A estas alturas, y hechos mediante, no cabe duda que la crisis del Sename es una evidente vulneración a los Derechos Humanos de niñas, niños y adolescentes. Por lo mismo llama poderosamente la atención la falta de empatía con esta problemática desde el Estado el cual, a la fecha, ha sido incapaz al menos de ofrecer perdón y asumir un compromiso, concreto y urgente, en materia de impulsar políticas públicas que resguarden los derechos e integridad desde la infancia.
Las deficiencias son evidentes y el debate, que bien podría haberse enriquecido con los aportes del informe de la Comisión Sename 2, ha quedado en foja cero en una contingencia latente y que no resiste un solo segundo más de desidia por parte de las autoridades. Estamos ante una situación grave que a la vez representa una oportunidad única no sólo para recuperar la cercanía con los problemas reales y consecuentemente las confianzas con nuestra clase política, sino también hacernos cargo de una buena vez de la dignidad de las personas, partiendo por nuestras niñas, niños y adolescentes más vulnerables.
Rafael Rosell Aiquel
Decano
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
U. San Sebastián