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[Cultura Urbana]

Bertini después de México

Tras vivir casi tres años en las tierras del "Chapo" Guzmán, el destacado artista porteño está de vuelta, con una muestra que inaugura nueva temática en su carrera. "Después de lo que viví, nadie puede pintar igual", dice.
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Marcela Küpfer

El público recorre los pasillos de la Galería Municipal de Arte Valparaíso buscando las "vaquitas". No es de extrañar: estos minúsculos bovinos, dibujados sobre lienzos de intensos colores, son una característica peculiar la obra de Giancarlo Bertini.

Pero quien conoce la obra de este artista porteño, con más de veinte años de trayectoria, sabe que Bertini es dueño de un espíritu inquieto y que siempre está explorando nuevas manifestaciones de su pintura.

De esta forma, en "Inaudito", su nueva exposición, junto con sus reconocibles óleos y acrílicos, aparecen en los muros de la galería unas grandes telas de género, donde Bertini ha plasmado a lápiz diversas figuras: aves, armas, cuerpos.

Él mismo lo cuenta en la inauguración de la muestra: estaba viviendo en Guadalajara, estado de Jalisco, en México, cuando un toque de queda afectó a la ciudad, tras la fuga del famoso narcotraficante "Chapo" Guzmán.

La habitual militarización de la policía mexicana se redobló ante este acontecimiento y los residentes, entre ellos el propio Bertini, vivieron una especie de estado de sitio por unos días.

En ese contexto, dice el artista, no pudo salir a comprar sus telas y sus pinturas. Y agarró lo que tenía a mano para hacer su arte: sábanas.

De allí nace buena parte de la muestra que Giancarlo Bertini trae hoy a Valparaíso. Se trata de un hito especial en su carrera. Es la primera expo que realiza en Chile tras casi tres años de residencia en México. Y la experiencia en Jalisco, desde el narcotráfico hasta la inminencia del muro de Trump, lo marcó como artista.

Una acción de arte

-Acabas de regresar de una larga estadía en México, ¿cómo fue tu experiencia en ese país?

-Mi experiencia como artista fue rica en el sentido de que mi objetivo de exponer y establecerme con un taller, vivir, exponer tres individuales y dos colectivas, y sin apoyo del gobierno de Chile, me creó una sensación exquisita y doblemente gratificante. Dios sabe de dónde saqué fuerzas para llevar una vida de "desarraigado" en un rincón muy lejano en Jalisco, donde vive el hijo del Chapo Guzmán y matan a mucha gente... En ese contexto, trabajé y llevé mi pintura a la gente en un pueblo lejano y a la zona de la ciudad más moderna, hice videos para youtube e hice arte urbano, y mis cuadros están bien representados. Fue un nuevo nacimiento como artista; yo no quise París ni Nueva York, yo elegí algo impensado y extremo, y ver cómo me desempeñaba. Fue un proceso de investigación y reflexión de casi tres años, una acción de arte en sí.

-¿Influyó la experiencia mexicana en tu obra?

-Al principio nunca pensé que mi pintura cambiaría, pero veo que sí, hay mucho de las texturas, colores de los muros viejos de Jalisco, me di un festín visual que he tratado de plasmar de forma sutil en mis cuadros. Es necesario recalcar que viví en México real, el que supera la ficción. Me apuntaron con una pistola unos narcotraficantes y en un operativo a medianoche fui bajado de un bus por militares a punta de fusil, el día que arrancó el Chapo Guzmán... Después de eso nadie puede pintar igual. Eso me marcó, esa experiencia mexicana con la muerte, la injusticia, la corrupción, está en algunas obras, es evidente mi afectación en mi pintura. Sé cómo debe ver un pintor el mundo, pero hoy sé cómo el mundo ve a un pintor. Eso me dejó México.

-¿Cómo ha sido este proceso de incursionar en otras temáticas, técnicas y soportes?

