El precio de este café varía si usted es pesado o amable
Conozca a un emprendimiento porteño que comenzó en las calles este 21 de junio. Todo al calor de jóvenes jugados que buscan integrar a los inmigrantes a través de buenas costumbres, ricos sorbos y un "buenos días".
Dicen que la mejor forma de adaptarse a los cambios consiste en tener la capacidad de generarlos.
Del hombro de un joven cuelga un termo que desprende vapor. También aquel contagioso aroma que activa las fosas nasales. Y el paladar. Es café; fino, de clase mundial.
Pues bien, dos yuntas profesionales chilenos, Luis Gavilán, sicólogo de la UVM, de 26 años, y Nicolás Mancilla, ingeniero en administración de negocios, de 24 años, ambos chilenos, y un colombiano ("discriminado por su color de piel", alegan), llamado Juan David, creen a ciegas que términos como calidad en atención, buenos días y muchas gracias, hacen la ecuación perfecta. Esa que pretenden darles resultado en su negocio como auténticos referentes... más allá de la zona.
Una misión en ellos, novedosa, que promete generar un movimiento de integración e inclusión social de los inmigrantes latinoamericanos en Chile a través de la venta de café.
Abrazos y sonrisas
"Café El Mañanero", así se llama este emprendimiento que vio luz verde este 21 de junio en las calles porteñas (Urriola con Prat como epicentro). Un proyecto en terreno que también quiere generar abrazos, y muchos, en plena calle.
De allí lo de "cenicienta". Que tiene su cuento: después del mediodía, estos empresarios se retiran a sus otras pegas porque se les van sus superpoderes, desprenden a la fábula. Y esos otros laburos son, para Nicolás, a sus negocios internacionales; Juan David, a los viajes, "y yo al coaching", agrega Luis Gavilán. El vocero del clan temprano en la semana se presenta, junto a sus socios, ataviado en sombrero, delantal y finos zapatos de punta. La mejor facha para causar... la mejor de las impresiones en transeúntes que, añade Gavilán, a veces marchan con "cara de poto y deprimidos" al trabajo. "Somos la excusa para sacarles sonrisas", dice convencido de la idea que registra casi 3 mil seguidores por Facebook.
Este equipo de trabajo, que sus emprendedores esperan potenciar de la mano de inmigrantes (reclutar a uno por mes es su meta), tiene tres niveles altruistas: generar experiencias emocionales positivas, disminuir los niveles de racismo en Chile y fomentar la inclusión social por parte de la ciudadanía.
¿País racista?
Argumentos que, desde Café El Mañanero, dicen tener: de acuerdo a la última encuesta de Adimark, Luis Gavilán, afirma tajante, que Chile es un país racista. "Esa encuesta no incluye al inmigrante colombiano, venezolano, peruano y haitiano". Y agrega, ya más en profundo: "Estamos redefiniendo el concepto del comercio ambulante que se asocia acá a algo flaite, sucio, que se relaciona a la delincuencia". Inquieto, el también sicólogo, que además cuenta posee una doble certificación en lingüística, se va de lengua. "Generamos la inclusión dando oportunidad". Y es aquí cuando menciona a su nuevo amigo y socio, el colombiano Juan David. "Él vivió en carne propia la discriminación. Todo por su color de piel. Nadie aquí lo contrataba", lamenta en seco.
Sicólogos "exprés"
De momento, son tres mosqueteros y un lema: entregar el mejor buenos días a las personas. Para ello, se ubican en forma estratégica cerca de los semáforos en el Wall Street porteño. Y de allí al abordaje de los clientes. "Cuando nos sonríen, le replicamos que se ven muy bien con esa sonrisa. Damos amor". Se consideran una especie de sicólogos express. "Nos explican sus problemas. Conversamos. Hacemos la contención emocional", aseguran en Café El Mañanero. ¿Y las ganancias? "Para insumos propios e inmigrantes", sostiene Luis Gavilán, quien proyecta anhelo en aquellos que migran: "Queremos salir a comer con ellos, que conozcan la zona. ¡Y que sean parte de nuestro equipo de trabajo!".