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35 AÑOS Y MÁS EN ESCUELAS PÚBLICAS

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El pasado jueves el alcalde Jorge Sharp encabezó una ceremonia de reconocimiento a los profesores y profesoras que llevan más de 35 años ejerciendo su labor pedagógica en escuelas y liceos públicos de Valparaíso. La buena noticia que los profes recibieron del alcalde es que el municipio comenzará el pago del bono de perfeccionamiento; en una primera etapa, están comprometidos cerca de $900 millones para docentes jubilados. "Así avanzamos poco a poco en este deuda histórica de nuestros profes. Seguiremos trabajando para que juntos mejoremos la educación pública, con participación, porque nadie sabe más de educación en Valparaíso que nuestros profesores", aseguró el alcalde Sharp.

El profe que sigue haciendo clases porque su jubilación no le alcanza

En su día, el profe de física Juan Mascareña recordó sus inicios, cuando enseñaba a leer y escribir en poblaciones. Una vocación que lleva en la sangre.
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Nicole Valverde S.

El timbre suena y las y los estudiantes del Liceo Técnico de Valparaíso desocupan sus aulas, para reunirse en el patio y disfrutar del recreo.

Es lunes, pero no es un lunes cualquiera. Es el Día del Profesor. Pero los maestros de las escuelas y liceos públicos de Valparaíso ya tuvieron sus jornadas de celebración.

De a poco los docentes del liceo llegan a la sala de profesores. Las secretarias del establecimiento los saludan cariñosas: "¡Feliz día, profe!". Los profes responden agradecidos con sonrisas. Lo mismo hace el director, Mario Díaz, quien además es presidente del Colegio de Profesores comunal de Valparaíso.

La vocación de juan

Es el propio Mario quien nos presenta al profesor Juan Mascareña. Un capo de la física y las matemáticas.

El profe Juan es amable y tiene ese tono pedagógico al conversar. Nos cuenta que jubiló hace cinco años, pero que su jubilación no le alcanza para cubrir los costos de la vida. Así que continúa activo, entregando todos sus conocimientos en las salas de clases.

Pero lejos de pesarle, el profesor reconoce que su vocación es más grande y aunque a veces el cuerpo se cansa por los años, la fortaleza anímica está intacta.

"Yo todos los días me levanto contento. Porque a mí me encanta lo que hago", asegura Juan Mascareña.

Maestro innato

Estudió en el Liceo Nocturno n°2 de Playa Ancha, actualmente el Liceo Politécnico A-23. Y comenzó a trabajar desde los 12 años, pero nunca dejó de lado los estudios, salvo el año que, dice, "perdí haciendo el Servicio Militar, porque no me lo pude sacar".

"Trabajaba en la construcción y después hice un curso de contabilidad. Ahí empecé a trabajar Cruciani y Cia., en Viña del Mar. Terminé mis estudios en el Liceo Nocturno, donde tuve muy buenos profesores, todos ellos trabajaban en universidades. Ahí me fue bien en la Prueba de Aptitud Académica e ingresé a la Universidad Católica altiro", recuerda.

Y agrega emocionado: "Yo podría haber entrado a cualquier carrera porque saqué muy buen puntaje. Pero los profesores que tuve de matemática y física me ofrecían trabajo al segundo año de universidad, y yo necesitaba trabajar. Porque la vida no era fácil, a mí me ha costado mucho".

Y así fue. El profesor Juan Mascareña -en su segundo año de pedagogía en física-, ya estaba trabajando en el mismo liceo que había estudiado.

"Siempre tuve el deseo de enseñar. Cuando niño jugaba a que era profesor. Y cuando estudiaba, en el gobierno de Frei Montalva, iba todos los días a alfabetizar. Ahí le enseñaba a leer y escribir a las personas que vivían en poblaciones de Valparaíso", relata.

Amor por enseñar

Su vocación ha dejado huella en muchos de sus alumnos, reconoce el profesor, quien además fue dirigente sindical. Lamenta que "hoy en día el sistema educacional no valora como corresponde la labor pedagógica que hacemos los profesores y profesoras. Yo creo que no hay profesores malos, el que está mal es el sistema educacional".

En ese sentido, hace un llamado a las futuras generaciones de maestros, para que "nunca dejen de lado la vocación de una profesión tan noble como la de entregarlo todo, energía, conocimientos, cariño y dedicación, en las salas de clases. Cuando uno deja algo en los estudiantes, que después te recuerdan con cariño y te saludan en la calle, es lo más gratificante".