Guillermo Ávila N.
En calle Hamburgo, Villa Berlín, arriba en Los Placeres, funciona la 'Casa de Reposo Los Nietos'. Allí, la semana pasada, como a gran parte de los residentes costeros en nuestra tiritona V Región, se les movió el piso a 12 abuelitos. También a las seis personas que operan como parte del personal de mantenimiento (enfermeras y auxiliares).
En esta vivienda de construcción relativamente nueva y que cuenta con dos patios y cuatro extintores (aunque les exigen dos en su caso), se vivió una jornada de alerta. Una que puso en modo activo a los dispositivos para enfrentar emergencias como la que amenazó cimientos -y más- ante el 6.9° Richter del lunes 24 de abril y los dos remezones del viernes pasado.
Ahora, para que una casa de reposo funcione y tenga los permisos, debe contar con el visto bueno de un prevencionista de riesgo el cual certifique que dicho centro disponga de un plan de evacuación.
Un plan de evacuación que asegura Hilda Peña, dueña y auxiliar de enfermería, tienen al día, cuyo inmueble lo arrienda y que sobre su espalda pesan los 13 años que -resalta- lleva en este negocio. "Tenemos planes para abrir otro muy pronto", acota al optimismo.
Y esa misma percepción -dice doña Hilda- aplicó en los días de los sismos. "Por las puertas de acceso tenemos cuatro salidas a las que le ponemos las letras", especifica la propietaria de la Casa de Reposo Los Nietos.
Al detalle: cada puerta tiene una letra y señalética delimitada que indica por donde hay que evacuar. "Nuestro personal evacua a los residentes, pieza por pieza, por el lado que les quede más cerca a las salidas". De hecho, los auxiliares sacan de a dos a los abuelitos: así evitan una posible congestión.
Una vez afuera, narra Peña, los dirigen a uno de los dos patios con que cuentan. "A los abuelitos los orientamos en el tema, los lúcidos, claro. Nuestro personal sabe lo que tiene que hacer ante estas emergencias", enfatiza Peña.
Labor preventiva
En el edificio de 120 m2 llamado 'El Escorial', ubicado en Plaza Vergara 172, oficina 81, Viña del Mar, se encuentra el 'Centro de Día Damos Vida', el primer Centro de Día de Chile, inaugurado en 2010. Allí atienden a adultos con deterioro físico y cognitivo en etapas de leve a moderado (Alzheimer, Parkinson, entre otras).
Para Manuel Vargas, su administrador, en el caso de su institución la forma de enfrentar estas emergencias es con tranquilidad. Y lo fundamental: informar a familiares, usuarios y profesionales el plan de emergencia.
Como están localizados en un octavo piso, su protocolo dicta que en situaciones de sismos deben quedarse en su propio lugar. Y en caso de tsunami, la medida es evacuar... en forma vertical.
"Nuestra vía de escape es de evacuación vertical. Es decir, debemos subir un piso más", asegura Manuel Vargas, para quien la labor preventiva -ya realizada al personal y usuarios- es clara: no se utilizarán los ascensores. "Eso dependiendo del nivel de la catástrofe; o se quedan en su lugar o subimos un piso hasta que lleguen a buscar a los adultos mayores", recalca.
Y no es poco, teniendo en cuenta que hasta acá asisten, en promedio, unos 30 adultos mayores (incluso un abuelito de 103 años de edad) quienes reciben atención física, cognitiva y social, además de la alimentación; para un personal de dos kinesiólogo, tres fonoaudiólogos, una profesora de arte, un técnico en enfermería, más el equipo administrativo.