Secciones

"Ya no somos hombres y mujeres, somos todos bomberos"

Pamela Bernal fue la primera mujer en convertirse en directora de la Décima Compañía de Bomberos de Valparaíso. A sus 32 años, hoy está dedicada a tiempo completo a ser mamá, pero el casco y el traje siguen siendo parte de su vida.
E-mail Compartir

Fue la curiosidad la culpable de que Pamela Bernal, de 32 años, se pusiera el uniforme y decidiera entrar a un mundo que -hasta ese momento- estaba reservado para los hombres: el combate al fuego.

La decisión no fue fácil para ella, ni tampoco para su familia -compuesta mayoritariamente por mujeres-, pues a sus entonces 15 años estudiaba en el emblemático liceo Juana Ross (también marcado únicamente por la presencia femenina) y, como cuenta ella misma, no le llamaban para nada la atención "las labores más masculinas".

Cuesta imaginársela en medio de una emergencia, liderando equipos, gritando órdenes entre las llamas, en incendios tan brutales como el que consumió medio Valparaíso en 2014. Pamela tiene un tono de voz extremadamente suave y acaba de ser mamá, por lo que no es fácil pensarla en acción, con su traje de bombera y la cara llena de hollín.

Pero la historia -y su porfía- dijeron otra cosa. Desde que esa curiosidad la hizo entrar a la bomba, han pasado ya 17 años, periodo en el que pasó de brigadista a bombera, para llegar el 2015 a convertirse en la primera mujer directora de la Décima Compañía de Bomberos de Valparaíso, una institución centenaria y donde, hasta ese momento, nunca había existido una mandamás.

Pocas compañeras

Pamela Bernal cuenta que fue la muerte de su papá en un accidente automovilístico lo que la terminó de convencerla: "Tenía 17 años, estaba en la brigada. Mi formación y todo lo que conocía me permitió desenvolverme en esas circunstancias, por ejemplo, ver a mi papá en el suelo, ver a mi familia destruida... Fui la única que supo actuar y de ahí me quedé para siempre (en la bomba)", recuerda.

Al comienzo, cuenta, "era un mundo súper aparte, porque en un universo de 60 hombres, eran muy poquitas mujeres y no había un gran compañerismo. En eso yo viví la transición de ser centenariamente club de Tobby a que existiera la incorporación de mujeres".

-¿Te has sentido discriminada en algún momento en tu rol de bombero por ser mujer?

-En los inicios fue difícil para todos. Siempre estaba el fantasma de demostrar que tú te la puedes, hasta que en un minuto llegas a entender que hombres y mujeres tenemos diferencias. Yo no tengo la fuerza que tienen otros compañeros y, por otra parte, las mujeres tenemos una contención distinta, entonces somos buenas para los rescates. Está comprobado que en un accidente, si te habla una voz femenina te tranquiliza más.

Para los hombres tampoco fue fácil el cambio. "Hay una competencia innata. Los hombres son muy competitivos en general", advierte Bernal.

Pero pese a esa dificultad inicial, en 2015 fueron sus propios compañeros los que la eligieron como directora de la Décima Compañía. La primera mujer en ocupar el cargo en 164 años de historia.

"Mi elección como directora en ese momento marcó un hito súper importante, porque ya no éramos hombres y mujeres, éramos todos bomberos. Y esa elección fue netamente por capacidad", recuerda.

De héroes a mendigos

En ese cargo, a Bernal le tocó convivir con la mayor dificultad que tiene hoy el Cuerpo de Bomberos: los recursos.

"Somos los únicos voluntarios que pagamos por ser voluntarios: el cuartel necesita mejorías, equipamiento, los uniformes son carísimos, si se echan a perder las botas hay que comprar otras, y así un montón de cosas que salen del bolsillo de uno", dice.

Precisamente por esos esfuerzos, le duele el "chaqueteo" del chileno, sobre todo cuando se reciben críticas -a su juicio, injustas- por la labor que realizan. "Un día hay un incendio, van los bomberos y somos lo mejor del mundo. Al otro día salimos a la calle a mendigar una rifa y nadie te compra. Es difícil, pero la que pierde es sólo la ciudadanía. Bomberos nunca va a decir que no, puede ser que el día anterior nos hayan pegado y si hay emergencia, igual vamos a ir, está en nuestro ADN".

"Hoy día ser bombero no es sólo pertenecer a la institución, es un estilo de vida", dice Pamela Bernal. Tanto, que hace cuatro años decidió casarse con Manuel Vallejos, quien también es voluntario. La radio, los uniformes, el olor a humo y los cascos forman parte de la familia que comparten.

Sin embargo, Pamela está alejada por un tiempo de su labor. La razón es Mateo, su hijo de dos meses, que por ahora requiere una mamá a tiempo completo, lo que es difícil de compatibilizar con las emergencias que suelen sucederse en la V Región.

La decisión no fue fácil. "Con mi marido llevamos 4 años de relación y lo íbamos dejando para después, pero yo sentía que era el momento. Estaba en una situación, siendo la directora de la compañía, en que ya estaba realizada bomberilmente. Y si no lo hacía ahora, no lo iba a hacer nunca. Estamos felices con Mateo", dice mirando de reojo al niño, mientras reconoce que de todas maneras "hay una renuncia de por medio, pero así es la vida para la mujer".