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Agustín Squella y la hípica

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Recientemente el abogado, periodista y educador Agustín Squella publicó un artículo en Emol titulado "Desintoxicando la Hípica" en el que hace una apretada síntesis de lo que es actualmente esta actividad en el país y los esfuerzos que hace para quitarse los estigmas que conlleva.

Este Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2009, Personaje del Año de La Estrella de Valparaíso del 2000 e innumerables otras distinciones, es un hípico histórico. Cuando fue rector de la Universidad de Valparaíso, no se le podía programar actos para las tardes de los viernes pues era día de carreras en el Sporting (hoy se corre los miércoles). Le gusta la hípica y se entretiene con modestas apuestas de 200 o 400 pesos por competencia.

¿Por qué desintoxicar la hípica? Porque es frecuente escuchar de "carreras arregladas", caballos que "van ñatos" o pingos dopados. Pero, ¿es tan así la cosa? No me parece. Arreglar una carrera es más difícil que, por ejemplo, arreglar un partido de fútbol o uno de tenis donde sólo hay un rival por lado. Muy difícil que un jinete -quien arriesga la vida en cada competencia- vaya "ñato" pues las grabaciones de inmediato lo acusan y las juntas de comisarios son implacables con sus castigos. Para qué hablar del doping. Actualmente hay preparadores purgando castigos de 10 años sin poder ejercer por haber usado alguna sustancia ilícita en algún equino.

Esta es una actividad muy transversal en lo socioeconómico. Con igual entusiasmo celebra el humilde cuidador del ganador que el propietario del stud o del haras que lo crió.

Tema para un comentario aparte son los innumerables triunfos internacionales logrado por jinetes, preparadores y caballos nacionales. La hípica nacional no está intoxicada. Sólo hay que examinarla justamente.


Malas sujeciones físicas

La más reciente víctima de maltrato institucional en Establecimientos de Larga Estadía (ELEAM) de nuestra ciudad de Valparaíso es la Sra. Leonila Vargas, de 79 años.

Su caso hace aparecer un término que muy pocos deben conocer, el de las "sujeciones". En los ELEAM, especialmente en aquellos que se tratan personas mayores con demencias, es una práctica muy habitual. Allí se aplican sujeciones físicas, como la que probablemente sufrió por horas la Sra. Leonila, y también sujeciones farmacológicas, es decir, atar o sedar a las personas que son un problema para los escasos cuidadores que suelen haber.

En todos los países del mundo que viven una transición demográfica avanzad estas prácticas están pasando a ser consideradas prohibidas, ya que es evidente que atentan los derechos humanos de las personas mayores. Aquí no podemos quedar atrás.

Javiera Sanhueza Chamorro.

Jaime González.