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Casona en Uruguay y Colón: polémica por su demolición

Seremi de Salud exige certificado de desratización a empresa contratista de obras con aprobación del municipio.
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Guillermo Ávila N.

Once de la mañana de ayer lunes. En un tramo de casi tres cuadras (Colón, Uruguay e Independencia), un estruendo genera alarma entre los vecinos y comerciantes. Y tras ello, "una tromba de polvo que deja la grande en el sector".

Quien lo comenta es Gineth Zamora, comerciante de ropa y cachureos -que aún se limpia-, ubicada justo al frente de donde se desencadenó el hecho. "Nos tuvo a todos locos. Yo me ahogué. Quedamos café. Nadie avisó".

Lo que al fastidio intenta explicar Zamora es el derrumbe que a esa hora se producía en una casona abandonada de tres plantas y que data de 1920, en la esquina de calle Uruguay con Colón. Mismo lugar donde hasta hace cuatro días, Lorena Álvarez, tenía su puestito de herramientas en la zona de cortina afuera, previo al derrumbe. Allí donde cayó una viga grande. "La gente me advertía: las paredes estaban agrietadas".

Empresa contratista

12:30 de la tarde. Se aprecia una retroexcavadora que hizo la demolición. También la limpieza futura a cargo de camiones. Urge cortes con oxígeno por lo que son fierros.

Bajo la ruma de cimientos, escombros, fierros y astillas de lo que eran finas maderas, Cecilia Sagredo, administradora de obra de la empresa Más Obras, sale al paso del tema que deberán entregar antes del 22 de septiembre. "Empezó con un robo hormiga, los ladrones debilitaron la construcción. Vendían roble y pino oregón a mueblerías. Acá dormían indigentes, okupas". Para Sagredo, el peligro era grande: "Corriente, gases. Imagínese si hubiese sido un día de semana, con colegios (al lado está el Carlos Cousiño) y vendedores".

Cuenta Sagredo que un día ladrones llegaron con una rampa y se llevaron 60 vigas, que así debilitaron la estructura por dentro. "Antes se habían robado marcos de ventana, de puerta, pilares gruesos, se llevaron todo lo que sostenía la casa. O se caía, o se caía", dice.

Y añade: "La noche del lunes quedó la escoba con el semáforo, cables. Nosotros lo demolimos". El sábado se informó que la casa, que contaba con una orden de demolición, estaba deshabitada al momento de su caída. La administradora de obra señala enfática que entre el sábado, domingo y la noche del lunes, "la empezamos a demoler. No se cayó, nosotros la botamos".

Son las 16:30 horas, a media hora del partido Bolivia - Chile. Esta vez la queja pasa por la empresa de obras a cargo del derrumbe. Alegan que recién la Seremi de Salud de Valparaíso les puso freno a las faenas. Pedro Rodríguez, jefe de obras de la empresa contratista Más Obras, aclara: "Vino un inspector del Departamento de Salud y nos paralizó la obra porque no teníamos un certificado de desratización, que es un trámite normal... pero cuando es una demolición de emergencia, la verdad, no se solicita ningún permiso. Se hace nomás". Y acota Rodríguez, aún con casco y overol, mientras ocho trabajadores a su cargo observan a la incertidumbre: "Estamos chocando en eso. Conversamos con la Dirección de Obras de la Municipalidad pero no hemos tenido respuesta. Lo más peligroso: hay un colegio al lado. No sé qué es mejor: paralizar o seguir. Se cruzan dos organismos fiscales que se contradicen: Salud y municipio de Valparaíso. De hecho, el lunes trabajamos hasta 11:00 PM con Carabineros que cortó tránsito".

Desde la muni

Precisamente, al otro lado de la línea, Ezio Passadore, jefe del Departamento de Emergencia del municipio porteño, comenta: "Esa casa fue autorizada ante el inminente riesgo de derrumbe (hacia la calzada) que tenía. Bajo ese concepto, determinado por los ingenieros de la municipalidad de Valparaíso, se determinó autorizar la demolición de la fachada del edificio que estaba trizada", acuña el funcionario.

La postura de Ezio Passadore al asunto. "La empresa privada a cargo tiene que regularizar la situación de demolición lo antes posible para así retirar los escombros. Tienen que cumplir con la formalidad que este tipo de faena involucra. Ahora, si la seremi de Salud quería que se desratizara, tendría que haber asumido los riesgos de derrumbe que eso involucra... incluso para la compañía desratizadora".