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Con "payasadas" sorprenden a funcionarios del Carlos van Buren

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En uno de los pasillos de los pisos pediátricos del Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso se llenó de color para vivir una verdadera y sorpresiva experiencia de juego, en donde los adultos, en su mayoría funcionarios del recinto hospitalario, volvieron a ser niños y a disfrutar de la sencilla acción de jugar, el lenguaje natural de la infancia y herramienta fundamental para favorecer sus aprendizajes, desarrollo pleno y también su recuperación, como es el caso de los niños y niñas que se encuentran en las Unidades Pediátricas del hospital.

Las payasas Croqueta y Microbio, autodenominadas "entrenadoras de juegos", sorprendieron a médicos, enfermeras, técnicos y profesionales del recinto porteño y de Integra, quienes llevaron a la práctica la principal forma de aprendizaje que promueve la institución: el juego. El grupo, entre los que estaban la Directora Regional de Integra, Paola Álvarez, y la Seremi de Salud, Graciela Astudillo, debió someterse a un "estricto" entrenamiento.

Usted no lo diga: palabras para avanzar en materia de inclusión

Desde la antigüedad la sociedad excluye a las personas discapacitadas a través de diversas barreras . Según organismos internacionales esta realidad nos mantiene atrasados, en comparación a otros países de América Latina.
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Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

"Un mongolito fue agredido violentamente por delincuentes". Eso no ocurrió realmente, pero el Servicio Nacional de la Discapacidad (en adelante Senadis) quiere terminar, de raíz, con ese tipo de titulares en los medios de comunicación. Una de las razones que esgrime Senadis, es porque, en parte, creen que los medios tienen tanto poder que fueron capaces de instalar un lenguaje, repetido por todos, que lo único que hace es poner barreras a los derechos de las personas en situación de discapacidad.

Hablar de alguien como el mongolito, enfermo mental, discapacitado y minusválido, nos sigue dejando en ridículo en materia de inclusión, en comparación a otros países del mundo y de América Latina, afirman en Senadis. Esas son palabras o términos que se usaban con frecuencia en las sociedades del siglo pasado y que continúan enraizadas en diversos ámbitos de la sociedad, principalmente en los medios de comunicación, esgrimen.

Algunos académicos de periodismo creen que la prensa no tiene tanto poder sobre la gente, pero en el Senadis, afirman lo contrario. Consideran que las personas con discapacidad, hasta nuestros días, no habían poseído una voz pública importante, capaz de convertirlos en sujetos de derechos.

"Loco sátiro anda suelto"o "Loca de la guagua". ¿Por qué realzar la condición que tiene esa persona? se pregunta Iván González, abogado que trabaja codo a codo con el Senadis. Asegura que las consecuencias terminan siendo pagadas por el conjunto de la población que está pasando por algún tratamiento siquiátrico.

"El lenguaje está bien enraizado en la sociedad chilena y lo hemos adquirido con el tiempo. Una visión invalidante que existía, y aún existe, con respecto a las personas en situación de discapacidad. No las consideraban y como no las consideraban tuvieron que crear un lenguaje acorde y por eso fue que surgió la figura del inválido, que no significa otra cosa que el que vale menos", sostiene el abogado Iván González.

Dice que a la hora de abordar un noticia en los medios parece mucho más "eficiente" apelar a la palabra discapacitado, que al manual de redacción propuesto por el Senadis. Lo que ellos quieren es transformarlo todo por una idea neutra, es decir, pasar del "discapacitado" común, a que hablar de "personas en situación de discapacidad".

Sujetos de derecho

"Esquizofrénicos, que hasta tienen títulos universitarios, terminan siendo un peligro para los demás. Van a buscar pega y no los contratan, por ejemplo, porque alguien vio, escuchó o leyó que un loco arremetió contra dos enfermeras", asegura la directora regional del Senadis, María Isabel Zurita.

Discapacidades físicas, visuales, siquiátricas y, también viscerales (que son las que tienen que ver con nuestros órganos interiores), se pueden encontrar en el 19% de personas que, en la V Región, cuentan con alguna limitación eventual. No es que a cada momento vayan a sentirse incapaces, pero sí lo hacen frente a una escalera, una micro que no para, o una palabra que termina hiriéndolos.

Dentro de esas barreras, la más complicada de traspasar es, siempre, la de pararse de igual a igual ante otro en la búsqueda de un trabajo, afirman en Senadis. Es difícil de hacer, sobre todo porque la balanza privilegia a los que caminan o miran sin problemas, mientras que las personas en situación de discapacidad se sienten discriminadas, porque creían merecer el contrato tanto como el otro postulante, dicen.

Un avance en estos términos es la publicación de la Ley 21.015 que exige a las empresas, que cuentan con más de cien trabajadores, contratar al menos un 1% de personas en situación de discapacidad. Una punta de lanza, dice el abogado Iván González, "que contribuirá al cambio cultural en materia de inclusión".

"Las cuotas nacieron en Estados Unidos para que los que no estaban, estén", reflexiona González. Allá también se creó un concepto para referirse, positivamente, a las personas en situación de discapacidad, algo que se da también en países de América Latina, como Argentina, Perú, Uruguay, entre otros.

"Challenged People", que en español significa algo así como personas que se desafían a sí mismas, es el concepto que inventaron los estadounidenses, dice González, para referirse a las personas que, con alguna discapacidad, pudieron darle cara a su propia existencia y a la sociedad.