa tal como ha sido siempre. Sapos en las calles, una frecuencia irregular que afecta directamente a los pasajeros y disputas entre algunos choferes que terminan, a veces, en agresiones verbales y violencia física", dice C.V., chofer de la 602, un trabajador crítico con el sistema de transportes que, según su punto de vista, está manejado por el Estado, los empresarios y el sindicalismo micrero.
Este indignado chofer de locomoción colectiva cree que el sistema de transportes de nuestra región mejorará significativamente el día en que se acaben las malas prácticas, como el clásico "collereo" y las carreras.
"Una jornada laboral fija y un sueldo estable puede ser la solución a muchos de los problemas. Habría una mayor frecuencia y, de paso, nos ahorraríamos conflictos con los estudiantes. Pero no queremos que este sueldo fijo atente contra nuestro salario actual, pues la idea es ganar lo mismo. Los trabajadores y la gente de esfuerzo, en general, no debiese pasar tanto tiempo en el trabajo", recalca.
El problema del pase
No hay un solo chofer que quiera dar su nombre. Algunos cuentan que es por miedo, otros por timidez. Los más desinformados, afirman que es para no meterse con los intereses del "patrón". "A mí me va bien, trabajo media jornada, me hago mis monedas y tengo un buen patrón", cuenta Gregory, de la línea 611.
Para él, una de las principales dificultades que deben enfrentar los choferes, sin importar el número de línea, es la poca fiscalización que hay en cuanto al pase escolar.
Dice que las discusiones entre choferes y estudiantes se producen, fundamentalmente, porque hay jóvenes que hacen parar la micro cuando, notoriamente, están fuera del horario de clases. "Algunos se suben curados, otros con bolsas del supermercado y nadie los fiscaliza", agrega.
Sin embargo, Gregory reconoce que son varios los elementos que deben ser considerados antes de criticar a estudiantes y choferes. Señala que, luego de una tarde agobiante, echando carreras con los compañeros de línea, la discusión con un estudiante que "se sube a la micro con copetes y que paga la tarifa escolar, es la conclusión de un día estresante".
Gregory también pone en la balanza de la discusión el subsidio que los empresarios reciben, a raíz de la promesa de una tarifa escolar rebajada los 365 días del año.
Las platas de la tne
A esa hora, y mientras las micros daban vueltas por los distintos recovecos de la región, Luis Medinelli, presidente de Verde Mar, firma con su pluma los bonos TNE que recibirán los choferes, como parte del subsidio escolar correspondiente al mes de enero. El bono de febrero llegará recién en abril, comentan los trabajadores, "lo cual nos parece una sinvergüenzura por parte de los dueños de micro y de la Seremi de transportes. ¿Y qué culpa tenemos nosotros de que la Seremi de Transportes se atrase en el pago del subsidio?", se pregunta Medinelli.
Los empresarios microbuseros reciben, una vez por mes, el subsidio al transporte público de parte del Estado, cifra que va desde los 300 mil hasta los 600 mil pesos por máquina y que está destinada a cubrir una parte de los requerimientos de las micros, entre los que se cuentan mantención, reparación, además de la tarifa rebajada para los estudiantes. De esta plata mensual, los choferes no reciben nada.
Sin embargo, existe un subsidio que se entrega al propietario de la micro sólo dos veces al año, cuyo objetivo es compensar el uso del pase escolar durante el verano. De este dinero, los choferes reciben entre un 20 y un 25 por ciento.
Entre los cheques que firmaba Luis Medinelli había de todo: choferes que obtuvieron cincuenta mil pesos y otros que consiguieron más de cien mil. "Los sindicatos o cada conductor individualmente, si es que no está sindicalizado, negocian con los dueños de buses la modalidad de pago, un sistema que se implementó hace tres años sin mayores inconvenientes", argumentan desde la Seremi de Transportes de la V Región.
La familia se beneficia
Pero ¿qué ocurre el resto del año? Según datos que entrega la Secretaría Regional Ministerial de Transportes, el 90% de los reclamos efectuados por pasajeros del transporte público tiene que ver con los malos tratos de parte de choferes hacia los estudiantes.
Valentina estudia ingeniería en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Acusa que una tarde, cuando se disponía a regresar desde Horcón hacia Valparaíso, quiso pagar la tarifa escolar correspondiente a 700 pesos. En el momento en que exhibió su pase escolar, el micrero comenzó a insultarla. "Lo único que atiné a hacer fue debatirle. Que si acaso había visto el discurso presidencial, donde Bachelet aseguró que el pase escolar serviría los 365 días del año", relata.
De ahí en más, la gente que estaba en la micro comenzó a defenderla. Algunos incluso le ofrecieron la diferencia entre el pasaje escolar y los 1.400 pesos del pasaje completo, sin embargo, ella se resistió ya que "la tarifa escolar es un derecho que se obtuvo en la calle y que va en directo beneficio de nuestras familias, en un país donde los pasajes de la micro cada día son más caros".
Cuando el chofer de la micro se paró de su asiento con la intención de bajarla, los pasajeros fueron en su ayuda. "Yo también tengo hijos en la universidad, sinvergüenza", protestaron. Luego de eso, Valentina decidió hacer la denuncia en el retén de Carabineros de Horcón, junto con el chofer, quien fue obligado a bajarse tras presiones de los pasajeros a bordo.
"En el retén no me tomaron en cuenta, de los cinco carabineros que había en ese momento, sólo uno conocía la normativa que regula la tarifa rebajada los 365 días del año. Al final, el chofer salió arrancando entre las risas de varios de los carabineros presentes", puntualiza.
Los patrones
Una vieja casona, ubicada en Chacabuco con esquina Francia, hace las veces de cuartel general de una de las centrales autobuseras con más historia entre los cerros de Valparaíso, Verde Mar. Aún cuando hoy día no exista en términos legales, Verde Mar es una de las centrales que dio vida a los Buses del Gran Valparaíso. Luis Medinelli, su presidente, lleva más de cuarenta años vinculado a la empresa, a la que entró como el "Benjamín". El problema, según él, es que los subsidios del Gobierno no alcanzan para sostener la micro cada mes, ni siquiera para equiparla con los neumáticos que necesita.
Por el lado de los estudiantes, Medinelli sostiene que son un beneficio para la comunidad autobusera, pues atraen más público. "Qué micrero con dos dedos de frente podría cuestionar a los estudiantes. Al que lo hace le llega un tirón de orejas, esa es la única medida que podemos tomar", concluye.