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Niños futbolistas: ilusionados por tener un Alexis en la familia

La alegría que ha provocado la Selección Chilena a todo un pueblo, contribuyó a que miles de niños en todo el país busquen una oportunidad en el fútbol. A veces los más esperanzados son los padres, dejando de lado su propia vida.
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Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

Una pelota y expeler energía, como un animal, por el deporte: así de barato es el fútbol. Eso sumado a la ilusión de dejar de lado una vida precaria, han permitido que su práctica se haya expandido masivamente, de la mano de una Selección Chilena que triunfa en tierras lejanas, despertando la pasión de todo un pueblo, incluso en el amargor de la derrota.

Las canchas de Marcelo Salas, ubicadas en el Sporting Club, son el reflejo de esas esperanzas puestas en el futuro de cientos de niños que, sin importar las lluvias, llegan igual para satisfacer a sus padres, a ver si algún día forman parte de una buena plantilla de la selección o, simplemente, consiguen lo suficiente para llenarse de los lujos que nunca han tenido. Camilo Fuentes Tapia tiene doce años y para los estudios no es muy bueno. Su madre es la que debe estar detrás de él, constantemente, para que tome sus libros y no le vaya tan mal. Para él lo único que vale es el fútbol.

En la Juventus, de Caldera, pasa sus días entrenando y jugando con sus amigos. "No deja a un lado la pelota ni para comer", cuenta Sandra Tapia, su madre, quien lo trajo desde el norte para probarlo en la sub-11 de Wanderers, a cargo del ex futbolista, Domingo Sorace.

Por un puro día de prácticas, Sandra lo dejó todo para estar aquí. De hecho, si es que a Camilo le va bien, está dispuesta a dejar de lado su proyecto de vida por el bienestar de su hijo.

Un problema, eso sí, estuvo a punto de frenar las aspiraciones de su pequeño futbolista. "Profe ¿Cómo está?; me cuenta mi hijo que los dejó citados para el próximo martes, a la misma hora y resulta que yo vine desde Caldera. Me es difícil quedarme hasta ese día, pero si usted me da una muestra de que Camilo tiene condiciones, haría todo por quedarme". De esa forma, Sandra le demostraba a Sorace todo el esfuerzo invertido por estar en la práctica.

En su familia hubo una conversación bastante seria. Si el cabro les sale bueno para la pelota, y es lo que le han dicho en varios clubes, Sandra Tapia se viene con él, ojalá al Wanderers, a entregarlo todo.

"Tiene proyección", sólo eso le dijo Sorace, motivándola a quedarse una semana más, en vistas de la prueba final que tendrá Camilo.

Talento peruano

"Hoy no juegas, pero pa' otra vez será", es una de las tantas frases que, en el mundo del fútbol, representa a los que no se han podido adaptar por diferentes motivos, o sencillamente porque el director técnico ya tiene el equipo armado.

Mauricio Grimaldo Cajas llegó a Chile cuando todavía no cumplía el mes de vida. Ante una cotidianeidad llena de caos, sus padres -que vivían en el centro de Lima- decidieron seguir los pasos a la abuela materna de Mauricio, que lleva más de veinte años viviendo en Chile, precisamente en Concón.

Al principio se arrimaron a ella, pero más tarde, y cuando la familia se asentó en el trabajo diario, encontraron una casita en Achupallas, uno de los tantos cerros que hay en Viña del Mar.

Desde entonces han pasado once años y Mauricio Grimaldo ya está más grande. Se ha hecho de buenos amigos en el cerro e, incluso, ya fue convocado a la selección de Gómez Carreño a raíz de sus buenas campañas en el Victoria de Chile, club de barrio en el que lleva dos temporadas.

"Empezó de arquero y siguió como defensa, central y ahora es delantero. Es seleccionado por su colegio Manantial, donde cursa sexto básico. Ha salido goleador y mejor jugador. El fútbol es su vida entera", sostiene su madre, Evelyn Cajas.

Entre todos lo acompañan a los entrenamientos y a cada uno de los partidos del Victoria de Chile. Antes de eso, y Mauricio lo tiene bien claro, tendrá que sacar una profesión, porque los que no quedan en este deporte, son la mayoría.

Triste por no jugar

Mauricio quedó en las nubes el día en que lo llamaron a la selección de Gómez Carreño, como uno de los mejores jugadores de su club. Si bien es extranjero, y no se puede nacionalizar hasta que cumpla los dieciocho años, pocos sabían de la existencia de una cláusula que, posiblemente, le impediría jugar. Un rumor que, para la presidenta de la Asociación de Fútbol Gómez Carreño, era viejo. Lo más probable es que nada de eso hoy día exista, le decían a Evelyn, mientras Mauricio seguía emocionado por representar a su cerro, sin tener la más mínima idea de lo que le esperaba.

La selección que lo había convocado tampoco sabía, ellos simplemente apuntaron a la calidad del jugador. El golpe llegó cuando, desde la Asociación Nacional de Fútbol Amateur (Anfa), se coló la noticia de que el torneo regional es, solamente, para chilenos y nacionalizados.

"No se preocupe porque su hijo puede seguir en el club de barrio pero no, así, en la selección de Gómez Carreño", le dijeron una secretarias de la Anfa, algo que Evelyn considera ilógico, pues su hijo tuvo, incluso, la oportunidad de representar los colores del Everton.

Aún así los papás detrás de la selección crearon un grupo de whatsapp, en el que expresaron su apoyo a Mauricio. "Muchos se querían salir de la selección, porque los lazos que se han formado son muy fuertes", cree Evelyn Cajas.

Habla la anfa

Por parte de la Asociación de Fútbol Amateur de la V Región, argumentaron que la normativa que impide a los extranjeros jugar el torneo regional "no es de ahora".

"Ellos no pueden jugar en los equipos regionales, a menos que estén nacionalizados. Eso no es de ahora, imagínate un extranjero jugando en la selección nacional, la cosa no es tan fácil como algunos creen", argumenta el presidente de la Arfa, Cristián Ibaceta.

Sin embargo, han habido avances en los últimos años. Por ejemplo, para que antes un jugador extranjero jugara en los clubes de barrio, debía pagar una cuota de ingreso de cien dólares. Hoy nada de eso ocurre, excepto para los mayores de edad. Los niños como Mauricio, juegan nomás.

Formando jugadores

En Santiago Wanderers han recibido, en el último tiempo, numerosos extranjeros a sus divisiones menores. Algunos han llegado a jugar inclusa en la división de honor, como Mario López, quien se vino desde Paraguay a jugar en las ligas infantiles, avanzando paso a paso hasta cumplir su sueño de llegar a la adulta.

"Casos como ese se repiten, sobre todo en un club como éste, que se ha destacado por una política de integración y por darle relevancia a los cadetes", dice Domingo Sorace, el hombre encargado de poner el ojo en los más pequeños.

Para él no es una limitante el país de origen: "Acá nos preocupamos de la condición futbolística, no hay política de discriminación que valga, porque el fútbol se vive en la cancha, donde chicos tratan de expresar su energía y nosotros debemos incentivarlos".

De lo que se trata es de ponerse en el lugar de esos padres que todo lo dan por sus hijos, por su bienestar y sus estudios. "Cuando tienes un chico al que todos le dicen que juega bien, hay que fomentarlo y Wanderers le ofrece una oportunidad enorme. Son treinta los profesionales que trabajan en la formación de 400 niños, no es menor. Los padres se están jugando una opción de vida".