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[Cultura Urbana]

Valparaíso rinde doble homenaje a los Parra

PCDV realizó tributo póstumo al recientemente fallecido Angel Parra. Alcalde Sharp anunció que el Liceo Pedro Montt pasará a llamarse Violeta Parra.
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A pocos días de que falleciera el destacado músico nacional radicado en Francia, Ángel Parra, el municipio porteño decidió, por unanimidad, declararlo hijo ilustre.

Luis Angel Cereceda Parra, hijo mayor de Violeta Parra y el trabajador ferroviario Luis Cereceda, nació en el cerro Barón. Conocido este antecedente, en el municipio porteño realizaron las gestiones no sólo para nombrarlo hijo ilustre sino que para realizar un sentido homenaje que se materializó ayer, con la presencia de su hermana Isabel y sus hijos Javiera y Angel.

El simbólico acto tuvo lugar en la explanada del Parque Cultural de Valparaíso y en él estuvieron presentes familiares del músico, concejales porteños, directores del municipio y músicos que habían compartido con Ángel quien falleciera a los 73 años de edad.

Para Jorge Coulon, director del Parque Cultural, el acto de homenaje al destacado músico nacional fue un momento especial pues compartió con Ángel no sólo su amor por la música y la época de la llamada nueva canción chilena sino que también una profunda amistad.

"Es muy emotivo que hagamos con el municipio este homenaje en el Parque Cultural, ya que estamos en un lugar en el cual emana cultura por todos los poros pero es también un lugar de memoria, donde hubo reclusión política durante la dictadura, cómo no recordar entonces el paso de Ángel por el campo de concentración Chacabuco" subrayó Coulon.

Igualmente emocionado se vio al alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, quien dijo sentirse orgulloso de estar en su rol de jefe comunal efectuando este homenaje.

"Desde pequeño, gracias a mis padres, fui seguidor de la nueva canción chilena y escuchaba siempre a los Inti, a los Quila, a los Parra, por lo que me siento un privilegiado al estar hoy acá realizando este sentido homenaje", admitió el jefe comunal porteño.

En representación de la familia, Javiera Parra, reconoció que si bien aún está muy fresca en su mente la partida de su padre, destacó el carácter sencillo y profundo del homenaje a su padre, manifestando que éste se condice con su espíritu.

"No es coincidencia que el reconocimiento oficial sea en este precioso Valparaíso, en esta ciudad llena de contradicciones que mi papá conoció muy bien, nos enorgullece el honor que haya sido nombrado hijo ilustre, pero también nos acomoda que sea en este contexto de sencillez pues tiene mucho que ver con su espíritu, con su alma" enfatizó muy emocionada.

El policlínico de los libros

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La muerte infalible

La muerte es algo serio, qué duda cabe, pero... ni tanto. A veces se la puede tomar con humor, y si va acompañado de una buena pluma, tanto mejor. Andrés Gallardo, escritor, profesor penquista y miembro de la Academia Chilena de la Lengua, es autor de "Obituario", uno de esos libros que uno podría calificar como una exquisitez.

En alrededor de cien textos breves, escritos a modo de micro relatos, Gallardo repasa las historias de numerosos finados, antes, durante y después del trance hacia el otro lado.

Haciendo gala de un humor finísimo, un léxico abundante -lo que se agradece en tiempos de vocabularios minimalistas- y una aguda inteligencia lingüística, Gallardo describe en estos relatos los prolegómenos de la muerte en Chile y, más aún, en la provincia, recurriendo a conspicuos personajes.

Algunos de los relatos están agrupados por temas, como "Últimas palabras", donde el autor recoge con hilarante sutileza los preparativos de diversos personajes para inmortalizar frases para el bronce antes de su muerte. Así, aparece la historia de don Orozimbo Ripamonti Bórquez, conocido por "carecer del sentido de la oportunidad", quien "para dejar una buena impresión que borrara los desatinos anteriores", pasó gran parte de su vida preparando sus últimas palabras. "Pálido, hediondillo en su lecho de muerte, esperó el momento crítico para sentenciar en forma clara y distinta 'cuán simple es lo inefable'. Eran las diez de la noche. A las once, don Orozimbo seguía vivo, pero callado e inmóvil. A los once y media no pudo más y le dijo a la enfermera 'hijita, páseme la cantora' y sólo ahí se vino a dar cuenta y pudo agregar 'ya la cagué', y doble, aunque esto último no alcanzó a saberlo".

En el capítulo "La muerte zizagueada", Gallardo repasa a críticos literarios, poetas y poetastros, entre ellos, don Lucho Posada, temido reseñista de las letras de provincia, quien el domingo antes de su muerte publicó la más virulenta de sus diatribas: "'Los literatos son una tropa de patanes ignorantes, fatuos, chismosos, mediocres, borrachos, desaseados y casi todos maricones'. Y ponía el remate perfecto: 'Esto lo escribo el jueves por la mañana y en las últimas; estaré muerto a más tardar el sábado, de modo que el domingo vayan y digan lo que quieran, palurdos descomedidos y soberbios". También hay secciones dedicadas a epitafios, sepultureros y memorias varias.

Una joyita de libro, publicada inicialmente en 1989 por el Fondo de Cultura Económica de México y reeditada ahora por un sello chileno, en versión extendida y aumentada.

"Gallardo repasa las historias de numerosos finados, antes, durante y después del trance hacia el otro lado"."

TÍTULO: "Obituario"

AUTOR: Andrés Gallardo

EDITORIAL: Overol