Claudia Carvajal R.
Un duro despertar tuvieron dos familias de Valparaíso que sufrieron las consecuencias del mal tiempo: en Esperanza un muro de contención cayó sobre parte de una casa y de milagro no hubo heridos; y en Rodelillo, un cerro -que hace rato amenaza con venirse abajo- prácticamente tapó un departamento ubicado en el primer piso de la Torre III del conjunto Hanga Roa.
En Alcalde Moya 170, Esperanza, fue pasadas las 9 horas que la familia de Diego Pérez se alarmó con unos fuertes golpes en la pieza de los dueños de casa. El muro de contención de la vivienda de arriba cedió producto de tanta agua caída y se fue abajo con rocas y tierra.
"Pasaron piedras para adentro de mi casa. Ahí -indica lo que era su patio- estaba el uniforme de mis hijos tendido y todo quedó sepultado. Mi traje de buzo (es mariscador) también, perdí todo. También la cama elástica de los niños, mi pieza y la lavadora que rodó hacia abajo", relató Pérez.
Este buzo mariscador respira con alivio al recordar que minutos antes de que ocurriera el deslizamiento, sus tres hijos -de 12, 8 y 5 años- le pidieron permiso para salir a saltar a la cama elástica. "Menos mal que les dije que no, ahora está enterrada debajo de las rocas", señaló.
Personal de emergencia de la municipalidad ayer llegó a ayudar a esta familia. Junto a un grupo de vecinos intentaba, remover la mayor cantidad de material.
Además de la pérdida de parte de la casa, lo que complicaba a Diego Pérez era la imposibilidad de salir a trabajar. "Me quedé sin traje y yo trabajo al día, entonces no sé qué voy a hacer ahora", comentó.
Cerro amenazante
Grace Gallardo cuenta que desde que le entregaron su departamento, el número 16 de la Torre III del conjunto Hanga Roa, ha tenido problemas con un cerro que colinda con el edificio y que sostiene la calle Isla de Pascua que recorre la población.
"Vamos a cumplir cuatro años viviendo acá y el primer año comenzaron los derrumbes", aseguró esta vecina, quien explicó que ningún residente de los Hanga Roa ha recibido las escrituras de sus casas y menos soluciones a los problemas que presentan los departamentos, entre los que se cuentan los taludes.
Según Grace la noche del jueves fue una pesadilla. Ella, su marido y sus dos hijos sentían fuertes golpes hacia el lado donde están las piezas de los niños, cuyas ventanas están tapiadas debido a la amenaza del cerro.
"Con la lluvia se derrumbó aún más el cerro. Esto ha pasado como cinco o seis veces. Dos veces el comité de nuestra torre pagó dinero para que sacaran la tierra, después se volvió a caer. Luego vinieron los trabajadores de Serviu y nos dijeron que no se podía sacar más tierra porque estaba afirmando el resto del cerro", comentó esta vecina.
Al observar el cerro, que tiene unos veinte metros de altura, se puede observar que de a poco se está socavando en la zona donde pasa la calle, lo que es aún más riesgoso.
Debido a este derrumbe, las piezas de los hijos de Grace Gallardo están sin energía eléctrica y las ventanas más encima tapadas con una plancha de masisa, lo que impide el ingreso de la luz.
"Anoche (ayer) tratamos de dormir todos juntos en una pieza, pero no se puede vivir así. Si la tierra casi llegó al segundo piso del edificio", advirtió Grace Gallardo.