La pasión amateur: más viva que nunca frente al negocio del fútbol
El fútbol amateur es una de las instancias más representativas de los cerros y las poblaciones en los distintos rincones de Chile. Un esfuerzo colectivo construido a pulso por la gente humilde y que podría terminarse sin un apoyo sostenido.
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
Hace algunas semanas les contábamos cómo, por primera vez en su historia, las canchas del Alejo Barrios fueron cerradas, ante la tristeza de los hinchas y el desconsuelo de los jugadores, que no pudieron mojar la camiseta de su club de barrio.
Ante el abandono del que han sido víctimas por parte del Estado y las malas influencias que se han ido tomando más de alguna institución, generaciones enteras han tenido que, con voluntad y sus propias manos, sacar adelante el sueño de los viejos fundadores, tanto en los cerros de Viña del Mar como en Valparaíso.
No hay fin de semana en que no se dispute algún partido. El sudor de los futbolistas que dan vida a la división de honor, cae sobre el césped que, aún siendo artificial, es como una suerte de tierra fértil de identidad, de organización y del esfuerzo de la gente en sus poblaciones. De ahí que ese sudor no se limita a la cancha, sino que se expande hacia las familias y los socios.
En Valparaíso, por ejemplo, más de noventa asociaciones dan vida al torneo amateur. Como si fuera una clan enorme, que desborda las canchas en las que se juegan los encuentros. Abuelos que, incluso con sesenta años, forman lo que se conoce como los viejos cracks, o sus hijos, ídolos que convocan a cientos de personas en la división de honor, y los nietos que ya, desde que tienen cuatro o cinco años, se comienzan a formar en las series infantiles.
Si el fútbol, en nuestro país, es tan representativo y la Patria desborda el Estadio Nacional ante un partido de la selección, es por una razón que, hasta nuestros días, convoca a miles de personas en la región y cientos de miles a lo largo y ancho de esta tierra, hecha a pulso, por los más humildes.
"Llevo veinticuatro años como dirigente deportivo y lo que me ha tocado ver es que, cada fin de semana, hay una fiesta en los cerros y un arcoiris se forma, de la mano de los colores de los distintos clubes que se juntan ¿Y cómo nos sostenemos? Cada día hay que ir luchando por juntar plata. Acá hacemos actividades de martes a domingo, partidos, completadas, platos únicos, vendemos rifas o bailamos. Así se financian los clubes de barrio, autogestión", sostiene el presidente de la Asociación de Asociaciones de Valparaíso, Eduardo Rodríguez.
Amateur a la baja
En los últimos años han desaparecido alrededor de cincuenta asociaciones y clubes emblemáticos de Valparaíso.
Ya sea por la falta de dirigentes o el poco apoyo que reciben del Gobierno Regional. Diversos factores explican el declive del fútbol amateur en la región. "Es cosa de poner atención a las reuniones de nuestra asociación, de todos los directivos que hay , sólo uno o dos son caras nuevas; el resto son personas con una trayectoria tremenda", cuenta Rodríguez.
Por el lado de la falta de sustento económico, múltiples dirigentes ya sea en Viña o en Valparaíso llegan a un punto de acuerdo. Sólo queda la autogestión y la postulación a proyectos que apuntan a mejorar algo puntual, baños nuevos, una manito de pintura, camisetas, equipos deportivos, entre otras necesidades. No hay un apoyo que se sostenga en el tiempo, que permita un renacer del deporte amateur en nuestro país.
"Casi todos los países de América Latina han llevado a cabo políticas públicas para el fortalecimiento del fútbol de barrio, acá estamos bastante retrasados". Eduardo Rodríguez se muestra crítico con la desigual cancha en la que están jugando. Para él "uno de los problemas más importantes es la preocupación excesiva hacia con las sociedades anónimas, sin distinción alguna, no hay una que sea menos mala que la otra. Las sociedades anónimas son como un parásito que sólo se preocupa por la ganancia y sus acciones, no por el sentimiento del hincha".
TRABAJO CON LOS NIÑOS
Para todos aquellos que se juntan cada semana en la cancha, la primera adulta, más conocida como la división de honor, es como un sueño. Muchos niños tiene como objetivo llegar a jugar, en algún momento, el campeonato de campeones en la primera división. De ahí que los clubes se sostienen en el tiempo, un trabajo que parte en las ligas infantiles y que termina en los viejos cracks.
"Lamentablemente en muchas instituciones se está perdiendo la identidad y ¿por qué? Es evidente que no le estamos dando la atención necesaria y la oportunidad a nuestras series menores, a los chicos que vienen de abajo, cuyo único objetivo es seguir defendiendo los colores del club", recalca el presidente de la Asociación de Asociaciones en Valparaíso.
Otra de las razones por las que se ha ido perdiendo la identidad, tiene que ver con los altos pagos que algunos clubes hacen a jugadores que nada tienen que ver con el barrio. Como dirigente, Rodríguez no hace la vista gorda a las malas prácticas, que han acabado con las altas covocatorias de los fines de semana.
"Si antes se juntaban cuatro mil personas para ver al club de sus amores, por estos días hay partidos en los que llega un porcentaje mínimo de personas. Pagar a jugadores de fuera es una práctica común, sólo que hay clubes que abusan de eso y de la intervención de manos negras que los financian". Eduardo Rodríguez es claro: o se acaban las malas prácticas o el fútbol amateur terminará.
Sin seguridad pública
De vez en cuando, los medios de comunicación muestran distintos episodios de violencia en el fútbol amateur, provocando un prejuicio generalizado hacia las poblaciones y los barrios populares. Que son violentos, que son flaites, dicen los expertos. Nada de eso, reclama Rodríguez, es gente conflictiva que se mete a los partidos con trago y arma peleas, ninguno de ellos cercano al club o su identidad.
Mientras hay quienes afirman que, como misión, los clubes deben limpiarlo de las malas influencias, Rodríguez denuncia que, pese a insistir cada semana, nunca han recibido el apoyo de Carabineros de Chile. "Si no solicitamos su presencia, pueden hasta multarnos. Aún así no llega nadie", es el argumento que tiene cada uno de los dirigentes.
Mujeres al poder
La gente del Club Deportivo Huracán Sur, perteneciente a Forestal Alto en Viña del Mar, confirma cada uno de los argumentos expuestos por Rodríguez. De hecho, les ha tocado vivir en carne propia las peripecias por las que pasa todo club de barrio.
Sandra Otelo es su presidenta. Solo hace un par de días tomó las riendas del club, continuando con el legado de su abuelo, uno de los padres fundadores del Huracán. Por primera vez en su historia, el Club Deportivo es comandado por tres mujeres.
Han sido tardes un poco agitadas, eso sí. Acaban de ganar el campeonato de Forestal y uno de sus jugadores, miembro de la segunda división adulta, se fracturó. Así que por medio de colectas en la cancha y pollos asados con agregados le están colaborando.
Lo que queda es juntar la plata para mantener el proyecto vivo. "Cuando se candidatean, hay políticos que nos ayudan con algo. Una platita para pintura o los baños públicos, somos felices con cada una de esas mejoras. Aunque siempre se quiere un aporte permanente, que de cuenta de una mayor preocupación", aseguró Sotelo, quien de igual a igual se maneja con esos hombres que, históricamente, han controlado al Huracán.
Para muchos, la mano femenina se ha notado en estos pocos días, en un trabajo colectivo que no termina nunca. O por lo menos así será la vida para los amateurs.