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Repensar la justicia: somos los más castigadores del continente

Dice el experto en derecho penal de la UV, José Luis Guzmán, que somos el país de América Latina que con más dureza trata a los delincuentes. Aún así la inseguridad no disminuye ¿Es ese el camino que queremos seguir transitando?
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Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

La sensación de inseguridad crece exponencialmente en los últimos años, de la mano de delitos cotidianos, robos a lugares habitados, lanzazos, además de los contenidos que, constantamente, reproducen los medios de comunicación en torno a la delincuencia.

Por esta razón ciertas creencias se masifican entre la población. Tópicos comunes que buscan deslegitimar a la justicia, a través de ideas como la puerta giratoria, por ejemplo, que viene a explicar cómo es que un delincuente logra salir de la cárcel tan fácilmente.

José Luis Guzmán Dalbora es lo que, algunos, considerarían una eminencia en derecho penal. Sentado en su oficina y ensimismado entre libros y sus propios apuntes, niega rotundamente las ideas que se instalaron en torno a la justicia, entre ellas la puerta giratoria.

Si bien reconoce que queda mucho por hacer, asegura que somos uno de los Estados más castigadores dentro de América Latina, e incluso en el mundo entero. Aún así la inseguridad no disminuye y por eso es que se cuestiona, a cada rato, las preocupantes cifras que rondan la vida en las cárceles chilenas.

Si lo recomendado, según el consenso internacional, es que en las prisiones no haya más de cien reos por cada cien mil habitantes, acá ese número está más alto que el ego de unos cuantos : Trescientos por cada cien mil. "Es mucho. Si seguimos a este ritmo pronto llegaremos a ser como Estados Unidos, con 800 presos por cada cien mil habitantes, una de las sociedades más duras y, a la vez, con mayor nivel de criminalidad en el mundo", sostiene José Luis Guzmán.

Cada cierto tiempo, eso sí, podemos ver que Estados Unidos pasa a ser víctima de algún violento que ataca una escuela y mata a decenas de niños. Como la masacre de la Secundaria de Columbine, que el documentalista Michael Moore graficó tan bien en "Bowling for Columbine". Un país donde si compras un seguro te regalan un arma y, si no, la puedes adquirir en las vitrinas de algún supermercado.

Alta connotación

En el amplio espectro de delitos enmarcados dentro del derecho penal, los hay de distintas especies y con distintas consecuencias. El robo a mano armada o el de un celular, por dar un ejemplo, son de lo más común en Chile y afectan, directamente el índice de percepción que se tiene sobre la inseguridad.

Una bofetada directa al ciudadano, que está muy bien castigada. Lo que pasa es que, a juicio del doctor Guzmán, hay intereses creados desde la política, que ponen el ojo en esos ilícitos y no en otros, que podrían llegar a tener un impacto elevado en el devenir del país y su economía.

"Puede que estos delitos no sean tan comunes como el robo a mano armada, pero es necesario poner un mayor nivel de atención sobre ellos. Si hoy día no se hace, es porque hay intereses de por medio, nacionales y foráneos", asegura.

Problemas de alto impacto público, como las estafas cometidas por grupos económicos, fraudes a pequeños comerciantes o contrabando, no están considerados como delitos de alta connotación. Lo importante, para Guzmán, es cómo se los define actualmente en la política, ya que los medios de comunicación no tienen la culpa de que estos no sean, hoy, asuntos de relevancia.

El responsable de todo esto es el poder y los intereses individuales que hay detrás de éste. Esa es, en palabras simples, la respuesta que se da a sí mismo, y a sus estudiantes de derecho penal, el profesor José Luis Guzmán. A la larga siempre hay una intención política detrás de que los delitos menores sean considerados de alta connotación, dejando de lado todos aquellos que afectan la economía del país y de las familias que lo componen.

Justicia y ciudadanía

"Sería muy interesante que nos planteáramos tomar, enserio, la protección de las personas frente a los grandes conglomerados económicos, como clientes y posibles víctimas. O tomar en serio el problema del deterioro progresivo de nuetro medio ambiente, pues nada de eso se formula desde la perspectiva penal, como una violación de alta connotación social. No existen los delitos ambientales en Chile".

En cuanto la conversación avanza, nos damos cuenta que el doctor en derecho penal, José Luis Guzmán, pide con urgencia una actualización a nuestro sistema judicial y a las valoraciones que se tienen de éste, tanto desde la ciudadanía como del poder político.

Es el caso de la corrupción: Hay países en los que es considerada un hecho de alta connotación social y en Chile no. Dice Guzmán que, de lo que se trata, es que hay algunos que quieren obviar esos delitos, que generalmente los comete gente de mucho dinero, para terminar poniendo la mirada en el robo de un celular.

"No es que haya uno por encima de otro, es necesario equipararlos. Y que la política, de una vez por todas, legisle un sistema judicial para la gente. Porque la persona que es asaltada lo primero que ve es el ataque contra ella, como si le dieran una bofetada, en cambio no ve que, a la vuelta de la esquina, hay un montón de personajes que le están pegando sin que se dé cuenta", argumenta.

El objetivo para las futuras generaciones de abogados será que las normas jurídicas, y sobre todo aquellas que se vinculan al derecho penal, deben reflejar las aspiraciones de una comunidad. Por eso es que muchos ya no creen en la justicia.

Fuerza policial y dd.hh

Sobre esto, José Luis Guzmán está convencido de que, desde hace bastantes años, las altas esferas de la política han hecho un ataque muy fuerte y frontal al poder judicial, ya que si se habla de la puerta giratoria se va a entender que nuestros jueces son unos irresponsables, en comparación a la policía.

"Quieren hacernos creer que la fuerza pública lo hace todo bien y nosotros, los jueces, somos incompetentes. Pero es de sentido común que la última salvaguarda de los ciudadanos, son los tribunales y no la policía. Ellos son sinónimo del poder de coacción directo, nada más que eso", recalca.

Esa es la razón por la que se crearon los tribunales de garantía: Proteger la dignidad y los derechos fundamentales que tiene una persona, frente a la acción de la fuerza del Estado.

Y para que pueda prosperar una investigación penal es indispensable que la policía entregue, al Ministerio Público, un caso que tenga elementos probatorios sólidos y que se hayan obtenido de forma lícita y no ilícitamente.

Guzmán posee informaciones contrapuestas respecto al quehacer policial: "Me da la impresión de que la policía chilena tiene méritos propios, pero también reproduce defectos de otras instituciones del continente. Eso es lo que puedo decir, responsablemente".

Más allá de lo que él dice, hay algunas personas que creen que, simplemente, los delincuentes no merecen ni el más mínimo derecho y que la justicia debe avanzar hacia penas más duras y castigadoras.

Pero ¿Así es como un país avanza hacia la superación de la delincuencia? Guzmán no cree que sea así, pues la cosa en Chile ya funciona de esa manera y, de hecho, somos los más duros de América Latina con respecto a los delincuentes. Pasamos de derogar la pena de muerte, para reemplazarla por una cadena perpetua que, a su juicio, es más cruel que un cautiverio de bestias salvajes.

"Todos aquellos que desprecian la humanidad de los delincuentes debiesen interrogarse a sí mismos, a ver si mantendrían su opinión si participaran alguna vez de un delito o si algún hijo les pasara por todo eso". El experto en derecho deja abierto el debate.