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Extranjeras nos dan su mirada sobre nuestras Fiestas Patrias

Desde Australia, Colombia, Ecuador y Polonia, estudiantes e investigadoras comentan sus experiencias del "18". Les encantaría probar la chicha o el terremoto y que las inviten a bailar.
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Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso

"Éste es uno de los pocos países que en el mundo celebra una fiesta con tanta piel y pasión", asegura Debora Buendía, investigadora colombiana de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Valparaíso. Éstas serán las segundas Fiestas Patrias que vive alojada en esta región, luego de haber compartido con nuestras costumbres por poco menos de dos años.

Historias como esas se repiten en todo Valparaíso, entre investigadores, profesores y estudiantes de intercambio, que aprovechan de enriquecerse de feriados como estos, conmemorativos de la patria.

"Podrías recorrer Colombia entera, encontrándote con fiestas locales, pero nunca una tan grande como el '18' de septiembre", comenta Buendía. Para este año, lo que ella quiere es aprender y bailar la cueca, aunque dice que los chilenos no son de bailar mucho.

"Yo vengo de una cultura del baile, nosotros allá hacemos las fiestas no para comer, sino para bailar. Un contraste bien fuerte porque, en el año y medio que llevo aquí, nunca me han invitado a bailar", enfatiza,poniéndo el ojo en que aquí sí que se come bien en las celebraciones.

Anticuchos y empanadas, son las comidas que prefiere cuando va a las fondas. Y le pareció "súper pintoresco y súper bonito", que se celebren más las Fiestas Patrias que Navidad. Con ese dato comprendió, un poco más de cerca, las costumbres arraigadas en estos tiempos.

Entre las fondas que visitó en la Quinta Región, se queda sin dudarlo con las que se pilló en Olmué. Allá, le habían dicho, es el mismo campesino el que arma la fonda, toma chicha y baila cueca, para celebrar sus raíces.

Una polaca en la pucv

Justyna Ostaszewska llegó desde Polonia, hace año y medio a nuestro país a tomar el magíster en Comunicaciones que tiene la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Así que esta es la segunda vez, también, que se encuentra con nuestro 18 de septiembre.

El año pasado mamá y hermano vinieron a verla, así que los llevó a conocer algunos de los misterios que hay en la región. Olmué fue el lugar que los recibió, en donde compartieron las comidas más típicas y el rodeo que, según ella, "es realmente impresionante".

En su Polonia cristiana la fiesta que la lleva entre la gente, asegura, es la Navidad. No hay fiesta que se parezca en Europa, ni por si acaso, a lo que se vive en Chile.

Junto a su compañera de Magíster, Flor Layedra, ha compartido buenas experiencias en la universidad. Entre ambas interpretan como nacionalismo el descontrol que se apodera de la gente en estas fechas.

"Acá las personas son más calientes, en el sentido de la cercanía que se genera, y nacionalistas", reflexiona Layedra, proveniente de Guayaquil, Ecuador.

Cuenta Flor que nunca había probado algo similar al anticucho, el que encontró muy rico. En sus tierras existe algo llamado chuzo, que es como una brocheta de proporciones mucho más grandes, con un gran pedazo de carne y una longaniza.

En lo que respecta a los tragos, no es muy buena para tomar, aunque este año tiene ganas de probar el terremoto, el pipeño sólo y la chicha. "Dicen que son tan dulces, que te los empiezas a tomar y no paras hasta que te emborrachas", sostiene.

Primer año de sophie

Desde Australia llegó Sophie Trigger a cursar Periodismo, como estudiante de intercambio, en las aulas de la Universidad Adolfo Ibáñez. Ella esta viviendo en la calle Urriola, de Valparaíso.

Sobre las empandas y anticuchos, poco puede decir porque es vegetariana. Pero sobre el "18" como tradición, dice estar "muy emocionada y muy feliz de poder tomar esta experiencia, justo cuando está en nuestro país".

En los pocos meses que lleva en Chile, asegura haber probado sólo una vez el terremoto, "que es muy dulce, pero súper rico". Sobre la chicha, en cambio, ni siquiera sabe lo que es, pero igual tiene ganas de tomarse unos tragos.

Así también quiere conocer la cueca. Bailar un poco tal como lo hizo en una de las salsotecas de Valparaíso, aunque a su juicio es una pésima bailarina. "Después de tomar algo mejoro, pero igual soy muy mala. Acá son más buenos para el baile, que en Australia", sentencia.