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La traumática vida tras las gran explosión que afectó a Quilpué

El tramo donde se detonó la tragedia permanece deshabitado, y las víctimas no se tragan por un segundo la explicación de la cocina mal instalada. Mujer de 74 años sigue internada con extrema gravedad.
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Matías Valenzuela

Poco a poco, después de incontables horas de sufrimiento e incredulidad, se rearma la demacrada calle Peyronnet de Quilpué, donde se lucha por forjar la reconstrucción y dejar atrás el amargo capítulo de la explosión, pero los afectados se resisten a conformarse con las escuetas explicaciones que les entregan.

El próximo martes se cumple un mes de la tragedia, y el panorama en la calle siniestrada no cambió tanto. Las casas cercanas a la "zona cero" se ven repuestas y con nuevas ventanas instaladas, pero las viviendas vecinas de la casa que explotó no muestran mucho avance. Las rejas cerradas con cadenas, las ventanas tapadas y algunas tablas de cholguán impiden el acceso al pasaje donde hubo más daños.

Parándose de puntillas sobre los portones o mirando por entre las rendijas se puede observar claramente que hay mucho trabajo por hacer. El día de la tragedia, un colchón saltó hasta el techo de otra casa. Hasta ayer en la mañana, el colchón seguía allí.

Las víctimas

La mirada se desvía de inmediato a la casa donde nació la explosión. A primera vista no está habitada.

La casa que estalló fue habitada apenas tres semanas antes del estampido por una familia de origen viñamarino que arrendó el inmueble y estaba en proceso de mudanza. Al momento del reventón, había cuatro personas: Carlos Guerrero, de 79 años; Eugenia Cid, de 74; Tonka Brizic, de 15; y Gustavo González, de 9.

Lamentablemente, Carlos Guerrero falleció tres días después en el hospital San Martín de Quillota producto de las lesiones.

Eugenia Cid sigue internada con extrema gravedad en Santiago, en una clínica que la familia no quiso revelar. Los dos niños se recuperan positivamente y se aprontan a recibir los tratamientos de mejoría.

Pamela Guerrero, hija del matrimonio herido cuenta que su madre "sigue con gravedad extrema. Mi sobrina se está recuperando de a poco en el proceso de limpieza de las quemaduras, y el más chiquitito ya lo dieron de alta".

Asimismo, Pamela destacó la valentía de los pequeños pues vivieron el proceso con gran hidalguía.

"Mi hermana siempre se preocupó de criarlos como niños fuertes, y a pesar de los dolores y los malestares obvios de este accidente, ellos han estado muy positivos y dulces, con mucho ánimo de poder recuperarse lo antes posible", explica.

Desde aquel 4 de junio, la familia de Pamela se repartió frenéticamente entre Viña del Mar, Quillota y Santiago, para acompañar a los heridos, y no tuvieron tiempo para preocuparse por los daños materiales, pero Pamela reveló que la vivienda en sí ya exhibía problemas en los días previos a la catástrofe, además contó que ni siquiera les quisieron devolver el mes de arriendo en garantía, el que les vendría de mucha ayuda para pagar la millonaria cuenta que los espera cuando les llegue la boleta de la clínica.

"Nosotros no hemos recibido ninguna ayuda, mi hermana tiene que pagar una cuenta millonaria por la hospitalización de mis sobrinos. Entre nuestros conocidos y familiares estamos moviéndonos para realizar actividades para reunir fondos", dice Pamela, y al preguntarle por el informe de la SEC, que reportó que la causa de la explosión era una cocina mal instalada, dijo que por razones legales prefiere no emitir comentarios, aunque en sus palabras se dejó entrever que ella comparte la duda que sienten sus vecinos.

Incrédulos

La herida sigue fresca. Jeanette Gómez vive a dos casas de la vivienda reventada y su casa aún muestra las cicatrices. El techo fracturado en una habitación la obligó a cerrar esa puerta con llave para que entren los niños.

Al momento de la tronadura estaba viendo una película con sus hijos de 5 y 10 años. El más pequeño, Cristof, fue el que más se asustó con el estruendo. Cuando los sacó de la casa, no pudo evitar que vieran a la pequeña Tonka siendo sacada entre los escombros con evidentes quemaduras.

"Todos los días me pregunta cómo está la niñita de al lado. Él no la conocía porque ellos llegaron hace poco a la villa, pero quedó en shock cuando la vio salir con el pelito parado", recordó Jeanette, y añadió: "Está todo el día diciendo que siente olor a gas, me pide que revise las tuberías para que no vuelva a pasar. Sigue traumado, y la verdad es que yo creo que ni yo he podido asimilar lo que sucedió. Me da terror ver la casa de al lado. Cuando vengo en el auto me doy la vuelta por el otro lado para no acordarme de ese día".

En ese mismo sector, se está construyendo una planta panificadora, que sufrió los embates de la onda expansiva. Así lo pudo comprobar Juan Manuel Martínez que fue corriendo a constatar los daños cuando supo de la explosión.

"Realmente yo pensaba que no había sido tan cerca, después por medio de amigos me enteré y vine inmediatamente porque estaba muy cerca de donde estaba trabajando yo. Lo más impactante fue el tratar de acceder acá porque estaba todo encordonado, los daños eran bastante significativos, y por mi profesión (construcción civil) me di cuenta de que los daños era tremendos", dijo el hombre.

Y agregó que "lo más impresionante fue el hecho de que algunas planchas las sacó de cuajo, planchas que tenían 20 tornillos cada una, tornillos de acero, y prácticamente las escupió hacia abajo. La onda de impacto pegó en las techumbres y generó un efecto como de bombín".

¿la cocina?

El informe de la SEC arrojó que la causa de la tragedia fue una cocina mal instalada, pero muchas versiones de los vecinos dicen que la cocina ni siquiera estaba conectada, se dice que la manguera estaba con los envoltorios de embalaje.

Ni Pamela, ni Jeanette, ni Juan Manuel reconocen conformidad con la respuesta de la SEC. Ciertamente tampoco lo está Raúl Olivares, presidente junta de vecinos nº 47.

"Esta fue una tragedia, no fue un atentado o una negligencia como dijeron desde la SEC, esas fueron aberraciones. Están culpando a una familia que es víctima. El barrio va a hacer un tremendo esfuerzo con el equipo jurídico que participó en la explosión de Valparaíso, la de calle Serrano, nosotros estamos listos para firmar un convenio para que ellos nos representen. Son estudios muy poderosos que tienen mucha experiencia en este tipo de desgracias", explica.