Guillermo Ávila N.
La fotografía resulta casi idéntica. Un 'dejá vu' al recuerdo.
Hace poco más de un mes, bajo la ruma de cimientos, escombros, fierros y astillas de lo que eran finas maderas, se escondía una casona. Una cuya data era de 1920 y que terminó por desplomarse en la esquina de calle Uruguay con Colón.
Derrumbe -o finalmente demolición- que para vecinos, comerciantes, y personal de obras (privado y municipal), tenía un detonante de meses al arrastre, como su estruendo final a la caída: el robo hormiga. "Los ladrones debilitaron la construcción. Vendían roble y pino oregón a mueblerías. Acá dormían indigentes, okupas", decían todos al alegato.
Pues bien, dicen que la historia es cíclica en Valparaíso. A hoy, en avenida Francia, específicamente del número 748 al 798 , un enorme edificio -en realidad dos, ambos colindantes- siembra la inquietud. Incluso reclamos por las redes sociales: extracción de balcones, ventanas, fierros, vigas y maderos... no han dejado indiferente a residentes y comerciantes.
Se trata de una propiedad edificada con adobe y madera que corresponde a principios del siglo pasado, cuya superficie total es de 1885 metros cuadrados, con un aproximado de cinco mil metros construidos, en tres pisos (y un extenso subterráneo).
Robos, dueño y remate
En terreno, desde el Pasaje María Teresa -detrás está la subida Baquedano-, el estrecho sitio, salpicado con escombros, vidrios, cables y basura, da lugar a autos estacionados. Curiosos a la mala. Y perros vagos. "Foco infeccioso", dice un morador colindante.
Al frente, la residencia: sus ventanas no se baten. Tampoco aquellas esculpidas rejas. Menos esos balcones propios de un pasado esplendoroso que ahora asoman vacíos. Huecos.
La escasa hierba al abandono silba con el viento. De la fachada, sólo un esqueleto. Cascarón que revela lo que aquí comentan al anonimato: saquearon toda su estructura. "Llevan como seis meses robando al interior. La desarmaron toda para vender esas maderas de roble y pino oregón", corrobora "Jaime", locatario. "Hasta hace dos años habían inquilinos". La señora Claudia Velázquez lleva una vida en el sector. Avanza con bastón: "Aparte de pasar con cuidado, porque un temblor la puede tirar abajo, es nicho de delincuencia y ocupas".
En realidad, "no son ocupas", corrige Ezio Passadore, jefe del Departamento de Emergencia del municipio porteño, "son tomas". Y una salvedad: a mediodía de ayer, la Municipalidad de Valparaíso marcó presencia: puso rejas en el frontis de toda la propiedad. "Hoy y mañana van a cerrar el pasaje con barreras de seguridad New Jersey". De acuerdo a Passadore, el decreto de demolición está en trámite. "Se tiene que oficiar a la dueña para que ella oficialice (la demolición)".
La propietaria del inmueble sería María Grixolli Andreani y que, según trascendidos, en el lugar se pensaba poner una tienda de retail, "un supermercado, pero que no ha avanzado", alude la autoridad municipal, quien agrega que si la propietaria no cumple con el plazo estipulado por la Municipalidad de Valparaíso para la demolición -que es de 30 días- entonces, a la municipalidad porteña le corresponderá demoler con recursos propios y "así el terreno sale a remate".
¿Y sobre los hurtos al interior del edificio? Ezio Passadore confirma: "Acá hubo robo hormiga. Se identificaron a dos camiones que efectuaron robo de vigas. Eso contribuye a la debilitación de la estructura del edificio. Se procederá con respectivas multas a infractores".