-En relación a mi incorporación de otros materiales, es precisamente por la necesidad de expresarme de forma más amplia y de una forma más simple, en este caso con lápiz grafito y carboncillos en tela de cualquier tipo, encontradas casi al azar. Es un deseo de variar y hacer más entretenido el ejercicio de pintar, considerando que pinto desde los 12 años. También voy en rescate del dibujo como medio válido y lo saco del papel. Esas telas sueltas expuestas me las traje en el avión sin necesidad de declararlas como obras de arte, y menos acudir a mi embajada, que me desarraigó literalmente. Así que las expongo de forma simbólica, tienen una historia. Sé que no es habitual exponer figuración y abstracto, pero he aprendido a ser honesto en mi forma de trabajar. Todo eso me sorprendió y es por eso que se llama "Inaudito". Me gusta jugar y arriesgar en mi trabajo.

El policlínico de los libros

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La insoportable gravedad del ser

¿De cuántas partes se construye una existencia? ¿Cuántos pedazos de carne y de alma necesito para formar a un hombre? ¿Has jugado alguna vez con un caleidoscopio? Cuando niña mis papás me regalaron uno. Lo compraron en una feria de San Bernardo. Todo el mundo se veía distinto. Los rostros de las personas se desfiguraban y se dividían en infinitas partes. Por ejemplo, en un momento, podía ver el ojo de mi hermano multiplicado muchas veces pero, en ese mismo instante, una nariz se apoderaba del lente y se reproducía nuevamente hasta que decidía mirar algo distinto a la deforme cara que tenía enfrente.

Esta misma sensación me produjo la lectura del texto "Virgen", de Yuri Pérez, publicado por Narrativa Punto Aparte. Con la imagen de "La habitación de Ulises", de Valeria Salinas, como portada, el libro incita a la reflexión sobre la soledad y el abandono, desde su inicio. Al ver el libro, piensas que ya sabes lo que vas a leer, pero lo que no sabes es cómo terminarás sintiéndote después de leerlo.

Así, el conjunto de imágenes que explora la escritura del autor, propone una madeja de figuras fracturadas por la vida que se multiplican y dividen en el transcurso de relato, al igual que las visiones caleidoscópicas.

En este autor la pregunta por la construcción de la existencia humana se vuelve una pregunta central, una pregunta que en novelas como "Niño Feo" (2010), "Mentirosa" (2012) o "La muerte de Fidel" (2013) se transforman en el hilo que urde su escritura.

Poeta y narrador, esta es la quinta obra narrativa de Yuri Pérez donde, siguiendo una línea surrealista y existencial -extraña y poderosa combinación-, nos muestra las vicisitudes que enfrenta un hombre "sitiado" en un hábitat del que no puede escapar.

El protagonista, Daniel Quiroga Campos, trabaja limpiando los baños de un supermercado en Putaendo, desde donde observa todo lo que ocurre. Todas las escenas eróticas, grotescas y morbosas son percibidas por Daniel desde su sitial, el piso. Pero, además, desde ese mismo lugar entrega el papel higiénico al amante de su mujer cada vez que se aparece para humillarlo. Está casado con "la rubia más bella de la ciudad" (Bárbara), con la que nunca ha concretado su matrimonio porque ella, su mujer, ya tiene a un amor, Julieto Manríquez.

De esta manera, los registros literarios de "Virgen" saben a hierba, como dice la canción, pero una hierba salvaje, fresca y desordenada, brutal en su manera de crecer en el verso y en la traza versátil y poderosa en la denuncia social y existencial del ser. Esta novela no solo trata de un hombre "castigado en su sexualidad", como nos comenta el prólogo al libro, sino que retrata a una parte de la humanidad fundida en su miserable vida, esperando a que la rueda gire, lento. Una inercia que no abandona carne alguna y que más bien se somete al vaivén gravitacional de nuestras insoportables existencias.

TÍTULO: "Virgen"

AUTOR: Yuri Pérez

EDITORIAL: Narrativa Punto Aparte