Priscilla Barrrera Ll.
La confirmación entregada el martes de esta semana por el ministro de Obras Públicas Alberto Undurraga en torno a que durante el segundo semestre de este año se llamará a licitación la segunda etapa del proyecto de ampliación y mejoramiento de la Ruta F-30-E fue recibida con aplausos, pero no para todos fue una buena noticia.
Ocurre que esa segunda etapa intervendrá el área comprendida entre la rotonda y el puente de Concón, precisamente el sector conocido como La Isla, donde conviven diversos comercios y cerca de 100 familias que tienen allí sus vivienda, algunas incluso, desde hace casi 40 años.
Es el caso de Sebastián Oyanedel Ramírez, quien hace más de 40 años vive en este sector junto a su familia y afirma que, hasta ahora, nadie se ha acercado a ellos para contarles cuándo y cómo será el proyecto de la carretera.
"Una vez, hace unos dos años, hicieron una reunión en la sede vecinal y mostraron los planes y cómo iba a ser el proyecto, pero después dijeron que no existían los recursos para hacerlo y que el proyecto quedaba en nada. Después de eso, nunca más supimos algo. Ningún estamento nos ha informado algo", reclamó Sebastián, quien reiteró que no existe ninguna claridad respecto de lo que ocurrirá con las familias que tienen sus casas en este lugar.
En forma categórica, asegura que ninguno de sus vecinos está dispuesto a irse, pues han hecho sus vidas aquí.
"Salimos todos o ninguno. Imagínese que llevamos 40 años aquí. Hay gente que ha llegado hace poco tiempo y que ha construido su casa más adentro, en una zona que probablemente no sea necesario intervenir. No sería justo que ellos se quedaran y nos sacaran a nosotros que estamos más afuera y que además llevamos más tiempo. Por eso digo que todos o ninguno", insistió Oyanedel.
Para este vecino, lo ideal sería que se buscara una solución habitacional para todos en un área zona dentro de la misma Isla, pero alejada de la zona que intervendrá la carretera.
"Han dicho que estamos en una zona de inundación y para mí eso es sólo una excusa formal para sacarnos. Cuando fue lo del tsunami, se inundó el centro de Concón y aquí no pasó nada", planteó Oyanedel.
Comercio
Una postura de mayor resignación es la que planteó Ruth Arancibia, quien tiene su negocio hace siete años y si bien explica que es su esposo el que ha participado de las reuniones en que se ha informado del proyecto, manifiesta que nunca les han dicho en forma categórica si tendrán que salir.
"Hace unos tres años que vienen diciendo lo de la ampliación pero habían dicho que no estaban los dineros. Si hay que salir, tendremos que salir no más. Ideal sería poder continuar con nuestro negocio, pero si no se puede, habrá que salir. Hemos sabido sólo por comentarios, pero ninguna información formal", planteó resignada esta comerciante.
El padre de Ruth vive hace unos dos o tres años en el lugar, sin embargo, recuerda que hace muchos años se le entregó en comodato el sitio que ocupan con el negocio a su abuelo. "Yo fui criada aquí, son ya muchos años. Aquí se sembraba, era muy bonito, pero después empezaron a vender terrenos", recordó Ruth.
Al igual que Ruth, la señora María Cornejo fue una de las "colonas" en La Isla. En la actualidad es su nuera, Bárbara Roy la que se encuentra a cargo del negocio familiar "La Veguita 2.0", el que les permite sustentarse económicamente.
"Esto viene siendo casi un mito porque hace rato que vienen con que van a hacer el proyecto, que nos van a sacar, que van a sacar solo a los del frente, que nos van a sacar a todos, entonces uno ya no sabe qué creer. Mi suegra lleva unos 50 años viviendo acá y el negocio tiene casi 30 años de antigüedad. Nadie dice nada concreto", cuestionó Bárbar Roy en torno a lo que ocurrirá una vez que se inicie el proyecto.