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Merval suspendió su servicio de manera preventiva por el sismo

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Dentro de las problemáticas que se desataron tras el sismo que azotó a la región de Valparaíso, fue la suspención preventiva del servicio del Metro de Valparaíso (Merval). Con la mala suerte de que justo ocurrió a la hora punta, cuando uno de los transportes más utilizados por lo habitantes de la región, es requerido por miles de usuarios.

Los carros se detuvieron derrepente. Algunos estaban en estaciones y otros en pleno trayecto, casi en medio de la nada. Pero hubo puntos críticos, como en la estación Recreo, donde los usuarios quedaron atrapados dentro de los vagones. Y una vez que pudieron salir, había personas que se desplazaban en silla de ruedas, y cuando trataron de abandonar la estación, la salida apta para ellos estaba cerrada con candado, lo que causó la indignación y aumentó el nerviosismo de los usuarios, quienes denunciaron el hecho publicando videos a través de Twitter.

Al cierre de esta edición, aún era un misterio cuándo volvería a funcionar el servicio del Merval.

Mientras que el gerente general, José Miguel Obando, aclaraba a través de los medios de comunicación que "debido a la magnitud del sismo y la inestabilidad del sistema eléctrico proporcionado por Chilquinta se tomó la decisión de suspender el servicio, como una medida preventiva".

Todos a los cerros y con calma tras el movimiento

Porteños y porteñas se portaron más que bien ante la fallida alarma de tsunami. En los miradores hubo un ambiente distendido y chacotero.
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Nicole Valverde S.

De que pasamos susto, pasamos. Pero una vez que la tierra nos dio un respiro, y se activaron las alarmas de evacuación, porteños y porteñas demostraron que han valido la pena los simulacros de evacuación de tsunami; y vaya que hemos aprendido de las experiencias anteriores. ¡Un aplauso para todos y todas ustedes!.

Con total tranquilidad -dentro de lo que se podía- miles de personas evacuaban el plan de la ciudad. Los más jóvenes ayudaban a los más viejitos. Mientras se preguntaban unos a otros: ¿de cuánto fue?, ¿temblor o terremoto?, ¿vendrá o no la ola?.

Celulares en mano para avisar a ese ser querido, siempre alerta y preocupado, que todo estaba bien. Otros en cambio, apostaban por la magnitud: "fue grado 6 y algo, pero fue más fuerte que el del fin de semana". "¡Nica...!", responde el amigo, "este fue como de 7".

Cultura sísmica

Bien agarraditas del brazo iban subiendo por la escalera Concepción (detrás del edificio de El Mercurio de Valparaíso) Blanca Palma y Marcia Araya. Al momento del sismo, ambas se encontraban en una clase de inglés en la escuela para adultos Juan Luis Vives. "Estábamos súper concentradas y empezó el remezón. Y ahí salimos no más. Es que soldado que arranca sirve para otra batalla", asegura con humor Blanca.

Charlas eficaces

Más arriba casi llegando al paseo Atkinson, un grupo de colegas de Servipag revisa sus celulares y prende cigarrillos para calmar un poco los nervios. Y es que como a muchos trabajadores el tembleque los pilló en la pega.

"Nosotros estamos acá abajo en calle Prat, en el tercer piso de un edificio, y el movimiento fue agresivo al tiro. Así que ni siquiera esperamos a que parara un poquito, y evacuamos de inmediato. Además en cosa de minutos se activaron las alertas preventivas", comenta Claudia Tapia, coordinadora de Visión Valparaíso.

Y agrega: "Lo bueno es que acá en Valparaíso ya estamos acostumbrados, así que bien. Aunque igual pasamos susto, pero ya estamos retomando la calma. Ahora estábamos comentando que justo en la mañana tuvimos una reunión para saber qué hacer en caso de emergencias y organizarnos. ¿Ven que hacen bien las reuniones?", destaca a sus compañeros de labores.

Mientras, en el mirador del Atkinson las personas sólo esperaban que volviera un poco la calma para bajar al plan. Algunos extranjeros no entendían mucho lo que pasaba. Otros cantaban el Cumpleaños Feliz a algún festejado. Pero la mayoría estaba más preocupada de la columna de humo que emanaba el incendio que de la ola que nunca llegó.