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Desde Alemania trajo novedoso sistema para limpiar las estufas

Si antes se demoraba dos horas por cada cliente, hoy puede hacer hasta 18 limpiezas diarias, sin necesidad de arriesgarse en las alturas. Un familiar le contó sobre esta tecnología, muy común entre las familias alemanas.
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Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

Alberto Briceño (Villa Alemana) se ha dedicado, por más de cuatro años, a limpiar la mugre que se impregna en las estufas a leña. Al principio el trabajo era bien poco eficiente, ya que tenía que subirse al techo de las casas de quienes lo contrataban, arriesgándose en la altura y con la posibilidad de romper algo, en una tarea que demoraba poco más de dos horas.

Todo eso cambió desde que se trajo de Alemania, gracias a un familiar que viajó a Hamburgo, un novedoso sistema que permite ahorrarse esa engorrosa labor, por medio de unas varillas flexibles que se introducen desde abajo.

Cuando conoció ese modelo de limpieza, que en Chile no existía, quedó más que impresionado. Así que lo primero que hizo fue aplicarlo en su labor diaria, invirtiendo tan sólo veinte minutos en un trabajo que antes tardaba horas.

"Cuando partí con esto de limpiar estufas, en Valdivia, me di cuenta que todo era tan lento que empecé a buscar nuevas tecnologías. El día en que me contaron sobre ésta, fue lo mejor que me pudo haber pasado", cuenta.

No daña la techumbre, es eficiente, mucho más limpia y menos contaminante. Esas son, principalmente, las virtudes que tienen estas varillas flexibles que, a Alberto Briceño, le han dado la oportunidad de expandir su negocio a nuestra región, con la posibilidad de proyectarse a otros rincones de Chile.

Desde la comuna en la que hoy vive, Villa Alemana, realiza su servicio en todo lo largo y ancho de nuestra región. Ya van más de 250 personas, tan sólo en esta zona, quienes sumadas a las 380 que tiene en Valdivia, le dan vida a su más fiel cartera de clientes.

25 mil por servicio

En la época en que debía subirse al techo, Briceño cobraba más de 40 mil pesos por su labor. Por estos días, en cambio, la tarifa es de tan sólo 25 mil pesos, que le garantizan a quienes lo contratan una limpieza duradera, que se extiende por casi un año.

"Cuando un cliente contrata este servicio no es sólo por una vez. Por los 25 mil pesos también tienen derecho a que los asesore en cuestiones de cuidado, e incluso si es que llegaran a necesitar a alguien que evalúe la leña que está comprando. Lo único que tiene que pagar es la locomoción", sostiene.

El contrato de 25 mil pesos, que se paga sólo una vez, va de la mano de un completo asesoramiento en cuanto al uso correcto de una estufa a leña. A su juicio el principal error que comete la gente, es comprar leña muy humeda, y de mala calidad, además de cerrarle el tiraje a la estufa.

"No sé por que alguien podría cerrar el tiraje, pero es una práctica muy común. Con eso la estufa se ensucia mucho más rápido, se genera pura ceniza y el que se ve perjudicado es, siempre, el medioambiente", argumenta Briceño.

Lo que pasa es que la combustión de leña produce ácido acético y piroleñoso, sustancias que, al ser combinadas con la humedad, forman creosota, la que termina siendo depositada en los cañones de la estufa, angostándolos e impidiendo su buen desempeño. Además, se arriesga el hogar y la vida de las personas que lo componen, ya que es un producto altamente inflamable.

18 servicios por día

"La idea ha andado bien, luego de traer la tecnología desde Hamburgo no hemos parado de hacer limpiezas", cuenta este pequeño emprendedor, quien además, fue contratado por la compañía Bosca, productora de estas estufas, para asesorar a sus clientes.

Imagínese, con todo esto el trabajo se le hace tan eficiente, que incluso haciendo la pega sólo puede alcanzar los 18 clientes por día. Su hijo es quien se hace cargo de los sureños que, por ahora, ya suman 380.

El sueño de Alberto Briceño es expandirse por todo Chile.