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El día que la Plaza Victoria se tiñó de sangre estudiantil

A dos años de que Giuseppe Briganti le quitara la vida de un disparo a los jóvenes Diego Guzmán y Exequiel Borvarán, tras una marcha de la Confech, la madre de este último relata lo duro que ha sido volver a tomar aire tras 730 días.
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Sebastián Paredes Contreras

El reloj marca cerca de las 14.30 horas del jueves 14 de mayo del 2015. La marcha convocada por la Confech llega a su fin y los miles de manifestantes se retiran por calle Pedro Montt en distintas direcciones.

Pese a lo multitudinario de la marcha, los incidentes son aislados. Los enfrentamientos con carabineros son menores, nada fuera de lo común para las convocatorias de este tipo.

Cerca de las 14.30 horas, Diego Guzmán, de 24 años, y Exequiel Borvarán, de 18, al igual que muchos jóvenes, fueron a sentarse un rato en las inmediaciones de la plaza Victoria. Según algunos testigos, comieron algo tras la larga marcha que partió en la plaza Sotomayor.

De pronto, el caos. Un único disparo se sintió a lo lejos y los dos jóvenes yacían en el suelo ensangrentados.

La gente corría, hacía espacio para los heridos y pedían con insistencia una ambulancia. Sin embargo el destino ya estaba echado: la bala que disparó Giuseppe Briganti impactó con una diferencia de fracciones de segundo a Diego y Exequiel.

Desde ahí en adelante la historia de vida para los implicados en el caso nunca sería la misma. Tanto para los implicados en forma directa como indirecta, como lo son las familias de los jóvenes fallecidos.

A dos años de uno de los hechos más impactantes que ha enlutado el movimiento estudiantil en nuestro país, La Estrella de Valparaíso tomó contacto con Olga Salinas, madre de Exequiel, el mayor de sus hijos.

Mientras la mujer trata de retomar su vida tras el trágico suceso, la cercanía del 14 de mayo hace que escarbe una vez más en el episodio más triste de su existencia.

-¿Cómo ha sido el proceso para usted en el transcurso de estos dos años?

-Muy difícil como familia, para sus amigos, para todos. Como familia hemos seguido tratamiento médico y sicológico, tratando de actuar con resiliencia. Perder a un hijo por enfermedad creo que es muy difícil, pero a manos de un tercero y sin siquiera haber provocado acción alguna para la respuesta del imputado, eso cuesta mucho asimilarlo. Ha sido un camino dificultoso en muchos sentidos y en muchas direcciones además, cambia la visión de la vida, enfoca en lo más simple.

-¿Qué es lo que recuerda de aquel día?

-Recuerdo a mi hijo y la última despedida, como siempre un abrazo y un beso. Después, a eso de las dos de la tarde, estaba trabajando, limpiando un mueble antiguo, que era parte de mi oficio. De la nada una llamada de un dirigente scout diciéndome que fuera al hospital Van Buren... Todo lo demás de ese día fue una visita al infierno. Pero de vuelta a casa tarde ya, rezamos, porque necesitábamos fuerza.

-Usted me dijo que quería ser una madre activa en torno a la conmemoración de su hijo y no sólo una espectadora ¿Qué la lleva a querer tomar ese rol?

-El conmemorativo es para mí una forma de rendir un homenaje a dos muchachos que están en otra dimensión pero, gracias a Dios, siguen en nuestros recuerdos. En mi caso, mi hijo está en mi piel. Las expresiones artísticas eran y son un puente con él. La música, que en general es transversal, cualquier expresión como poemas, que nos permite expresar emociones... Por eso he querido hacerme parte de este conmemorativo, involucrarme, porque las expresiones artísticas son un placebo para los sentidos y para el alma.

-¿Cómo cree que ha actuado la justicia en torno al caso?

-Hasta el momento la justicia se ha abocado a la investigación, a peritajes. A fines del año pasado se cerraba el caso, no obstante la defensa pidió una nueva diligencia. A mi entender, a un año y medio de ocurridos los hechos pedir una nueva diligencia es algo a destiempo, sin embargo, el tribunal acogió dicho requerimiento. En pocos días más hay una nueva audiencia de revisión de medidas cautelares, en la cual debería haber noticias al respecto.

-¿Cuáles son los sentimientos hacia Giuseppe Briganti?

-Giuseppe espero se arrepienta desde su espíritu, porque actuó sobre dos personas que no tuvieron arte ni parte en los hechos. Ojalá emprenda una nueva visión de la vida. Obvio, tiene que cumplir con la determinación de la justicia, pero es muy joven y hay personas que con resiliencia han podido darse nuevas oportunidades, con nueva perspectiva. Ese es mi sentir hacia él, teniendo claro que cada cual es dueño de sus acciones y sus consecuencias.

La Estrella de Valparaíso intentó tomar contacto con la familia de Giuseppe Briganti, sin embargo, declinaron referirse al tema en torno a este reportaje.