Los daños de la escuela Gran Bretaña tras la lluvia
Ayer la comunidad se manifestó por las malas condiciones que hay en el lugar. Sólo quieren un recinto decente para poder trabajar con sus niños.
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
"Se dice que esta escuela es como una caja de fósforos, ante cualquier accidente nos quemamos todos", sostienen los profesores y apoderados, refiriéndose al estado actual de la Escuela Gran Bretaña, ubicada justo detrás de la Iglesia La Matriz.
Hace once años ya que fueron trasladados, temporalmente, al edificio en el que hoy día se encuentran. Desde ahí que han esperado por un lugar estable, que sea capaz de recibir de una forma decente a los 97 niños y jóvenes en situación de discapacidad, que requieren de las herramientas necesarias para integrarse a una sociedad que los margina.
Luego del frente de mal tiempo que hubo el fin de semana, la infraestructura quedó en un estado deplorable. Todo mojado, con pisos que ya no aguantan más y un techo carcomido por las termitas, son algunos de los medios que hay dentro de la comunidad.
Silvia Pizarro es la presidenta del Centro de Padres y Apoderados de la escuela. Según ella, lo peor de todo es que el espacio que les dieron, hace once años, no corresponde a una escuela para discapacitados. "Casi todos se mueven muy mal, con silla de ruedas, muletas, no están las condiciones necesarias en caso de un accidente", recalca.
La profesora Magdalena Oliva dice estar sorprendida por la ineficiencia de las autoridades. "Si hay plata para fraudes fiscales, cómo no va a haber para la educación pública", dice.
Atención de calidad
El hijo de la presidenta de los padres tiene 19 años. Según los médicos, sufre de una hidrocefalia y de un trastorno mental severo, así que por necesidad tuvo que llegar a donde está hoy. Cuenta que desde que llegó a la Gran Bretaña, hace cuatro años, su hijo ha sido atendido por las mejores manos, un personal comprometido con las familias.
"Si el Estado se dignara a satisfacer nuestra necesidad de un lugar adecuado, la escuela podría recibir incluso a más niños y podría abrir el camino a más inclusión", sentencia Pizarro.