Guillermo Ávila N.
120 años de amistad, Comercio y Navegación entre la tierra del Sol Naciente y Chile, fueron motivos para tirar la casa (o más bien la ex Cárcel) por la ventana.
Hasta las alturas del cerro del mismo nombre, ayer domingo, la Corporación Nikkei Región de Valparaíso, junto con la Embajada de Japón, pusieron todo el rollo para dejar boquiabiertos a los visitantes. Y es que las exhibiciones de kendo por parte de la Fuerza de Autodefensa Marítima Japonesa y el pegadizo sonido de los tambores japoneses Taiko, captaron la atención del público. Todo en una V Región, donde, de acuerdo al último censo Nikkei en 1999, determinó a 100 familias aquí radicadas. Al día de hoy, se calcula en 400 los japoneses en la zona.
Parque a todo nipón
Maeda S., es el apellido del fotógrafo del barco. Cuenta que es su primera vez en Chile -estarán hasta mañana martes en el país-, en recorrido que los tienen por Sudamérica en una labor similar a la operación UNITAS. "Valparaíso es muy bonito. Me encantó la cueca". Luis Flores, porteño, vivió 32 años en Japón. Allá laboró en barcos atuneros y en la reparación de barcos. "Por eso las hago de traductor acá", revela al paso.
Masayuki Takesaka vive sólo hace 10 años en Santiago. La fila para degustar sus manjares es larga. En su foodtruck llamado Santako se fríen las takoyaki, que son bolitas de masa con pulpo y también el dorayaki, panqueques rellenos. "Me dedico a presentar mis productos en distintos eventos y ferias por el país. Por eso estoy en el Parque Cultural, que es muy bonito".
Edwin Contreras, de Santiago, viene a realizar una demostración de su arte que tiene más de 450 años, una de las más antiguos en Japón. Está ataviado con su Yoroi, un peto con espada y una armadura revestida con placas de acero. "Yo voy todos los años a practicar a Japón: tengo un sensei que me entrena cerca de Tokio". Él es parte de las 150 personas que practican esta disciplina. Al lado, dos samurai ataviados en kimono con jacama y otro con jimbaori (una especie de abrigo) lo escoltan. "Sayonara", se despiden.
Lidia Yuki Uchimura lleva cinco años en Viña del Mar, es paraguaya-japonesa. Su pasado la remonta al norte del archipiélago de islas asiáticas, donde estudio nutrición. Tiene tres hijos y está casada con chileno. Presta sus kimonos para las sesiones de fotos. "Esta actividad es muy linda. Ponemos muchas ganas".
Cerca de ella, está Yuki Uchimura Moraga. Tiene muchas similitudes familiares con Lidia, salvo que sus orígenes están en Tokio. Desde el año 2000 radica en Viña del Mar junto. Como presidenta de la Corporación Nikkei, un puente entre la cultura de su país y la V Región, dice estar feliz con la convocatario del evento. "Es la segunda vez que organizamos el evento con las fuerzas de autodefensa marítimas japonesas y gracias a las buenas relaciones con la embajada de Japón. Celebramos 120 años de amistad y comercio entre Chile y Japón", mientras retumban los tambores nipones denominado Taiko. Y pasa el dato. En septiembre se viene el Festival Hanami (la contemplación del cerezo) con donación de dicho árbol-, que presentarán en el Jardín Botánico, en la Ciudad Jardín.
Felipe Cuellar, porteño, practica en el Dojo Aikikai. A sus 20 años, desde los 4, ejercita Aikido: el arte de la paz, en equilibrio. Realiza clases, los martes y jueves (21 horas". Tiene a 15 alumnos. "Pura onda".
Nozato y Mazuda, ambos son trombonistas y marineros (operaciones navales) en la embarcación. Como una calcomanía, llevan seis meses a la mar y 15 años como marinos en la Armada nipona. "Valparaíso es precioso", finalizan ambos a coro.
guillermoavila@estrellavalpo.cl