Nicole Valverde S.
Las fondas y ramadas del Parque Alejo Barrios se caracterizan por ser diversas y para todos los gustos. "Aquí son todos bienvenidos y no se discrimina a nadie", asegura Luis Carrizo, presidente del Sindicato de Fonderos, mientras instala la alfombra de pasto sintético del clásico stand de lotería.
El viento frío sopla furioso sobre Playa Ancha en septiembre. Pero aquí todos y todas trabajan contra el tiempo. El viento es un compañero con el que hay que aprender a convivir entre martillazos, el movimiento del serrucho y el trabajo rudo.
Y es que no cualquiera es capaz de armar una ramada, tomando en cuenta que son 32 fondas y que dos de ellas miden 1.200 metros. Una de esas corresponde a la oficial, que este año será "La Negra Linda".
De aquí al 15 de septiembre, cuando se baile la primera patita de cueca para inaugurar las Fiestas Patrias 2017 en las fondas del Alejo Barrios, queda harta pega todavía. Por eso, mientras haya más manos a la obra, mejor.
Aporte de haití
Entre los trabajadores que no cesan las labores de armado, destaca un moreno con overol gris que observa atento a sus compañeros mientras espera nuevas instrucciones. Su nombre es Monas Isemeor, tiene 32 años y es oriundo de Haití.
Al igual que muchos de sus compatriotas, Monas llegó a Valparaíso en busca de oportunidades laborales. Fue así que llegó al Parque Alejo Barrio para trabajar en el armado de las fondas.
Monas aún entiende poco el español, pero según Miguel Alfaro, quien se ha encargado de esta labor por más de 40 años, el haitiano es un gran aporte y acata muy bien las instrucciones.
"Es la primera vez que viene gente de Haití a trabajar acá. Nosotros trabajamos con venezolanos, colombianos y los argentinos que todos los años traen el parque de juegos mecánicos. Y hemos trabajado súper bien porque ellos tienen buena disposición para aprender", relata Alfaro.
A puras señas
El capo de las ramadas agrega que, a pesar de que se entienden a puras señas, los ciudadanos haitianos captan rápidamente las instrucciones de los maestros.
"Nosotros no entendemos el idioma de ellos, y ellos hablan poquito español, entonces hay que explicarles con señas qué es lo que hay que hacer y cómo hacer las cosas", cuenta Miguel, quien destaca que en 12 días hay que dejar lista y dispuesta la infraestructura de las fondas del Alejo.
Casi a la entrada del parque encontramos a Fred, otro haitiano que trabaja en el armado de una de las fondas principales del recinto.
Intentamos conversar con Fred para conocer su visión en esta nueva y pintoresca experiencia laboral, pero el capataz se molestó con nuestra presencia, y no permitió que conversáramos con el haitiano.
Aún así Fred continuó con sus labores, acarreando planchas de un lado a otro y cooperando en darle forma al epicentro de las celebraciones dieciocheras porteñas. Sólo queríamos preguntarle si una vez inauguradas las fondas se iba a venir a tomar un "terremoto" y comer algún anticucho o empanada.