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La insigne Lucy Briceño alienta a atreverse con la cueca este "18"

La reciente finalista de los premios nacionales "Pandero de Oro" se desahogó: "Me da pena que a veces se escuche más cumbia que cueca en las ramadas", dice.
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Mirian Mondaca Herrera. - La Estrella de Valparaíso.

Aro, aro, aro... ¡con el '18' la chilenidad ha llegado, aunque en el Puerto, doña Lucy, ningún día del año la ha dejado!. Más que una improvisada paya, esta es la fiel descripción del diario vivir de la célebre cantante porteña, Lucy Briceño. En cada rincón de su taller de costura emplazado en calle Victoria, resalta algún indicio de sus más de cuarenta años ligados al folclore.

Galvanos, diplomas, fotografías y un pandero colgado en una de las paredes, denotan que la música ganó la batalla y que será una acompañante perpetua en su labor diaria de modista. Es su trabajo, lo ha hecho por décadas, "y lo seguirá haciendo", dice.

Pero, como la artista que vive en ella es inquieta, sagradamente, cada fin de semana doña Lucy alimenta su soberanía sobre los escenarios cuequeros de Valparaíso en el conocido local "El Rincón de Las Guitarras". Allí , "hace 16 años que canto. Empezamos juntos, porque ellos son grandes amigos míos, de muchos años", revela la intérprete.

Además de presentarse de forma permanente en este restaurante de calle Freire, la doña de la cueca deslumbra sobre otros escenarios de la Ciudad Puerto y, de vez en cuando, también del país. "La Isla de La Fantasía" es uno de esos lugares, donde también es parte de la historia de su mítica agrupación cuequera, del mismo nombre. Sin ir más lejos, la tarde del 16 y 18 de septiembre, se presentará en este espacio.

Finalista

Mientras revisa una gastada chaqueta que un cliente frecuente le llevó para zurcir en una de sus mangas, doña Lucy recuerda su reciente paso por los inéditos premios nacionales "Panderos de Oro", que se entregaron en Santiago el pasado 6 de septiembre.

En la primera vez que se entrega este reconocimiento, que es una iniciativa conjunta entre la SCD y Cuecapp, la porteña estuvo en la terna final para quedarse con el premio a la trayectoria, aunque en el último instante el grupo Las Morenitas se alzó con el primer lugar. Una derrota que no se la tomó como tal, sino que como una muestra de que su carrera sigue vigente y tiene un lugar de privilegio en el ámbito musical nacional.

Para Lucy, el premio al trío femenino nacido en Santiago y que lleva más de sesenta años en la escena artística criolla fue merecido. "Estuvo muy bien dado. Éramos tres, con 'Pepe' Fuentes y se escogió entre las personas de más edad y que están vigentes (...) fue muy grato para mí, porque fue una evaluación nacional, y ya con estar en la lista me sentía ganadora", asegura.

"Que se atrevan"

Aunque en sus espectáculos actuales doña Lucy se dedica principalmente al canto, acompañada de su pandero, sus primeros acercamiento a la cueca fueron bailándola, cuando tenía siete u ocho años. Incluso en 1966 ganó un concurso nacional. Con ese premio en el bolsillo, recorrería Chile de norte a sur, Perú y Argentina.

Con la significativa carta de presentación que le dio ser campeona del baile nacional, comenzó a acercarse al canto, con unos primeros años no exentos de dificultades. La intérprete recuerda esa época como un tiempo de aprendizaje, porque "me empecé a juntar con los huasos y ahí empecé a cantar tocando el pandero. De repente me echaban porque andaba fuera de tono", comenta sonriendo.

Más tarde siendo una veinteañera, su ingreso en grande a los escenarios frente al micrófono sería con el grupo "Los Sureños".

Con sus 46 años de trayectoria, la porteña es una ilustre maestra para dar consejos a los endieciochados que, por temor a hacerlo mal, no se animan a bailar cueca. A ellos, Lucy entrega un sabio consejo: "que se atrevan", dice.

Para la cantante, la clave está en sacar a relucir la picardía del chileno a la hora de zapatear y -sobre todo- mostrar alegría. El resto se arregla en el camino. El sentimiento se debe notar en la cara y los ojos, comenta, ya "hay que poner el alma, no compararse con el que está bailando al lado, concentrarse en usted y su pareja nada más. Hay que olvidarse del resto del mundo. Hay que jugársela".

Destino: Suecia

En su extensa carrera, además de conocer tierra criolla, Lucy ha estado en Brasil, Perú, Canadá, Argentina y Suecia. Este último país fue el último que visitó el año pasado, para presentarse junto a Daniel Muñoz ante la comunidad chilena.

Fue tan bien recibida por los compatriotas en Europa, que adelanta que actualmente está en conversaciones para quizás repetir la experiencia del 2016. Aunque no hay nada cerrado, la posibilidad es cercana, pero "ahí estamos viendo", comenta.

Estos planes ponen pensativa a la intérprete, ya que -para ella- por estos días se identifican dos realidades muy distintas en torno a la cueca. Por un lado, los chilenos que viven lejos de nuestras fronteras añoran las tradiciones patrias y ansían escuchar el baile nacional en vivo; mientras quienes están en tierra nacional, en muchas ocasiones, prefieren moverse al ritmo de la cumbia o el reggaetón dentro de las ramadas.

Esa paradoja desconcierta a Lucy, ya que -a su juicio- en las fondas y ramadas se debiese dar el lugar que corresponde al baile nacional. "Me gustaría que sólo se tocara cueca, pero sé que a muchos no les gusta. La solución, en ese caso, sería que se exigiera que por cada cumbia se tocara una cueca, que fuera parejo. Aunque, es verdad que me da pena que a veces se escuche más cumbia que cueca en las ramadas", reclama.