Perucho's Restobar

Restaurantes peruanos hay bastantes, de todo tipo y con diferentes tendencias. A primera vista Perucho´s Restobar parece otro más, considerando que al cruzar calle Esmeralda hay otro local con una oferta gastronómica bastante similar.

Ingresamos y con gran sorpresa estaba llenísimo, todas las mesa ocupadas. Casi desistimos de almorzar, por la capacidad y por el tiempo de demora que podríamos tener. Antes de tomar la decisión se nos acercó la anfitriona del lugar y muy amable nos comunica que en pocos minutos tendría una mesa disponible. Esperamos y a los minutos ya estábamos sentados, y ella misma nos da la bienvenida, nos pasa las cartas y nos deja con el garzón que estará a cargo de nuestra mesa. Inmediatamente esa actitud de preocupación y comunicación la valoramos mucho, el garzón nos saluda y nos ofrece los bebestibles, no se demoraron nada en llegar.

El restaurant está distribuido y diseñado en forma muy práctica. El bar "a la mano" de los garzones para hacer sus pedidos y retirarlos al minuto, el barman en un espacio justo y lo destacable se ve muy limpio. Al fondo del salón está la cocina. Vemos desde nuestra mesa el trabajo del Chef y los cocineros. Para quienes conocemos lo que significa el trabajo en la cocina con el restaurant lleno: cada uno en su posición, trabajando concentrados, limpio. Lo mejor que la demora es mínima, nuestros platos se tardaron lo justo a pesar de estar lleno. Destaco la preocupación de los garzones en general, atentos, rápidos, amables. Hace mucho tiempo no veía un servicio cinco estrellas, eso normalmente se ve en un restaurant de hotel, desde tener una anfitriona hasta el servicio.

En fin, todo lo anterior es complemento de nuestro almuerzo, uno de sus ceviches servido en copa de Martini, de sabor justo, no necesitaba agregar o sacar algo, limón, sal, ingredientes frescos, simples y ricos. El plato principal fue el salteado de carnes, camarón y salchichas acompañado de arroz y papas fritas; muy rica mezcla y temperatura, papas crocantes y la salsa que acompañaba de consistencia justa y sabor también. El postre, que entre toda la gama, elegimos el suspiro limeño; textura suave, dulce como debe ser pero no relajante, cubierto con el clásico merengue que decoraba su cubierta.

Una gran experiencia donde te das cuenta que todo funciona. Calidad, servicio, ambientación, temperatura, entre otros… elementos clave para tener una grata experiencia, totalmente recomendable.