Carla Olivares Rojas
Don Hugo Montt Serey tiene 76 años y este año cumple 52 años de matrimonio con su mujer, la señora Juana Villar Llantén, de 74 años. Ha sido un matrimonio trabajador que tiene 3 hijas, 7 nietos y próximamente un bisnieto, pero lejos de estar descansando y disfrutando de su familia deben salir a trabajar cada fin de semana.
Él recibe una pensión mínima por ser exonerado político y ella la pensión que da el estado, pero no les alcanza para todos sus gastos así es que no les queda otra que hornear sus minidonas y salir a venderlas cada fin de semana a la entrada del Líder de El Belloto, en Quilpué.
"Empezamos a trabajar a las 8.00 de la mañana porque tienen que ser frescas, salimos a vender a las cuatro de la tarde y hemos estado hasta las nueve de la noche a veces. Hacemos 500 donas y las llevamos en dos cajas plásticas en un cacharrito que tengo, un Lada que a veces anda y otras no", dijo don Hugo con sentido del humor.
No les alcanza
Hace alrededor de 5 años que el matrimonio vende sus exquisiteces, antes lo hacía en un colegio y desde hace dos que se instalan en el supermercado desde el jueves al domingo donde ya tienen su fiel clientela.
"Para decirle la verdad esto lo hacemos por la poca pensión que tenemos, nos alcanza para lo justo, pero ahora el Serviu nos entregó una casita que está en bruto, así es que con la venta de las donas nosotros estamos poniéndole piso, tenemos que pintar y hacer la cocina. Yo quiero tener una casa linda, pero no sé si me alcance la vida para verla como quisiera, mientras, vamos avanzando", relata el anciano.
No quiere ni pensar en enfermedades porque ahí, la platita de las donas se va toda para los medicamentos.
"Mi esposa ahora está con vértigo, pero no tiene hora al doctor hasta fines de mayo así es que ojalá no le pase nada cuando estemos en la calle. La plata de la pensión nos alcanza para subsistir, pero cualquier gasto extra se sale de nuestro presupuesto", señaló.
Las donas honeadas y que son endulzadas con azúcar flor las venden en 2 por 100 pesos y aunque algunos piensan que es poco dinero, don Hugo reconoce que en el barrio les hacen precio por la compra de los insumos. "De otra manera no podríamos tenerlas a ese precio", señaló.