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A balazos carabinero (r) trata de frustrar asalto en Quilpué

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Fue pasadas las 21.00 horas del martes cuando un solitario delincuente intimidó con un arma a la dependienta de una panadería en el sector de Belloto Sur, en la comuna de Quilpué con la clara intención de robarle.

Tras unos segundos, logró apoderarse de 250 mil pesos, dinero correspondiente a la recaudación del día, sin embargo, el hecho no pasó desapercibido porque de esto se dio cuenta un suboficial de carabineros (r), familiar de la víctima quien quiso repeler el asalto utilizando un arma de fuego de su propiedad.

Fueron tres disparos con los que intentó detener al antisocial que de todos modos logró huir, aunque se desconoce si está herido. Fue personal del Laboratorio de Carabineros, Labocar, quienes realizaron las primeras diligencias en el lugar, en tanto que personal de la SIP de Quilpué intenta dar con el paradero del delincuente.

"Aún no he tenido fuerzas para ir a ver cómo quedó esa casa"

Mindy Guerrero, arrendataria del inmueble que explotó en Quilpué, flaquea cada vez que se propone volver al sitio del suceso. Quiere agradecerles a sus vecinos por salvar a su familia.
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Carla Olivares Rojas

La noche del 1 de mayo fue la primera que Mindy Guerrero Cid y sus tres hijos durmieron en la hermosa casa de calle Peyronet 659 en la comuna de Quilpué. Iniciaban una nueva vida.

Estaban felices, pero a poco andar comenzaron algunos problemas: a un baño no llegaba agua caliente, otro se inundó y se llovieron los dormitorios, pero eran detalles que no la hacían arrepentirse de alquilar el inmueble.

Mindy trabaja en Rosen en el mall Marina Arauco y sus hijos estudian a jornada completa en el colegio Aconcagua de Quilpué, por eso que el no tener cocina, no era de gran apuro para ellos.

"Siempre viví en departamentos donde había cocina. Yo tengo dos días libres a la semana y mis hijos almuerzan en el colegio, por eso cuando estábamos juntos a la hora de almuerzo íbamos a comer afuera o pedíamos pizzas. No recuerdo si fue el 22 o 23 de mayo que compré recién la cocina", relata desde Santiago donde acompaña a su hija y su madre que aún permanecen hospitalizadas.

El día de la explosión

El viernes 2 de junio Mindy se reunió en su casa con sus amigas de la directiva de uno de los cursos a organizar las actividades del segundo semestre y encendió unas velas. Olor a gas dentro de la casa no había , aunque días después su hijo menor asegura que sintió olor la noche anterior a la explosión, en el lugar donde se ubican los calefont.

El sábado 3 de junio la mujer llamó a la empresa donde adquirió la cocina para coordinar la visita con el técnico que haría la instalación, pero no logró comunicarse. Una grabación le decía que la atención era de lunes a viernes en horario de oficina. La cocina debía seguir esperando.

Mindy tiene una relación hace unos años, pero como mamá culposa evita dejar a sus hijos mucho rato y hacía casi un año que no pasaba una noche afuera de su casa.

El domingo iría a ver a Miguel Bosé en Santiago y accedió a irse un día antes y alojar en un hotel de la capital sin siquiera imaginar la tragedia que estaba a punto de vivir.

Eran las 9.23 de la mañana de un soleado domingo 4 de junio. Gustavo, el hijo menor de Mindy estaba parado al lado de la cama en el dormitorio de su mamá, don Carlos estaba sentado en el living mientras su esposa, la señora María Eugenia le calentaba un pan con queso en el microondas, Tonka estaba junto a ella comiendo un paquete de papas fritas. Aunque no recuerdan el segundo de la explosión, están seguros que no sintieron el famoso olor a gas. Mindy Guerrero hacía lo mismo en Santiago, desayunaba en el restaurante del hotel mientras el teléfono celular aguardaba en la habitación. Su pareja recibió el llamado.

La mujer sentía que enloquecía, cada noticia que recibía era más desoladora, hablaban de muertes y colapsó en el hotel. Vómitos aparecieron de la nada y volvió a Quilpué muerta de miedo, con el pecho apretado, sentía que la vida se le iba y fue, sin duda, el viaje más largo de su vida.

La salud es lo primero

Su vida dio un giro en 180 grados. Tenía a dos de sus tres hijos en el hospital y a sus padres agónicos, la sensación de culpa aún no la abandonan porque sabe que es ella quien debía estar ahí en ese momento.

Para Monserrat su otra hija, las cosas tampoco son sido fáciles, su abuelita estaba agónica el día de su cumpleaños que fue celebrado en el colegio y también siente que es ella quien debía haber pasado la noche con sus hermanos.

La red de amistades es fundamental en todo este proceso. Sus amigas no la dejan sola ni por un minuto y a sus hijos tampoco.

"Yo soy la sostenedora de mi familia. Esto un día va a pasar y yo tengo que si o si mantener a mis hijos, sé que la clínica me saldrá como 5 millones de pesos, pero este no es el momento de pensar en plata, la salud de mis hijos está primero. Mi hija tiene que salir, tenemos que recuperarnos sicológicamente y entender 'para qué' es esto que nos está pasando. Gracias a Dios tengo buenas amigas, me llamó la dueña de Rosen para darme su apoyo, mi trabajo no lo perdí y se lo agradezco en el alma. Ahora estoy enfocada en que Tonkita camine, se recupere, que mi mamá esté bien y que nos sanemos todos", relató.

A sus vecinos casi no los conocía, pero sabe que ayudaron mucho a sus hijos y a sus papás. Traté de hablar con ellos, pero no puede, el miedo la frena y aún no puedo ver cómo quedó su casa que aún está intacta tras la explosión.

"Se que mis vecinos nos apoyan y están buscando evidencias. Me da miedo, pero tengo que confiar en Dios, no tenemos ni un respiro, sólo como comida chatarra para no perder tiempo en estar con mi hija y mi mamá. Todavía no voy a la casa, no puedo, no tengo la fuerza, quiero agradecer a los vecinos, pero no tengo fortaleza", se lamentó.

El informe sec

Respecto del informe de la SEC que asegura que la cocina estaba mal instalada, Mindy Guerrero es categórica: "Me dio mucha rabia, la SEC se apuró y dictaminó algo que no era, es súper inhumano que u na institución estatal no vaya más allá y no me vaya a preguntar a mi si instalé la cocina. Nadie se nos acercó, es irresponsable porque aquí está en juego la salud, por mi parte y la vida de los vecinos con sus casas y eso es injusto. Aunque quisiera no tengo los medios para responder, para mi este es un sufrimiento diario y para esas familias también".