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Maximiliano Cerato se despidió con un gol y entre lágrimas de Everton

El atacante viñamarino -que jugó su último partido en Sausalito- fue pieza clave en el triunfo de 2-0 ante Huachipato.
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Manuel Gómez Poblete

Fue una noche de emociones, la que se vivió ayer en Sausalito. Y es que al margen del resultado final en favor de Everton (el elenco viñamarino superó por 2-0 a Huachipato), la fiesta tuvo nombre y apellido: Maximiliano Cerato. Y es que el jugador nacido en Río Gallegos, jugaba su último partido oficial por Everton en el césped del Sausalito. Es cierto, todavía le quedan dos partidos más (antes de partir al León de México) frente a Palestino y ante el Patriotas, pero el de ayer era su último en casa, el último en Sausalito... la despedida ante su gente, en un historial que llegó ayer a su capitulo N° 195, que son los partidos en que Cerato ha defendido la casaquilla de Everton, desde que llegó como refuerzo para el Everton de Nelson Acosta, el año 2010.

Era su último partido en Sausalito y aunque el público no llegó en una gran cantidad (el frío, tras las lluvias, mermó el entusiasmo de los fanáticos), Cerato cumplió y con creces. De hecho, el argentino -que está próximo a recibir su carta de nacionalización- anotó el 2 a 0 a los 39' de juego, sentenciando el triunfo ante Huachipato. Y fue un golazo (al igual que el primero de Almeida a los 19'), que se inició con un balón robado en mediocampo y un pase magistral de Ragusa que Cerato, con un tiro cruzado al segundo palo, superase la resistencia del boliviano Lampe. Tras ello, la corrida del goleador hacia el sector Laguna, sus brazos en alto y su gesto de rodillas, mirando al cielo. Tras ello, el abrazo con Cristián Mincheli, el preparador físico, mientras "Los del Cerro" entonaban fuerte ese cántico dirigido a los escogidos y que habla de un imposible olvido.

Tras el partido, el futuro jugador del León de México se despidió de su barra, para luego indicar que "siento mucha emoción, pasé por muchos momentos tristes, otros alegres, fueron siete años muy intensos y de verdad que estoy muy agradecido con la institución, por el país, ya que estoy muy encariñado. Llegué el 2010 con muchas ilusiones, pude hacerme un nombre acá en Chile y a la hinchada no la voy a olvidar nunca más, los voy a llevar en el corazón y no tengan dudas que voy a volver algún día... porque esta es mi casa", señaló el "7".